Estado Islámico, uno de los actores internacionales con mayor relevancia en la agenda de seguridad dado su alcance y el tipo de amenaza que representa tanto en Medio Oriente como a nivel internacional, acaba de recibir un golpe tremendo.
Este jueves, tropas estadounidenses mataron a Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, líder de la organización integrista; lo abatieron durante una operación táctica ejecutada en la ciudad de Atmeh, ubicada en el extremo noroeste de Siria y en las proximidades de la frontera con Turquía.
El presidente norteamericano Joe Biden hizo el anuncio en tono triunfal: “Gracias a la habilidad y el coraje de nuestras Fuerzas Armadas, hemos sacado anoche del campo de batalla a Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, líder del Estado Islámico”, celebró el mandatario.
Relámpago
Según fuentes de la Casa Blanca citadas por la prensa de Washington, las fuerzas especiales aterrizaron en helicópteros durante la noche y asaltaron una casa del poblado de referencia que se caracteriza por la existencia de gran cantidad de campamentos para personas desplazadas a causa de la guerra interna en Siria. Allí protagonizaron enfrentamientos armados con custodios del jefe yihadista durante un par de horas, según residentes de ese asentamiento citados por DPA.
La Defensa Civil Siria, dirigida por la oposición, cifró en 13 las personas muertas como consecuencia de los combates, entre ellas seis niños y cuatro mujeres.
El Pentágnono, en tanto, no proporcionó detalles sobre las víctimas del ataque.
El cabecilla aniquilado había asumido el liderazgo del Ejército Islámico en octubre de 2019 luego de que su predecesor, Abú Bakr al Baghdadi, se inmolara tras verse acorralado por la Fuerza Delta del Comando Conjunto de Operaciones Especiales estadounidense en la misma zona.
El diario The New York Time aseguró que el líder yihadista murió al inicio de la operación tras activar una bomba que causó su muerte y la de varios familiares.
Esquivo
Al Hashimi resultó una figura esquiva desde que asumiera el control del grupo. Estados Unidos llegó a ofrecer diez millones de dólares por información fehaciente que pudiera llevar a su identificación o localización.
El portal New Lines Magazine, de Washington, publicó en abril de 2021 que Al Hashimi - cuyo nombre real era Muhamad Said Abdelrahman al Maula- había sido una figura destacada entre grupos yihadistas iraquíes durante las últimas dos décadas; posteriormente ascendió entre las filas de seguridad y los círculos religiosos de Estado Islámico.
Al Maula –también conocido como Haj Abdulá y Abdulá Qardash– nació en 1976 en la localidad iraquí de Mahlabiya, en la provincia de Nínive. Su padre, que fue imán de la mezquita Furqan de Mosul entre 1982 y 2001, tuvo dos esposas, siete hijos y nueve hijas. Al Maula era el menor de los varones.
El experto en Estado Islámico Hasán Hasán, indicó en 2020 en un artículo del Center por Global Policy (CGP) que Al Hashimi fue capturado en 2008 en Mosul por las fuerzas estadounidenses al considerarse que era el “número dos” de Al Qaeda en Irak, tras lo que se especuló que podría haber coincidido con Al Baghdadi en Camp Bucca, un conocido centro de detención estadounidense en Irak.
El periodista Feras Kilani, que trabaja para New Lines Magazine y la cadena de televisión británica BBC, resaltó en el artículo de referencia que Al Hashimi había asumido importantes competencias ya antes de la muerte de Al Baghdadi y era conocido como una persona con un gran intelecto y conocimiento del funcionamiento de Estado Islámico.
De hecho, fuentes oficiales iraquíes aseguraron que Al Baghdadi lo mantuvo alejado del campo de batalla para asegurarse que podría sucederlo llegado el momento, dando un especial valor a su conocimiento de temas religiosos y del funcionamiento interno del grupo yihadista para garantizar su supervivencia.
Bajo perfil
El nombramiento de Al Hashimi se oficializó el 31 de octubre de 2019 a través de un mensaje difundido por la agencia de noticias Amaq, uno de los canales de propaganda de Estado Islámico. En dicho comunicado se hizo hincapié en que pertenecía a la tribu de los coraichitas o quraish, a la que perteneció el profeta Mahoma.
Esta condición de ser miembro de esa tribu también se le atribuía a Al Baghdadi y le permitió declararse “califa” en 2014. El título identifica a los sucesores de Mahoma que ejercieron la suprema autoridad religiosa y civil entre los musulmanes.
Desde entonces –al contrario que Al Baghdadi–, Al Hashimi mantuvo un perfil público muy bajo y en los más de dos años que estuvo al frente de la formación yihadista no realizó nunca declaraciones públicas a través de los canales de Estado Islámico ni trascendieron imágenes o vídeos de su persona.
