Por estos días, mientras los israelíes aún padecen las secuelas físicas y emocionales del reciente enfrentamiento con Irán, las familias de los rehenes en Gaza siguen elevando sus voces para que se escuche un reclamo urgente: piden un alto el fuego, un acuerdo político que devuelva a sus seres queridos con vida. Uno de los que lo expresa con mayor claridad es el periodista argentino radicado en Israel, Hernán Solomin.
“No son rehenes, son personas secuestradas en Gaza”, aclara de entrada el trabajador de prensa en diálogo telefónico con La Voz desde su hogar en Tel Aviv. “Aquí estamos viviendo una de las guerras más largas del mundo, con motivación política”, se lamenta. “Hace tiempo que los familiares de los secuestrados, como gran parte de la población de Israel, venimos pidiendo que se alcance un acuerdo de alto el fuego que permita su regreso. Pero lamentablemente, mientras (Donald) Trump no se ponga firme como lo hizo con Irán, el gobierno israelí no va a frenar la guerra”.
En este contexto de desgaste e incertidumbre, el caso de Liran Berman simboliza la esperanza tenaz. Desde hace 629 días espera el regreso de sus hermanos gemelos, Gali y Ziv, secuestrados el fatídico 7 de octubre de 2023 en el kibutz Kfar Aza. Con el reciente alto el fuego entre Israel e Irán, negociado con intervención decisiva de Estados Unidos, Berman ve una nueva oportunidad para que Hamas se vea obligado a ceder.
“Ahora es el momento de presionarlos. Están solos. Nadie va a venir a ayudarlos. Es hora de que reine la diplomacia”, le planteó con convicción a Melanie Lidman, corresponsal de Associated Press en Israel.
La guerra no declarada con Irán -la primera abierta entre ambos países- duró 12 días. Fue breve, pero intensa. Hamas, sostenido militarmente por Irán, quedó debilitado y más aislado que nunca. Para Berman y otras familias, esta circunstancia política y el momento histórico particular ofrecen una ventana única. “Creo que las fichas de dominó cayeron en su lugar. Es ahora o nunca”, remarca convencida Berman.
Todos los frentes son dramáticos
El Foro de Familias de Rehenes, que agrupa a la mayoría de los parientes de los secuestrados, fue aún más claro: “Concluir esta operación decisiva contra Irán sin aprovechar el éxito para traer a casa a todos los rehenes sería un grave fracaso”.
Desde el inicio de la guerra en Gaza, 251 personas fueron secuestradas por Hamas. Muchas de ellas fueron liberadas durante treguas humanitarias o enviados sus cuerpos sus cuerpos a Israel. Pero aún quedan 50 cautivos. Se presume que menos de la mitad siguen con vida. En paralelo, el Ministerio de Salud de Gaza reporta más de 56.000 muertos, con mayoría de mujeres y niños entre las víctimas fatales.
Los gemelos Gali y Ziv Berman, de 27 años, eran inseparables. Vivían en departamentos enfrentados. Uno era extrovertido y solidario; el otro, reservado y con gran capacidad crítica. Hoy están separados en Gaza. Otros rehenes liberados contaron que en febrero seguían vivos, aunque ya no estaban juntos. Es la primera vez en sus vidas que no lo están, cuenta su hermana.
Mientras tanto, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, fortalecido tras el operativo contra Irán, según coinciden algunos analistas internacionales, podría tener más margen político para negociar con Hamas. Sin embargo, sus socios de extrema derecha presionan para continuar la guerra hasta la destrucción total del Movimiento de Resistencia Islámica. Netanyahu insiste en que no habrá tregua sin el desarme y exilio de los líderes de Hamas. El grupo, a su vez, responde que sólo liberará a todos los rehenes si se termina la guerra por completo.
A Trump rogando…
Cansadas de promesas, las familias esperan que se repita el modelo aplicado en la crisis con Irán: presión internacional, liderazgo estadounidense y un rol decisivo de Donald Trump.
“Probablemente necesitemos que Trump nos diga que terminemos la guerra en Gaza”, reflexiona Berman.
En los últimos años, la red de aliados de Irán -el llamado “Eje de la Resistencia”- ha sufrido golpes severos. Hezbollah, los hutíes en Yemen y milicias en Irak y Siria fueron debilitadas. Hamas, que esperaba que el ataque del 7 de octubre encendiera una revuelta regional, hoy se encuentra bastante aislado.
“Estamos ante una oportunidad geopolítica única”, sostienen analistas. Pero el tiempo se agota. La salud física y emocional de los rehenes se deteriora. Las familias, como la de los Berman, ya no pueden esperar más.
Hernán Solomin lo resume con crudeza: “Aquí en Israel pasamos 12 días infernales. Aún estamos con el cuerpo roto y padeciendo el estrés postraumático de los combates con Irán”, comenta con indisimulable tono de angustia. “Pero al menos vimos que cuando Estados Unidos se pone firme, se puede frenar el fuego. ¿Por qué no en Gaza también?”, se ilusiona. “Esta guerra interminable no tiene sentido si no podemos salvar aunque sea a los que siguen vivos”, concluye el exeditor de la revista digital Info Israel Magazine.