El encandilamiento provocado por la incandescencia de los misiles que dieron en el blanco, la cortina de humo y el hollín de la combustión que sigue a los estallidos estruendosos; el polvo en suspensión que levantan los vientos de guerra, los tanques que surcan la llanura arrasada, y los edificios y las casas cuando se desploman a fuerza de bombazos impiden ver con nitidez otro de los lados oscuros de la mayor y más asimétrica contienda armada en territorio europeo desde 1945: el de las personas que huyen de Ucrania con lo puesto a lugares remotos con la ilusión de torcer el destino que les tocó en desgracia.
Desde que Rusia inició su incursión a territorio ucraniano –el 24 de febrero– hasta el martes, más de medio millón de personas escaparon del país agredido hacia naciones vecinas en busca de amparo.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) cifró la catástrofe en el lapso indicado en unos 677 mil desplazados, número que crece a diario, de manera exponencial, a medida que el conflicto aumenta en intensidad, según la institución.
La estimación incluye a miles de rusohablantes residentes en la incandescente región del Dombás que se marcharon hacia destinos rusos.
Escapar en Ucrania
Calamidad
“A este paso, la situación parece camino a convertirse en la crisis de refugiados más grande de Europa en este siglo”, vaticinó la vocera del organismo en Europa, Shabia Mantoo.
Por su parte, el alto comisionado de Acnur, Filippo Grandi, consideró que se trata del mayor éxodo en Europa, en un intervalo tan corto, desde la Guerra de los Balcanes.
Las guerras yugoslavas –a ellas alude– se desarrollaron entre junio de 1991 y noviembre de 2001 y se saldaron con entre 130 mil y 200 mil muertos, con millones de desplazados, con la separación de las seis exrepúblicas socialistas que integraban Yugoslavia, con la mayoría de la población empujada a la pobreza y con inestabilidad económica e institucional persistentes en el tiempo.
El documental El peso de las cadenas (2010), del director serbio-canadiense Boris Malagurski, muestra el papel que jugaron Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) y la Unión Europea (UE) en la parte occidental de la península balcánica.
Aluvión humano
En ese contexto de incertidumbre y ansiedad, la embajadora estadounidense ente la ONU, Linda Thomas-Greenfield, advirtió que el recrudecimiento de la contienda podría generar hasta cinco millones de expulsados; hay quienes estiman que la conjetura de la diplomática podría quedarse corta.
La población de Ucrania asciende a 44,13 millones de habitantes.
En el arranque de la guerra, el presidente ucraniano prohibió por decreto la salida del país de los hombres de entre 18 y 60 años, quienes podrían ser reclutados para pelear contra las fuerzas rusas; la misma disposición autorizó a las mujeres y a los niños a cruzar las fronteras en busca de protección.
El director nacional de Aldeas Infantiles SOS en Ucrania, Serhii Lukashov, dijo el domingo que hasta ese día las personas afectadas por los bombardeos en el país ascendían a 18 millones. Valiéndose de información de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha), las personas desplazadas en el interior del país serían, en breve, alrededor de ocho millones.
La organización humanitaria internacional implementa en el terreno el Programa de Respuesta a Emergencias, con el propósito de mantener la integración familiar y la provisión de insumos básicos y medicinas a las familias afectadas y a los niños que los necesiten.
Qué hacer
El lunes, los ministros de Interior de los 27 países miembro de la UE se reunieron de manera extraordinaria para abordar la situación migratoria derivada de la invasión rusa a Ucrania. Durante el encuentro, analizaron los flujos de desplazados y valoraron la capacidad de acogida en el bloque continental.
A propósito, la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que los refugiados ucranianos serán “bienvenidos” en Europa. En el mismo sentido se expresó Ylva Johanson, comisaria de Interior de la liga.
Según Acnur, la mayoría de los ucranianos que decidieron escapar del choque bélico puso rumbo a Polonia.
El diario La Gazeta Wyborcza, de Vasovia, informó que el cruce fronterizo de Dorohusk-Jagodzin –que se encuentra en Berdyszcze, provincia de Lublin– es la vía más utilizada por los peregrinos desesperados para la huida en masa.
Otros salieron espantados hacia Hungría, hacia Moldavia, hacia Rumania o hacia Eslovaquia, entre otros destinos.
Expertos en la problemática de los refugiados aseguran que, para muchos de los desplazados ucranianos, los países vecinos son la primera parada en la travesía que iniciaron en el amanecer de la guerra.
Nadie se anima a arriesgar a esta altura de los acontecimientos cuándo y cómo terminará el calvario.
