Tres hospitales públicos de Israel se preparan para recibir a los 20 secuestrados de Hamas. La liberación sucederá en las próximas horas, antes de que expire la ventana establecida por el acuerdo entre Israel y el grupo islamita alcanzado por la mediación de Estados Unidos.
La preparación de los hospitales israelíes refleja un enfoque profundamente humano ante una situación de extrema sensibilidad. Con protocolos diseñados para sanar el cuerpo y el alma, el país se alista para recibir a los rehenes con respeto, contención y dignidad.
Las imágenes recorren el hospital Beilinson, ubicado en Petach Tikva. Es uno de los tres hospitales preparados para recibir alos rehenes liberados. Estos lugares prometen ser un espacio privado y familiar para los damnificados.

Según informó Infobae, el hospital Beilinson ha acondicionado una unidad especial para los rehenes y sus familias, con un enfoque centrado en la privacidad, el control del entorno y la reconstrucción del vínculo familiar.
El edificio, completamente nuevo y reservado para este propósito, fue diseñado para ofrecer un ambiente íntimo, lejos del ruido y la exposición mediática.
Michal Aldar, portavoz de los hospitales de Clalit, explicó: “Solo las familias inmediatas podrán ingresar, manteniendo la privacidad absoluta”. El hospital ya ha recibido a 15 rehenes en dos ocasiones anteriores y espera un número similar en esta nueva fase, aunque la cifra exacta se mantiene en reserva por razones de seguridad.
Un operativo donde se prioriza la seguridad
Los rehenes serán trasladados en helicóptero desde la base militar de Re’im, en un operativo que garantiza discreción y protección total.
El acceso al hospital estará estrictamente limitado, y cada familia dispondrá de una habitación privada, con la posibilidad de decidir quién puede ingresar y cuándo.

Keren Schwartz, jefa del Departamento de Tratamiento Social en Beilinson, subrayó que el objetivo principal es devolverles el control sobre su entorno: “Hasta en las pequeñas decisiones, como cuándo quieren que alguien entre a su habitación o cuándo desean comer. Tiene que sentirse como una casa, no un hospital”, afirmó.
El ambiente fue decorado con objetos hogareños y detalles personales, para recrear una sensación de seguridad y permitir que los liberados marquen el ritmo de su propia recuperación.