La compañía europea Airbus alcanzó esta semana un hito sin precedentes en la aviación comercial al desplazar a su competidor estadounidense Boeing y convertir a la familia A320 en la línea de aeronaves de pasajeros más entregada de la historia.
El logro se concretó con la entrega de una unidad a la aerolínea saudí Flynas, lo que elevó el total de aviones A320 entregados a 12.260 desde que el modelo entró en servicio en 1988, según datos de la consultora británica Cirium.
Este hito representa un cambio profundo en el mercado, ya que el récord previo había pertenecido a la serie Boeing 737 por más de cinco décadas. La superación simboliza no sólo la modificación de las cifras de mercado, sino también el fin de una rivalidad transatlántica de 40 años que definió la competencia aeronáutica global. Airbus, con sede en Toulouse, Francia, consolida así su posición como el mayor fabricante de aviones del mundo en términos de entregas anuales.
Innovación y éxito temprano
El A320 fue lanzado en 1984, en un momento en que muchos analistas dudaban de la capacidad de Airbus para sobrevivir otra década. El modelo, que voló por primera vez en 1987, introdujo una de las innovaciones tecnológicas más importantes de la aviación moderna: los controles electrónicos “fly-by-wire”. Este avance reemplazó los sistemas hidráulicos convencionales y ofreció una mayor eficiencia y seguridad. Aunque generó resistencias iniciales, fue adoptado rápidamente y hoy es el estándar de la industria.
El éxito de Airbus en el segmento de aviones de fuselaje estrecho (originalmente diseñados para alimentar grandes centros de conexión y posteriormente adoptados por aerolíneas de bajo costo) se consolidó después de que Boeing redujera su producción tras la caída de la demanda posterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El momento crítico de Boeing
El punto de inflexión alcanzado por Airbus contrasta fuertemente con el momento crítico que atraviesa Boeing. La compañía estadounidense enfrenta una crisis prolongada de reputación y seguridad, con una serie de incidentes y sanciones que afectaron su producción y su valor en los mercados.
La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos propuso recientemente multas por hasta US$3.1 millones contra Boeing por múltiples violaciones de seguridad detectadas entre septiembre de 2023 y febrero de 2024.
Este período incluye el incidente del 5 de enero de 2024, cuando un Boeing 737 Max 9 de Alaska Airlines perdió el tapón de una puerta en pleno vuelo. Una investigación de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) determinó que la explosión del panel se debió a deficiencias de fabricación y supervisión, combinadas con auditorías ineficaces por parte de la FAA. Además, se identificaron cientos de irregularidades en las plantas de producción de Boeing, incluyendo casos en los que empleados presionaron a inspectores para aprobar aeronaves que no cumplían con los estándares de seguridad.
Accidentes mortales y consecuencias financieras
La crisis de Boeing se remonta a los accidentes mortales de los modelos 737 MAX en 2018 y 2019, en Indonesia y Etiopía, que resultaron en la muerte de 346 personas y provocaron la inmovilización mundial de la flota por casi dos años. Aunque la compañía logró evitar un proceso penal tras un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE. UU., su reputación quedó profundamente afectada.
A esos antecedentes se suma una cadena reciente de incidentes graves que agravan el panorama:
- El accidente del 30 de diciembre de 2023, cuando un Boeing 737 de Jeju Air se estrelló en Corea del Sur causando 179 muertes.
- El desplome de un 787 Dreamliner de Air India en junio de 2025, con al menos 270 víctimas.
Además, otras aeronaves de la compañía (incluidos modelos 747, 757 y 777) tuvieron que realizar aterrizajes de emergencia por fallas mecánicas o problemas técnicos.
El impacto financiero también fue severo: las acciones de Boeing cayeron más del 30% en lo que va del año. La empresa asegura estar implementando un nuevo plan de seguridad y calidad bajo la supervisión de la FAA, trabajando para fortalecer su cultura de seguridad y responsabilidad.
Mientras Boeing intenta recuperar credibilidad, Airbus se consolida como el referente global de la aviación comercial.
