Sergio Cuello, guardián de la memoria: Si no la mantenemos fresca, se va diluyendo

¿Qué hubiera pasado si yo no nacía? La pregunta, una duda filosófica que concierne a la propia existencia humana, se parece bastante a la que se formuló en algún momento de su vida el músico riotercerense Sergio Cuello, y que está en la base de su más reciente y ambicioso proyecto: Tragos caros.

En 1995, Sergio todavía estaba en la panza de su mamá cuando su ciudad vivió el suceso más aterrador de su historia: una serie de explosiones en la Fábrica Militar que, el 3 de noviembre de aquel año, cambiaron para siempre a esa comunidad que todavía hoy recuerda a los siete muertos y a los incontables daños materiales que ocasionó el supuesto “accidente”.

Todo ocurrió algunas semanas antes de la llegada de Sergio, que hasta el día de hoy asegura que aquella referencia de las explosiones lo acompañó especialmente a lo largo de su infancia y adolescencia.

En primera persona

“Desde que yo soy niño tengo recuerdos de lo que me han enseñado. Es algo que siempre tocó una fibra emocional en mi persona. Y en algún momento tuve cierta revelación con respecto a lo que pasó”, comenta Cuello en diálogo con La Voz. “Yo nací en diciembre del 95 y las explosiones fueron en noviembre. En algún momento me surgió la duda, ¿qué hubiera pasado si…? O sea, tranquilamente yo podría no estar acá”, reflexiona.

“A veces hay ciertas historias que parecieran que si no las mantenemos frescas se van diluyendo”, plantea luego. “Lo que yo buscaba con este disco era dar mi granito de arena a la memoria de Río Tercero y de este hecho particular. No es un documental en sí, pero sí es una obra “inspirada en”, que tiene referencias concretas de lo que sí pasó”, argumenta el músico, que en este caso también se vistió de realizador audiovisual.

De hecho, Cuello cuenta que todo empezó con la posibilidad de pensar una sesión en vivo para regrabar algunas canciones de su repertorio. Pero mientras desarrollaba el concepto visual, vinculado a la imagen analógica de la década de 1990, se dio cuenta de que esa impronta tenía mucho más que ver con el material nuevo que había empezado a trabajar. “Lo que me atrapaba era la cuestión de poder hacer ese formato medio película, no tanto rememorar canciones que están publicadas”, acota.

“Mucho del concepto de Tragos caros en sí tiene un origen quizás exclusivamente estético”, asegura sobre un proceso creativo que fue confluyendo naturalmente en un único gran proyecto.

“En algún momento surgió hablar de los ‘90 o hacer referencia a los ’90. Y no decir nada de Río Tercero siendo yo de ahí me parecería una oportunidad desaprovechada”, acota el artista sobre el disparador de un concepto que lo terminó englobando todo, y que se expresa en la conjunción de lo musical con lo audiovisual.

Además, Cuello se encargó de componer las secciones instrumentales y los collages que musicalizan los interludios presentes en el álbum. Allí se escuchan composiciones incidentales y también collages que incluyen testimonios reales de la mañana de aquel 3 de noviembre.

En el metraje que acompaña al álbum, Cuello es el protagonista de una trama en la que su personaje vive en un limbo. No sabe dónde está, quién es o siquiera si existe realmente o es parte de un sueño. Pero allí aparecen imágenes de la última década del siglo 20 y también referencias concretas a la cultura popular y audiovisual de aquellos años. Incluso, la palabra el presidente en ejercicio durante las explosiones de la Fábrica Militar.

“Siempre había querido dar cierto posicionamiento mío, abordar ciertas cuestiones. Y hasta el momento no lo había hecho directamente”, asegura el compositor, que optó por esta salida narrativa para poder compartir su propia visión sobre aquella época que hoy parece revivir en varios “recuerdos que mienten un poco”.

“En estos tiempos hay un intento de reivindicar ciertas cosas de los ‘90, cuestiones políticas, cuestiones individualistas”, argumenta Cuello. “Siento que estamos en un momento donde si no mantenemos fresca la memoria, se va diluyendo y eso nos lleva a que vuelvan a pasar ciertas cosas otra vez”, asegura el músico, que también apeló a la libre interpretación “para que cada uno pueda sacar sus conclusiones”.

Banda en fuga

Este jueves, en Chilli Street Club, Cuello dará un paso fundamental en este proceso. Al margen del set reducido que presentó en la apertura del reciente show de álex Anwandter, será la primera vez que el artista toque las canciones de Tragos caros en su totalidad. En este caso, lo hará junto a la banda que completan Mili Machado, Mica Rocket, Fede Trips y Lu Mosquera.

“Yo soy un agradecido porque si bien mi proyecto es solista o termina llevando mi nombre, todo lo que he hecho a lo largo de este tiempo siempre ha sido en colaboración con otros artistas”, destaca. “Tragos caros ni hablar, tanto de la parte musical como visual. Han participado muchas personas y todos lo han hecho de una forma eh muy generosa, muy sincera”, ejemplifica.

“Son artistas que yo admiro mucho y que están muy comprometidos con el proyecto, con la obra”, dice luego, poniendo énfasis en el horizonte cercano del proyecto: salir a tocar este disco y a mostrar este metraje y este concepto por donde se pueda. “Me gusta respetar mi visión, pero también me gusta muchísimo que otros artistas puedan sumar a la obra”, dice sobre lo que podrá verse en la manifestación más orgánica del repertorio del álbum.

“Si bien las canciones ya se publicaron, siento que en el show en vivo toman otra vida. Al compartirlas también con la banda siento que arrancó otro momento del disco”, resume Cuello, que espera celebrar sus 30 años a finales de diciembre con un concierto para sus amigos de Villa María, la otra ciudad que forma parte de su vida.

Según plantea el cantautor, estos días de ensayos y shows por venir también marca una bisagra natural para esta obra que lo consolidó como compositor productor, arreglador y también como cineasta y guionista.

“Es parte de todo el mismo proceso y de alguna forma sí culmina todo lo que viene pasando de desde el principio de la producción”, dice sobre los conciertos por venir. “Pero a la vez tiene esta sensación de ‘che, bueno, a partir de esto arranquemos nomás y lo mostremos en todos los lugares que se puedan con esta banda hermosa que he formado”, completa el músico.

Finalmente, Cuello señala algo central. Ese mensaje clave que carga el disco y el metraje, esa lectura personal sobre los años del menemismo y sus consecuencias en su ciudad natal, no es sólo una expresión individual. Es más bien una camiseta que sus compañeros lucen como si fuera un estandarte.

“Siempre me sentí muy acompañado y eso lo valoro y agradezco muchísimo”, resume Cuello. “Fue una felicidad muy grande sentirme acompañado con el mensaje que yo quería dar, con la temática que yo quería mostrar. Todos han estado muy comprometidos y vamos todos para ese lado”, destaca el director de este viaje musical que cruza memoria singular con potencia colectiva.