Oscar “El Chaqueño” Palavecino, uno de los referentes más queridos del folklore argentino, ha cautivado a generaciones con su voz y su conexión con las tradiciones del país. Detrás de su éxito, hay una figura fundamental que ha acompañado su carrera desde 1991: Beatriz Robles, su esposa y compañera inseparable. En esta nota, exploramos quién es Beatriz, su trayectoria artística y su impacto en la vida del cantante salteño.
Una artista de pura cepa salteña
Beatriz Robles, conocida cariñosamente como “Bety”, nació en Tartagal, Salta, y desde niña mostró una pasión desbordante por el arte.
Según sus propias palabras en una entrevista con El Tribuno, “el corazón me latía más fuerte cuando escuchaba una zamba o una chacarera”. Esta conexión con la danza folklórica la llevó a convertirse en una destacada bailarina y coreógrafa, una vocación que la define hasta hoy.

Bety no solo brilla en el escenario, sino que también es una reconocida artista plástica y educadora. Su amor por las artes la llevó a fundar el Ballet Palo Santo y la Fundación Arte Palo Santo (FAPS) en Tartagal, instituciones que han trascendido fronteras al llevar la danza y la música folklórica a los principales escenarios de Latinoamérica.
En palabras de Beatriz, “es crucial motivar y cultivar la pasión por las artes en todas sus formas, sembrando vocaciones en canto, danza y música”.
Un amor que comenzó en 1991
El destino unió a Beatriz Robles y al Chaqueño Palavecino en 1991, durante un festival folklórico en Bolivia.

Desde ese momento, su relación se convirtió en un pilar inquebrantable. A pesar de la fama del cantante, Beatriz ha mantenido un perfil bajo, prefiriendo destacar por su propio talento y compromiso con la cultura. En 2020, el Chaqueño la invitó a bailar una zamba en la 45° Serenata a Cafayate, un momento que emocionó al público y mostró la química de la pareja tanto en la vida como en el arte.
Juntos, han construido una familia sólida, con dos hijos, uno de ellos Juan Ángel, a quien el Chaqueño dedicó una chacarera que refleja su amor paternal: “Le dejaré la guitarra, el cascabel de una zamba y el amor de padre a hijo tatuado en una vidala”.
La pareja reside en una casona en Rosario de Lerma, Salta, donde también se encuentra un museo dedicado a la trayectoria del cantante, un proyecto impulsado por Beatriz, quien ha recopilado recuerdos, premios y material periodístico para honrar su legado.

Un legado compartido
Beatriz Robles no solo es la esposa del Chaqueño Palavecino, sino una figura clave en su vida y carrera. Su compromiso con la difusión de la cultura folklórica a través de la Fundación Arte Palo Santo y su apoyo incondicional al cantante han dejado una huella imborrable.

Mientras el Chaqueño sigue brillando en escenarios como el Teatro Ópera en Buenos Aires o en programas como La Voz Argentina, Beatriz continúa siendo su compañera, musa y aliada en la misión de preservar las raíces argentinas.