Este sábado 23 de agosto, Pedro Aznar vuelve a Córdoba para presentar el volumen 2 de su show “Pedro Aznar 5.0-50 años de música”. Este tour celebra medio siglo de una carrera que abarca múltiples generaciones y un sólido legado artístico.
En 2024, el público pudo elegir las canciones que formarían parte del repertorio. Este año, el cantautor sumó aquellas que quedaron fuera de esa primera selección, incluyendo los cinco o seis clásicos de siempre que son la estructura central del concierto.
“Sigue siendo difícil hacer que el show vaya en orden cronológico, que sea representativo de cada momento y que a su vez las canciones representen bien cada disco y proyecto, pero quedó muy lindo”, asegura en diálogo con La Voz.
Una música sin modas
Aunque para Aznar sea difícil armar un setlist, más complejo se vuelve si tiene que elegir los principales headlines de su carrera.
“Sería muy arbitrario, dejaría fuera esto o aquello de tal disco. Tomar cada década como un segmento en particular es un hacerle trampa al recorrido de los 50 años”, señala.
Por el contrario, hay muchos fans que pueden identificar con facilidad los hitos más importantes de sus vidas a través de la música de Pedro Aznar, ya que esta formó parte intrínseca de su crecimiento.

Con los años, los conciertos se llenaron de padres, madres, abuelos, abuelas, hijos e hijas que comparten su amor por Aznar y cantan a viva voz todas sus canciones. Al músico no le sorprende ver esa mezcla de edades y culturas, más bien lo alegra, porque significa que su objetivo artístico se ha cumplido con creces.
“En mi relación con el público, siempre noté que hay gente muy variada y diversa, incluyendo las edades. Eso es un indicador de que (se cumple) lo que me proponía hacer: una música que no esté atada a una moda particular, sino una música que pueda ser escuchada en cualquier momento y que conserve su sentido. Por eso me alegra que sea así”, afirma.
Cuentas pendientes
Al ser consultado sobre la posibilidad de escribir un libro de memorias, Aznar corrige la pregunta y asegura que ya existe: “Cuando saqué la caja Resonancia en 2017, que es una remasterización y un relanzamiento de todos mis discos solistas hasta ese momento, incluí un libro que también se llama Resonancia. Es una autobiografía en clave musical".
En los ocho años subsiguientes, el músico continuó haciendo música, produciendo vinos, desarrollando su amor por la fotografía y el diseño audiovisual y gestando el regreso de Serú Girán a los escenarios a través de un homenaje, sin Charly García y con el baterista cordobés Matías Sabagh, en reemplazo de Oscar Moro (fallecido en 2006).
–¿Te queda alguna cuenta pendiente?
–Sí, me encantaría ser pintor. Alguna vez hice algún esbozo, algún intento. Incluso con una pintora amiga hicimos un par de clases, pero por una razón o por otra no lo continué y es algo que me gustaría retomar. Me gusta mucho el arte pictórico. Tal vez en unos años más, me compre mi caballete y me ponga a pintar. Me gusta lo no figurativo, lo abstracto y lo expresionista. Uno de mis pintores favoritos es Jean-Michel Basquiat. Me encantaría poder pintar con ese vocabulario.

–Sería un interesante combo: música, arte, vino, poesía. Podría ser como un paquete de experiencia premium...
–Muy completa. De hecho, mi pasión por la fotografía tiene un poco que ver con las bellas artes. En los últimos años, me dediqué bastante a eso. De hecho, una buena parte de las visuales que acompañan mi show las hice yo mismo. Esta vocación por la plástica se dio a través de la fotografía.
La vigencia de Serú Girán y la posibilidad de tocar en el Cosquín Rock 2026
Además de aquella antología musical, las historias, vivencias y anécdotas de Pedro Aznar podrían gestar una serie documental o ficcional, como sucedió con Fito Páez (El amor después del amor).
Si bien el artista asegura que “hay mucho para contar”, considera que es “medio temprano” para hacerlo. “Hace tiempo, un periodista uruguayo hizo una recopilación biográfica mía que la llamó Nueve vidas de Pedro Aznar, pero creo que faltan cosas jugosas que van a venir con el tiempo. Así que la serie la dejo para después", señala.
–¿Y una serie de Serú Girán?
–Eso podría estar muy bien.
–¿Lo verías más como una ficción o como un documental?
–Se podría hacer algo que combine los dos conceptos. Lamentablemente, de Serú hay muy poquito filmado. Sí hay mucha fotografía y escrito. Si fuera exclusivamente documental, no sería fácil conseguir material fílmico. Pero una combinación de las dos cosas podría estar muy bien. Es una historia linda para contar.
–La reunión de Serú Girán que armaron para el Quilmes Rock 2025, ¿se va a replicar en el Cosquín Rock 2026?
–Eso no lo puedo decir todavía, pero sí que vamos a seguir tocando. Nos gustó mucho hacerlo y tuvimos una respuesta preciosa de la gente. Se vibraba un ambiente de alegría y de amor impresionante. Así que sí, lo vamos a seguir haciendo. El 14 de septiembre, hacemos el homenaje en Bogotá en el Festival Cordillera. Ya estamos volviendo a ponerlo en órbita.

–¿De vez en cuando mirás para atrás y pensás en si al joven Pedro Aznar le hubiese gustado ver toda esa gente emocionada con los temas de Serú?
–Sí, claro. Yo no sé si nos imaginábamos lo longevo que iba a ser el proyecto, el impacto que iba a tener de ahí en adelante y que distintas generaciones lo iban a ir redescubriendo. Para nosotros es una emoción muy grande conocer la cantidad de chicos jóvenes que se acercaron a escucharnos, que conocen las canciones, que cantan esas letras kilométricas completas. Eso muestra la vigencia de la banda. Es impresionante.
–¿Cómo es el rendimiento de nuestro cordobés, Matías Sabagh?
–¡Ah, campeón del mundo! Cuando lo audicioné, le mandé varias canciones para que hiciera unas muestras. Lo que me envió era de una calidad y de una comprensión artística... Más allá de que como baterista es un monstruo, un tipo virtuosísimo y con una técnica tremenda, tiene cabeza de productor y una concepción artística que va más allá de su propio instrumento. Cuando me mandó los videos de las muestras, me explicó qué eligió conservar del estilo de Moro y qué cosas llevó a su propia mirada. Me pareció increíblemente acertado. No es lo mismo que si estuviera Morito presente, pero lo hermoso es que él representa cabalmente a Moro bajo su propia visión artística. Me parece el mejor de los mundos posibles.

Los adalides de la mentira no tienen amor
Además de repasar sus grandes éxitos, Aznar siempre ofrece una mirada crítica sobre la situación que atraviesan el país y el mundo, con una perspectiva lúcida y profundamente arraigada en su visión del arte y la sociedad.
En un contexto en el que la cultura y los artistas han sido objeto de cuestionamientos por parte del gobierno de Javier Milei, Aznar se muestra sorprendido y dolido por la coyuntura, pero a su vez advierte que es una etapa pasajera.
“Me parece trágico que estemos parados en ese mismo lugar. Pero es fácil caer en la tentación de decir ‘no aprendimos nada como sociedad’. Yo no creo que sea así. Yo creo que sí aprendimos. Creo que esto es un traspié en la historia. Quiero y deseo que sea nada más que un traspié y que se termine pronto”, afirma.
–¿Cómo ves la lucha desde los escenarios? En el último tiempo, hubo un ataque deliberado del Gobierno contra ciertos artistas y mucha gente los defendió.
–El cariño y el apoyo de la gente están ligados a lo que se da. No es un quid pro quo. No es que tanto me das, tanto te doy. No es una transacción comercial como esta gente quiere visualizar. Va mucho más allá de eso. Son actos de amor y los actos de amor no están pensando en qué viene de vuelta, se dan porque sí. La gente entrega el corazón ante lo auténtico y lo honesto, ante el arte que habla de lo que le pasa a la gente. Cuando la gente identifica lo genuino, reconoce que están hablando de ellos, pero también de nosotros. Y eso se gana. La confianza se gana con el tiempo, el esfuerzo, nunca bajando los brazos, siendo auténticos hasta las últimas consecuencias. A los adalides de la mentira no los sigue nadie.

–¿Qué sentís cuando la gente te pide que no hagas política?
–Es imposible no hacer política. Nuestras vidas son políticas desde que nacemos hasta que nos morimos. No podés no tener una visión de lo que significan la vida y la vida en sociedad para vos. Siendo un artista o un creativo, alguien que vuelca su pensamiento sobre un papel o una canción, no podés no estar tomando parte. No es un tema partidario político, es un tema de la política con mayúscula, Política que habla de la vida de la polis, de las ciudades estado de Grecia. Todavía no aprendimos a vivir en sociedad de una manera pacífica, justa y verdaderamente democrática.
–¿Qué es para vos la democracia?
–La democracia es un sueño hermoso que requiere mucho trabajo y una apertura no sólo intelectual, sino también afectiva. Tenés que poder amar a la sociedad en que vivís, amar a la humanidad como un todo y amar al mundo, además de a la humanidad. Los humanos hemos dado sobradas muestras de que podemos ser tan brutos entre nosotros mismos como con el resto de la naturaleza y no cuidarla en absoluto. En ese acto de amor, estás expresando política. Entonces es inevitable, felizmente inevitable.
–Si hiciéramos un análisis retrofuturista, irse a tocar a Estados Unidos hoy con una banda como Serú quizás sería un poco atemorizante. Aunque la vida en general lo sea...
–(ríe) Con Serú fuimos a tocar una única vez a Nueva York en 1992, cuando el grupo volvió después de 10 años de receso. Fue una ocasión rara, una patriada que hizo un argentino que vivía allá. No fue una cosa de gran escala ni que se pudiera continuar. Sólo fue una locurita linda. Era otro mundo, al menos en apariencia. Hoy las cosas se han extremado de una manera muy peligrosa y preocupante... Igual, me quedé pensando en esto de ir a tocar afuera. Recuerdo que una cosa que nos dio mucho sentido, no de susto, pero sí de responsabilidad, fue cuando en 1980 nos invitaron a tocar en un festival de jazz en Río de Janeiro. Tocaban músicos de primerísimo nivel. Era una prueba de fuego para Serú. Nos dieron un espacio que era muy poco estelar, pero salimos como unas fieras. Los organizadores estaban con los ojos como dos huevos fritos, no lo podían creer. Nos ofrecieron tocar a la noche, así que hicimos doblete. Se quedaron pasmados. Pasamos la prueba de fuego con honores.

Para ver
Pedro Aznar presenta su show “Pedro Aznar 5.0-50 años de música-volumen 2″ este sábado 23 de agosto a las 21 en Quality Espacio (avenida Cruz Roja 200). Las últimas entradas disponibles se consiguen a través de la web de Quality a:
- $ 57.500-sector amarillo (cerca de agotarse)
- $ 51.750-sectores verde, violeta y marrón
- $ 46 mil-sector celeste
- $ 45 mil + $ 6.750
- $ 34.500-tribuna gris
Todos los precios incluyen gasto por servicio.