Cientos de vuelos fueron cancelados este viernes en Estados Unidos luego de que las aerolíneas empezaran a aplicar la orden nacional de la Administración Federal de Aviación (FAA) para recortar servicios aéreos en todo el país.
La medida, inédita, busca aliviar la presión sobre los controladores de tránsito aéreo, que llevan más de un mes trabajando sin cobrar debido al cierre parcial del gobierno federal.
Según el sitio de seguimiento FlightAware, ya se habían cancelado más de 800 vuelos en un solo día, cuatro veces más que el jueves.
No todos los casos se vinculan directamente con la orden, pero el salto en las interrupciones muestra la magnitud del impacto.
La FAA dispuso recortes en 40 aeropuertos de más de dos docenas de estados, entre ellos grandes hubs como Atlanta, Dallas, Denver, Los Ángeles, Chicago y Charlotte, lo que afecta tanto vuelos internos como conexiones de larga distancia.
Qué ordenó la FAA y cómo afecta a los aeropuertos
La agencia reguladora anunció que las aerolíneas deberán reducir entre 4% y 10% sus operaciones en los aeropuertos más transitados:
- Los recortes arrancan en torno al 4% y subirán gradualmente hasta el 10% para el 14 de noviembre.
- Se aplican entre las 6 de la mañana y las 10 de la noche.
- Alcanzan a todas las aerolíneas comerciales que operan en esos aeropuertos.
El objetivo es bajar la carga de trabajo en las torres de control, donde muchos controladores están cumpliendo semanas de seis días con horas extra obligatorias y sin percibir salario por el cierre del gobierno.
El agotamiento y las dificultades económicas ya empiezan a traducirse en ausencias, algo crítico para la seguridad aérea.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, justificó la decisión al afirmar que la prioridad es que los controladores sigan en sus puestos:
“Podría haber un beneficio si puedo lograr que los controladores vuelvan a trabajar (…) No quiero ver la interrupción. No quiero ver los retrasos”.
El trasfondo político: cierre del gobierno y pulseada en Washington
La situación en los aeropuertos es un efecto directo del cierre parcial del gobierno federal, que dejó sin sueldo a decenas de miles de empleados públicos, incluidos los controladores aéreos.
En este contexto, la administración de Donald Trump incrementó la presión sobre el Congreso, y en particular sobre los demócratas, para destrabar el conflicto presupuestario que originó el cierre.
La FAA, por su parte, sostiene que aunque se apruebe un acuerdo político, los recortes de vuelos seguirán vigentes hasta que los indicadores de seguridad mejoren, por lo que el retorno a la normalidad no será inmediato.
Los analistas subrayan que el impacto podría volverse mucho más grave si la situación se extiende hasta el feriado de Acción de Gracias, uno de los momentos de mayor tráfico aéreo del año en Estados Unidos.
Aun cuando el cierre se levante, advierten que harán falta varios días para reorganizar programaciones y recuperar la capacidad plena.
Qué implica para la región y para los viajeros argentinos
Por ahora, las aerolíneas señalan que intentan concentrar los recortes en rutas domésticas y tramos regionales con varias frecuencias diarias, para minimizar los efectos en vuelos de largo alcance.
Sin embargo, los grandes hubs afectados, como Atlanta, Dallas, Miami, Chicago, Los Ángeles o Nueva York, son también puntos de entrada habituales para pasajeros latinoamericanos.
Eso significa que viajeros argentinos con conexiones en estos aeropuertos pueden enfrentar demoras, reprogramaciones y cancelaciones de tramos internos dentro de Estados Unidos, aunque el vuelo internacional llegue en horario.
Las compañías aéreas están obligadas a reembolsar el pasaje cuando se cancela un vuelo, pero no a cubrir gastos adicionales como hotel o comidas si la interrupción se debe a factores ajenos a su control, como es el caso de esta orden de la FAA en el marco del cierre del gobierno.
Mientras tanto, la crisis aérea se convirtió en un nuevo frente de presión sobre la Casa Blanca y el Congreso, que deberán resolver el conflicto presupuestario si quieren evitar que el sistema aéreo estadounidense llegue al límite justo antes de la temporada alta de fin de año.





























