De manera sorpresiva y en coincidencia con el Simjat Torá, día festivo en el que los judíos completan el ciclo anual de lectura de su libro sagrado, la Torá, Hamas lanzó este sábado un ataque sin precedentes contra Israel desde la Franja de Gaza, candente territorio costero que la organización palestina autodeclarada como yihadista, nacionalista e islamista, gobierna desde hace 15 años.
El ataque de Hamas, denominado Inundación Al Aqsa, provocó conmoción en todo el mundo, fue condenado por la comunidad internacional, entre ellos la Argentina, y ocupó los primeros planos de los medios de prensa y de las redes sociales.
El último balance calculaba 250 las víctimas mortales en Israel y en 232 en la Franja de Gaza, pero todo indicaba que el número iba a aumentar con el curso de las horas. A esas cifras, hay que sumarles las de miles de heridos.
La ofensiva violenta por aire, tierra y mar se inició al amanecer e incluyó disparos de unos 3.000 proyectiles explosivos que activaron las sirenas antiaéreas en Tel Aviv (a unos 90 kilómetros) y los interceptores antimisiles en Jerusalén.
Combatientes de Hamas volaron parte de la valla de separación fortificada e ingresaron a territorio israelí a lo largo de la frontera de Gaza mientras cubrían la avanzada intercambiando disparos con soldados israelíes, situación que provocó zozobra y terror a los residentes en el área de operaciones. En tanto, el Ejército de Israel desbarató una incursión de presuntos milicianos palestinos en la costa sur del país, informó oficialmente la fuerza.
En guerra
En medio del desconcierto gubernamental a causa de la incursión inadvertida por el aparato de Seguridad israelí, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, emitió un discurso a través de la televisión en el que proclamó, sin rodeos: “Estamos en guerra. No en una operación, no en un asalto, sino en guerra”, reforzó el tenor de su declaración.
El también presidente del partido Likud (de derecha) anunció una movilización masiva de reservistas del Ejército y prometió que “el enemigo pagará un precio sin precedentes” por el agravio y que Israel “devolverá el fuego con una magnitud que (Hamas) no ha conocido”.
Más tarde, durante una reunión con altos mandos militares, Netanyahu dijo que la prioridad táctica era “limpiar la zona” de infiltrados y, después, “cobrar un precio enorme al enemigo”, procurando, al mismo tiempo, que otros grupos insurgentes no se unan al conflicto bélico.
El gabinete de seguridad política se reunió en horas de la noche y tomó una serie de decisiones operativas destinadas a provocar la destrucción de las capacidades militares y gubernamentales de Hamas y de la Autoridad Palestina de una manera que anule su capacidad de amenazar y dañar a los ciudadanos de Israel durante muchos años.
Registros del horror
Tras los ataques palestinos, de manera inmediata, el Ejército de Israel atacó objetivos estratégicos en la Franja de Gaza en respuesta a la agresión. Al cabo de 12 horas de combate, un parte provisorio, cifró en al menos 430 el saldo de muertos entre ambos contendientes, 232 del lado palestino y 200 del israelí.
El choque armado trajo a la memoria el doloroso recuerdo de la Guerra del Yom Kippur, de 1973, casi 50 años después.
En horas de la siesta, el vicealmirante Daniel Hagari dijo que soldados israelíes libraban combates en 22 localidades al sur del país mientras que el Ejército de Israel reconoció que los islamistas palestinos habían tomado como rehenes a civiles y militares durante la invasión armada en el sur del país, fronteriza con la Franja de Gaza.
Así confirmó las afirmaciones que horas antes había hecho Abu Obedia. El vocero del ala militar de Hamas aseguró que tenían “decenas” de soldados israelíes cautivos en “lugares seguros” en la Franja de Gaza.
Las imágenes del espanto circularon de manera profusa a través de las redes sociales; videos mostraban a combatientes de Hamas desfilando por las calles en lo que parecían ser vehículos militares robados y de al menos un soldado israelí muerto dentro de Gaza arrastrado y pateado por una multitud palestina enardecida al grito “Dios es grande”.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, advirtió que la milicia agresora había cometido “un error grave” y prometió que “el estado de Israel ganará esta guerra”.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convocó a una reunión de emergencia a puertas cerradas en la tarde de este sábado, a instancias de Malta y Emiratos Árabes Unidos.
En tanto, el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Wolker Türk, dijo estar “conmocionado y horrorizado” por las hostilidades en Medio Oriente.
La ofensiva de Hamas se produce en momentos en que Israel atraviesa una histórica división interna a raíz de la reforma judicial propuesta por el gobierno de Netanyahu. Las manifestaciones masivas contra el plan sacaron a cientos de miles de personas a las calles y llevaron a miles de reservistas militares a evitar el servicio voluntario, reacciones que generan dudas acerca de la preparación del Ejército para el combate.
