En un momento en el que el uso de medicamentos para adelgazar se convirtió en furor en Estados Unidos, con figuras millonarias y celebridades reconociendo públicamente su consumo, Kate Winslet decidió marcar su postura con firmeza.
La actriz de 50 años habló sin filtros sobre el fenómeno y expresó su alarma por las consecuencias físicas y emocionales detrás de esta tendencia.
Durante una entrevista con el Sunday Times, mientras promociona su nueva película Adiós, June, la ganadora del Óscar aseguró que el tema la preocupa profundamente.
“Es devastador”, afirmó. “Si la autoestima de una persona está tan ligada a su aspecto físico, es aterrador”, agregó.
Winslet explicó que observa este boom con sentimientos encontrados. “Hay momentos en que veo a actrices en eventos pudiéndose poner lo que quieren, sin importar la figura, y pienso que es bueno tener autoestima con tu físico. Pero después tenés mucha gente que toma medicamentos para adelgazar y entendés que hay de todo: algunas eligen ser ellas mismas, otras hacen todo lo posible por no ser ellas mismas”, reflexionó.
La actriz fue más allá y cuestionó el impacto de estas drogas en la salud. “¿Sabrán lo que le están metiendo a sus cuerpos? El desprecio por la salud propia es aterrador. Ahora me molesta más que antes porque siento que no hay control de nada”, señaló.
Además, Winslet planteó su deseo de que más mujeres abracen el proceso natural de envejecimiento, en lugar de recurrir a inyectables como el bótox o los rellenos. “Lo que más me gusta es cuando las manos envejecen. Eso es la vida, lo ves en tus manos”, expresó.
“Algunas de las mujeres más bellas que conozco tienen más de 70 años, y lo que me molesta es que las mujeres jóvenes no tienen ni idea de lo que realmente es la belleza”.
Con preocupación, añadió: “¿A qué idea de perfección aspiran las personas?”, responsabilizando a “las redes sociales y su efecto en la salud mental”.
Winslet también recordó su propio paso por los estándares de belleza impuestos en Hollywood. Tras convertirse en estrella mundial con Titanic a los 19 años, vivió en carne propia la presión mediática. “Los medios de comunicación fueron crueles, me señalaron y me acosaron sin descanso”, rememoró. “No estaba preparada para ser una actriz famosa. Era muy joven, pero me sentía invadida”, sentenció.
