El reciente operativo policial desplegado en los complejos de favelas Alemão y Penha, en Río de Janeiro, se convirtió en el más letal en la historia del estado: 121 personas murieron, entre ellas 117 sospechosos y cuatro policías, según el informe oficial.
El Ministerio de Seguridad Pública de Río informó que la acción, bautizada como “Operación Contención”, tuvo como objetivo desarticular al Comando Vermelho (CV), una de las principales organizaciones criminales del país. En total, participaron 2.500 agentes de distintas fuerzas.
Durante las horas de combate, los drones y las cámaras corporales registraron escenas de extrema violencia: tiroteos, barricadas incendiadas y policías rescatando a compañeros heridos bajo fuego cruzado.
Uno de los episodios más dramáticos fue el rescate del sargento Cleiton Serafim Gonçalves, del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), quien murió más tarde en otro enfrentamiento. “Nuestro combatiente murió como héroe, intentando salvar la vida de sus compañeros”, expresó el gobernador Cláudio Castro.
Otro uniformado, Walner Santana, del Batallón de Acciones con Perros, sobrevivió tras recibir tres disparos, gracias a la asistencia de sus compañeros que improvisaron un torniquete y una camilla bajo fuego enemigo.
El balance oficial tras el megaoperativo antinarco en Río
La Policía Civil confirmó que más del 95% de los fallecidos identificados tenía vínculos comprobados con el Comando Vermelho, y que 97 de ellos poseían antecedentes criminales relevantes. Además, 59 eran buscados por la Justicia.
Entre los muertos se registraron 62 personas procedentes de otros estados brasileños, principalmente de Pará, Bahía, Amazonas y Goiás. “Fue un duro golpe para la delincuencia. Entre los que murieron al reaccionar a la acción de las fuerzas policiales había varios líderes criminales”, afirmó Castro en un comunicado.
Armamento y pérdidas para el crimen organizado
Durante el operativo se incautaron 120 armas, entre ellas 93 fusiles, lo que constituye el mayor decomiso en un solo día en Río de Janeiro. También se secuestró un arsenal con piezas procedentes de Venezuela, Argentina, Perú, Bélgica, Rusia, Alemania y Brasil, así como armamento presuntamente desviado de las Fuerzas Armadas.
El perjuicio al Comando Vermelho fue estimado en 12,8 millones de reales (más de U$S 2,5 millones). Todo el material se encuentra bajo peritaje y la Policía compartirá los datos con el Ejército para rastrear su origen.
Repercusiones y pedidos de investigación
El operativo generó críticas de organismos internacionales y de derechos humanos, que solicitaron una investigación independiente por la magnitud de las muertes. La Defensoría Pública de Río elevó la cifra de víctimas a 132, mientras que el Gobierno estatal mantiene el registro oficial en 121.
A pesar de las controversias, el gobernador reafirmó su respaldo a las fuerzas: “Seguiremos combatiendo con coraje, inteligencia y respeto a la ley”.






























