En un momento de crucial importancia para la democracia continental, la Organización de los Estados Americanos (OEA) se encuentra activamente involucrada en las elecciones generales de Bolivia 2025. El 19 de octubre se realizará el balotaje entre un expresidente (Jorge Quiroga) y el hijo de un expresidente (Rodrigo Paz) que se disputarán el poder que ostentó durante 20 años el MAS.
El abogado y profesor universitario argentino, el cordobés Jorge Horacio Cantet, especialista en derecho electoral, fue invitado por la OEA a integrar la Misión de Observación Internacional.
Cantet, quien recibió la distinción con “enorme entusiasmo y gratitud”, subraya en un envío a La Voz que ser convocado por la OEA, representa una gran satisfacción personal y profesional, fruto de años de trabajo.
–Doctor Cantet, ¿cómo recibió la noticia de ser invitado por la OEA como observador internacional en las elecciones de Bolivia?
– Por supuesto que con enorme entusiasmo y con la debida gratitud para el organismo internacional y las autoridades en particular. Estas cosas, estas distinciones, le generan a uno un gran sentido de responsabilidad, a nadie escapa que la OEA es la institución más prestigiosa en materia de observación electoral en nuestro continente, y que haya sido convocado es una satisfacción personal y profesional por el reconocimiento a muchos años de trabajo.
–La OEA - reconocida por su trayectoria en materia democrática - qué relevancia tiene su conducción actual para la labor de observación electoral?
– Hoy la Organización de Estados Americanos atraviesa un momento de renovación institucional muy importante. En marzo de este 2025 fue elegido como Secretario General Albert Ramdin, de Surinam, quien sucedió al uruguayo Luis Almagro y ejercerá el cargo hasta 2030.
Su designación es un claro mensaje de continuidad y, al mismo tiempo, de apertura hacia la diversidad regional.
–En la OEA no solo cuenta la institucionalidad, también el equipo humano que lleva adelante las misiones. ¿Qué puede decirnos de ese aspecto?
– En la faz operativa, en el orden de las misiones de observaciones electorales internacionales, el trabajo está bajo la dirección personal de Gerardo de Icaza, un mexicano que desde el año 2014 dirige el Departamento para la Cooperación y Observación Electoral en la OEA.
Lo cierto es que Gerardo de Icaza ha sido, y es, una persona muy comprometida con la democracia; un líder nato.
Su conducción del Departamento ha consolidado un estilo de trabajo que combina los dos elementos más importantes para nuestra tarea: rigor técnico y vocación democrática.
Bajo su liderazgo se conforman equipos altamente profesionales, con estándares muy claros y protocolos que garantizan que las misiones no estén atravesadas por coyunturas políticas sino que se basen en reglas objetivas y verificables. Y como garantía de probidad y profesionalismo en la tarea, bien vale la pena recordar que el elenco que conforma cada misión ronda representantes de 20 países en promedio.
Toda esta estructura brinda el respaldo y acompañamiento necesarios a quienes trabajamos en el terreno, y se consolida finalmente en los aportes que cada observador elabora, traduciéndose en recomendaciones y sugerencias a los países donde se desarrollan las misiones de observación electoral.
–¿Qué significa, en términos prácticos, ser observador electoral internacional?
–Para mí es muy especial porque siento que estoy presente mientras se escribe la historia. En lo concreto, es, además, estar presente en todas las etapas de una elección, ver cómo se organiza previamente, cómo se desarrolla la jornada de votación, cómo se cuentan los votos y cómo se anuncian los resultados.
Pero más allá de acompañar esos momentos, ser observador significa trabajar con una regla básica, la imparcialidad absoluta. Nos reunimos y escuchamos a todos los actores del proceso. Esto incluye a las autoridades electorales, a los partidos, a la sociedad civil, a las fuerzas de seguridad, y también a las áreas técnicas, por ejemplo, las de tecnología que hoy son claves para entender cómo funcionan los sistemas de transmisión y cómputo de resultados. Dicho sea de paso, es donde más me interesa focalizarme en mis participaciones. Cada reunión nos da información distinta y complementaria, y es lo que nos permite tener una mirada más amplia del proceso electoral.
–Usted ha participado en misiones anteriores en otros países. ¿Qué aprendizajes le dejaron?
–Cada experiencia es distinta y siempre enseña algo nuevo. No es lo mismo participar en una elección en un país con un sistema de alta tecnología que en otro donde se inclinan por métodos más tradicionales, o en lugares donde la logística electoral resulta más o menos compleja.
Lo que más se termina valorando es que son aprendizajes que no se encuentran en los libros ni detrás de un escritorio: la vivencia electoral se hace desde la cocina misma del proceso y, al sumarse la posibilidad de interactuar con todos los actores, uno logra conocer, entender y comprender dónde aparecen los problemas y cómo se resuelven en tiempo real, además de apreciar las particularidades de cada sociedad. Esa experiencia práctica es la que realmente enriquece como observador.
–¿Qué importancia tienen estos mecanismos de observación para la región?
–La experiencia ha demostrado que son fundamentales. La democracia no se sostiene solo en normas escritas, sino en la confianza de la ciudadanía en que esas normas se cumplen. La observación electoral internacional contribuye precisamente a eso, genera certeza de que el proceso es transparente, ayuda a prevenir abusos de poder y desincentiva las malas prácticas.
Además, promueve la igualdad de condiciones entre quienes compiten, porque no es lo mismo votar en un clima de sospecha que hacerlo bajo la mirada de una misión imparcial. También fortalece a las instituciones, porque a través de las recomendaciones finales los organismos electorales reciben un análisis objetivo que contribuye a mejorar en cada elección.
En este sentido, la Corte Interamericana ha sido clara al señalar que sin elecciones auténticas y limpias no hay democracia real ni derechos humanos efectivos. De allí que la observación es una herramienta que trasciende lo electoral porque contribuye a la estabilidad política, a la legitimidad de los gobiernos electos y, en última instancia, a la protección de los derechos fundamentales en la región.
- ¿Qué medidas está tomando el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia para fortalecer la transparencia en estas elecciones de 2025?
- Como observador electoral internacional por la OEA, y tal como corresponde a tan alta responsabilidad, personalmente he seguido con particular atención la implementación del nuevo sistema de transmisión de resultados durante la primera vuelta electoral del 17 de agosto, cuyo diseño técnico fue ampliamente probado y validado con anterioridad.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia desplegó un protocolo técnico integral basado en dos sistemas interconectados: el Sistema de Resultados Preliminares (Sirepre) para el conteo rápido y el Sistema de Cómputo de Resultados (SCORC) para el escrutinio oficial definitivo.
La solidez de este sistema fue demostrada en simulacros nacionales previos, de los que participaron más de 6.000 operadores distribuidos en todo el país, transmitiendo datos de actas electorales de más de 27.500 mesas de sufragio.
Esta prueba contó con la observación de misiones internacionales, incluida la OEA, y organizaciones de la sociedad civil, permitiendo identificar y mejorar aspectos técnicos y logísticos cruciales.
El SIREPRE demostró avances significativos respecto al fallido sistema TREP de 2019 - 2020. La transmisión de resultados preliminares comenzó con una transparencia notable, permitiendo el seguimiento público en tiempo cuasi real y la realización de conteos paralelos.
La implementación de redes troncales de fibra óptica, probadas en el simulacro, mitigó sustancialmente los problemas de conectividad que afectaron procesos anteriores. Esto fue así porque la distinción crucial entre el sistema preliminar y el oficial se mantuvo consistentemente.
Mientras el Sirepre proporcionó tendencias preliminares, el SCORC procesó exclusivamente las actas físicas validadas presencialmente en los tribunales departamentales electorales, constituyendo el único resultado legalmente vinculante.
Este proceso de verificación material demostró ser robusto durante la primera vuelta, tal como fue diseñado tras los aprendizajes de la crisis de 2019, cuando la paralización del TREP y el cambio de tendencia generaron graves conflictos políticos.
-¿Y para la segunda vuelta?
-Para la segunda vuelta el TSE mantendrá esta arquitectura técnica que ha demostrado efectividad, incorporando lecciones aprendidas de la primera vuelta. Se reforzarán las capacidades operativas en regiones donde se identificaron demoras menores, y se mantendrá el mismo protocolo de transparencia y verificación cruzada que permitió generar niveles aceptables de confianza entre los actores políticos y la ciudadanía.
Nuestra misión continuará observando minuciosamente la implementación de ambos sistemas, con especial atención a la concordancia entre datos transmitidos y actas físicas, así como al cumplimiento de los plazos establecidos. El objetivo sigue siendo garantizar que los resultados reflejen fielmente la voluntad popular y contribuyan a la aceptación pacífica de los resultados por todas las partes contendientes, en un contexto donde la confianza en los procesos electorales sigue siendo fundamental para la estabilidad democrática de Bolivia.
–Después de la primera vuelta, ¿qué rol cumple ahora la misión de la OEA en el balotaje?
- El candidato Rodrigo Paz obtuvo el 32,14% sin lograr ser electo presidente en primera vuelta, ya que no alcanzó el 50% más uno de los votos válidos ni obtuvo al menos el 40% con una diferencia mínima de 10 puntos porcentuales respecto de la segunda candidatura. De acuerdo con la Constitución Política de Bolivia, si ninguna de estas condiciones se cumple, dentro de los 60 días siguientes a la elección debe realizarse una segunda vuelta electoral entre las dos fórmulas más votadas.
En consecuencia, el próximo 19 de octubre de 2025 se celebrará un balotaje entre dicho candidato y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, quien obtuvo el 26,81% de los votos. Por lo tanto, y en estricto cumplimiento del marco legal boliviano, el TSE ha convocado formalmente a una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos más votados según los resultados oficiales.
Nuestra misión continuará observando el proceso, prestando especial atención a la implementación del sistema de transmisión de resultados y a la concordancia entre los datos electrónicos y las actas físicas durante esta siguiente fase del proceso electoral. Nuestra tarea continúa con el mismo rigor técnico y la misma imparcialidad.
El balotaje es una etapa particularmente sensible porque concentra las tensiones de la competencia en solo dos opciones. La misión de observación internacional acompaña esta fase asegurando que se respeten las reglas de juego, que el proceso sea transparente y que la ciudadanía pueda expresar libremente su voluntad. El desafío es doble porque hay que reforzar la confianza pública y garantizar que la transición de una primera a una segunda vuelta no abra espacios de incertidumbre o desconfianza.