La tensión entre Rusia y Ucrania continúa en ascenso.
Desde hace meses, la escalada sigilosa e incesante viene encendiendo las alarmas en los tableros de la diplomacia global ante el temor creciente de que, de un momento a otro, Moscú decida invadir militarmente al país vecino del oeste y antiguo socio político en la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El viernes, en ese escenario de nerviosismo intenso, dos novedades arrojaron más leña al fuego: por un lado, Rusia reiteró su exigencia de que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) no se expanda hacia el este, demanda que la alianza militar rechaza una y otra vez, mientras Moscú acumula soldados cerca de su frontera con Ucrania.
En esa franja lindera se calcula que el presidente ruso, Vladímir Putin, dio la venia para movilizar a unos 100 mil soldados propios a partir de las advertencias de su par estadounidense Joe Biden y de los líderes europeos sobre las graves consecuencias de mantener la ofensiva militar.
Pruebas al canto
Antes de concluir 2021, imágenes satelitales mostraron que tropas rusas dotadas de cañones autopropulsados, equipo pesado de combate, vehículos de infantería y blindados de alto poder de fuego –entre otros pertrechos bélicos–, realizaban ejercicios vivos en un campo de entrenamiento, a unos 300 kilómetros de la línea fronteriza.
Por su parte, el Servicio Estatal para Comunicaciones y Protección de la Información de Ucrania denunció este viernes, mediante una publicación en su web, que “durante la madrugada del 13 al 14 de enero, varias páginas gubernamentales, incluidas las de los ministerios de Exteriores y de Educación, han sido hackeadas”. También, que “se publicó un mensaje provocativo” en la portada de ambos sitios.
Indicios y sospechas
El gobierno de Kiev adelantó que los “primeros datos” apuntan a que el ataque se originó en territorio ruso, según el Ministerio de Cultura e Información, cartera que trajo a la memoria una serie de antecedentes de agresiones por el estilo.
Colaboradores del líder ucraniano Volodímir Zelenski coincidieron en la sospecha de que Moscú quiere “desestabilizar la cuestión interna”, con la intención de provocar el “caos”.
La situación de tirantez extrema llevó a los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) a fijar una posición común ante la amenaza militar rusa a Ucrania y les pidió a las autoridades moscovitas que reduzcan las tensiones y se sienten a dialogar, sin descartar nuevas sanciones si Moscú decide atacar a su vecino.
Los cancilleres del bloque político, reunidos de manera informal en Brest, Francia, establecieron 10 puntos en común, entre los que sobresale el rechazo a la intención del Kremlin de cambiar el orden de seguridad en Europa. Los Veintisiete (tal como se conoce a los países que conforman la UE) se oponen a que Rusia “construya esferas de influencia en Europa”, luego de que exigiera garantías de que vecinos como Ucrania y Georgia no se sumarán a la Otan.
“No puede reescribir la historia, ni volver al pasado”, resumió en la víspera el Alto Representante de la UE para Política Exterior”, Josep Borrell, en referencia a los requerimientos rusos.
Todos juegan con cartas propias
Rusia niega con énfasis que planee invadir Ucrania y considera que el respaldo creciente de la Otan a Ucrania representa una amenaza para su seguridad. Con esa certeza, Putin reclama acuerdos legales específicos que excluyan cualquier otra expansión de la alianza militar hacia el este; explica sus reservas en el incumplimiento de Occidente con anteriores garantías prometidas.
Ucrania, en tanto, persevera en su convicción de que Rusia no puede impedirle profundizar sus relaciones con la Otan si así lo resuelve, y considera “ilegítimas” las exigencias de su vecino de discutir con Estados Unidos y con la alianza militar las garantías de que esta no se expandirá hacia el este europeo.
A todo esto, el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, advirtió a Moscú que “pagará un precio muy alto” si invade Ucrania como lo hizo en 2014, cuando anexó a la península autónoma de Crimea a su territorio con el pretexto de que estaba defendiendo sus intereses y los de los ciudadanos de habla rusa residentes en ese promontorio, situado al sur de Ucrania.
Sanciones
El noruego advirtió que una eventual incursión militar motivaría sanciones económicas, financieras y hasta restricciones políticas.
Por su parte, Joe Biden instó a Putin por distintas vías a descomprimir la crisis fronteriza con Ucrania, a la vez que prometió de manera personal a Zelensky –a través de una llamada telefónica– que Estados Unidos y sus aliados “responderán de manera decisiva” si tropas rusas invaden territorio ucraniano.
En ese sentido, el Departamento de Defensa dejó trascender que puso a disposición del mandatario estadounidense una serie de opciones militares para activar, llegado el caso de que decidiera incrementar la capacidad operativa en Europa del este para desalentar un eventual plan ruso de invasión a territorio ucraniano.
