Más de 300 turistas se encuentran varados en tierra en Hawaii después de que el crucero en el que viajaban partiera inesperadamente tras una alerta de tsunami.
La situación ha generado indignación entre los afectados, quienes se encontraron sin equipaje, ni pasaporte, y sin un contacto directo para reclamar.
“Nos abandonaron”, lamentó Ronald Cárdenas, un turista peruano que forma parte de los pasajeros afectados.
El origen de la alerta y el inesperado abandono
La alerta por tsunami que afecta la costa del Pacífico de América del Sur y Estados Unidos fue provocada por un terremoto de magnitud 8,8 que sacudió Kamchatka, en Rusia, durante la madrugada.
A raíz de esta situación, el crucero de la empresa Norwegian Cruise Line, que transportaba a Ronald Cárdenas, su familia y un nutrido grupo de compatriotas y otros turistas sudamericanos (unas 14 personas en total), partió sin previo aviso.
Los turistas se encontraban en la localidad de Hilo, en la Isla Grande, donde habían desembarcado para pasear y visitar lugares como la playa negra y el volcán Kilauea, uno de los más activos del mundo.
Mientras estaban en tierra, la compañía del crucero les informó que, debido a la alerta, “debían irse de inmediato” y que “no podían esperarnos”, recomendándoles que llevaran a sus familias a un lugar alto.
De vacaciones a la cancha de básquet
Los más de 300 pasajeros quedaron sin pertenencias esenciales, incluyendo su equipaje, pasaportes y dinero, solo con el equipaje de mano que habían bajado para el día.
Esta inesperada situación los llevó a refugiarse en la cancha de básquet de un colegio, un abrupto contraste con las comodidades de un crucero.
Cárdenas, decano de la Facultad de Derecho en la Universidad de Lima, relató que inicialmente no dieron importancia a las alertas de tsunami que su hijo comenzó a ver en internet, ya que “oficialmente no nos habían dicho nada” desde el crucero.
Fue una hora y media después, a través de una aplicación local que emitió un “alerta con sonido muy agudo” en sus celulares, y posteriormente mediante un chat informativo de la empresa sin opción a respuesta, que recibieron la notificación del “peligro de tsunami” y la partida inminente del barco.
El tono del turista peruano reflejó el sentir colectivo: “Estamos molestos, indignados, cansados y sin saber bien qué hacer”.
De estar en un crucero con “todo tipo de comodidades”, pasaron a recibir apenas “medio sándwich, papas y agua”.
Un futuro incierto en alta mar y en tierra
La incertidumbre persiste para los turistas varados. Después de varias horas de espera, recibieron un mensaje oficial que indicaba que la autoridad marítima revisaría durante la madrugada del jueves si el crucero podía regresar a buscarlos.
Sin embargo, la información por parte de la compañía contratada no llega de manera fluida, y los pasajeros se ven obligados a informarse “por internet”.
Aunque aparentemente “los alertas con Hawaii se levantaron”, el crucero se encuentra a unas 50 millas en alta mar y “no tiene autorización para regresar”. La embarcación está esperando que amanezca para “ver cómo está el mar y si tienen permiso de las autoridades para volver para recogernos”.
Incluso se baraja la posibilidad de que los turistas tengan que “ir a otra isla para que nos recojan”. La “increíble” falencia, según Cárdenas, es la ausencia de un número o correo electrónico donde reclamar como pasajero.
Por ahora, la odisea de los turistas en la escuela de Hawaii continúa, a la espera de respuestas y soluciones.