“La música a mí me sirvió para creer, y fue una salvación”. Eso dice Nahuel Pennisi, en medio de una charla relajadísima sobre su vida, su historia, sus canciones, y queda muy en claro que es verdad.
Escuchar cantar a Pennisi a un metro de distancia, sin amplificación ni nada extra, sólo él con su guitarra, es una experiencia absolutamente conmovedora. Su capacidad interpretativa, sutil y con destellos de un talento desbordante, pero bien contenido, lo atraviesa todo a su alrededor.
“A veces yo me pregunto por qué será que la gente lo primero que dice es esto de que les genero emoción, ¿no? Y no encuentro explicación. Lo único que me sale decir es que yo me emociono mucho, entonces, obviamente, que capaz que eso se transmita ¿no? Pero bueno, estamos en un mundo donde hay tantas propuestas musicales... La gente vive tan a mil que emocionarse es algo lindo, pero es algo raro también, porque uno a veces no tiene ni tiempo”, interpreta, con criolla en mano.
Gran parte de esa capacidad de transmitir emociones, él la aprendió de chiquito en su casa, rodeado de instrumentos. “Mis viejos tocan y se juntaban con amigos todo el tiempo en el barrio, tenían bandas. Una vez yo le pedí que me muestre el bajo y me lo dejó en la cama con el mango hacia mi mano derecha”, recuerda.
Así, por error, comenzó su viaje de descubrir e inventar una forma única de tocar el instrumento (con la guitarra acostada sobre su falda, al revés y con la posición de los acordes inventada por él).
“Sí, que me llevó años. Y además después le empecé a sumar los descubrimientos para cantar, ¿no? Mi mamá fue importante, porque ella me decía ‘no tenés que tener miedo para cantar’”.
En un momento, empezó a cambiar la voz, y entre los 12 y 13 años su registro se empezó a poner más grave. Eso le daba miedo de desafinar. “Mi mamá me dijo: ‘Cantá con todo para sacarte los miedos’. Fue un gran consejo, de hecho me sirvió muchísimo porque después me fui a tocar a la calle Florida”, rememora.
–¿Cuándo fue que descubriste tu estilo, tu voz, esa energía en la que vibrás tan fuerte? Hay gente que no lo encuentra en toda su vida y que se dedica a esto.
–Es verdad... Te nombro cuatro artistas que a mí me cambiaron la vida. Silvio Rodríguez, quizás fue que me cambió mucho por su forma de tocar la guitarra y por su forma de componer, de decir cosas. No sé si es el mejor guitarrista del mundo o el mejor cantor del mundo, pero la combinación es explosiva. Después, la Negra Mercedes Sosa. A mí me conmovió escucharla. También me quedo con el Flaco Spinetta. Me mostró la versatilidad, la innovación, que se puede hacer algo moderno, distinto, con acordes diferentes, un poco más sofisticado. Y, por último, te voy a nombrar a uno que para mí es como un héroe porque me enseñó a dejar el alma en la voz, Camarón de la Isla. A mí me marcó enormemente. Es un tipo que me dejó realmente sin palabras. Lo daba todo, entregaba la vida y yo siento que en la música uno tiene que darlo todo. Yo no sé cantar a un 50 o un 60 por ciento.
–¿Cuánto canalizaste en la música?
–Muchísimas cosas. Me sirvió definitivamente mucho. La música para mí es una catarsis, es una terapia. Una vez me salió una frase cuando dije que con la música uno vive con las emociones al día. No hay forma de que no saques tu emoción. Si vos elegís la música es porque algo te pasa, algo te pega. Yo recuerdo mucho mi infancia cuando capaz teníamos días donde estábamos mal, porque estábamos viviendo muy con lo justo, no teníamos guita, y de repente aparecía la guitarra y empezamos a tocar un rock, a zapar con mis viejos, y claro... ya está, se terminó todo, era alegría total.
En el universo cordobés
Este sábado, Nahuel vuelve a Córdoba para presentar su nuevo disco, Momentos, en Quality Espacio. Y claro, imposible no mencionar su vínculo con esta provincia desde que La Konga tomó una de sus canciones, Universo paralelo, y la convirtió, literalmente, en un hit que dio la vuelta al mundo.
“Desde que pasó lo que pasó con Universo, con La Konga y demás, siento que Córdoba me ha recibido con mucho amor. Y sumale a los festivales, Cosquín, Jesús María, también Villa María, que este año lo conocí. Estoy muy agradecido por tener un lugarcito acá. La expectativa es muy grande por presentar un disco nuevo y demás”.
–¿Te has vuelto un poquito cuartetero a partir de todo lo que pasó con vos acá y los grupos locales?
–Sí. Seguramente que mi alma cuartetera volvió a florecer. El cuarteto, en realidad, me atrapó en la infancia por el Potro Rodrigo. Yo escuchaba las canciones de él y en el bajo me aprendía las líneas del cuarteto. Tipo el ‘tunga tunga’, y disfrutaba. Volver al cuarteto de esta manera, ahora, siento que es como volver a mi infancia. Es como hacer un viaje introspectivo hacia atrás, nada más que con un Nahuel más grande, pero realmente, el amor por el cuarteto es el mismo que sentía en esa época.
–Ahora en el disco nuevo, también hay una que tiene una versión con La Konga, Por segunda vez. Cuando vos las componés, ¿la hacés como balada, pero ya te la imaginás en cuarteto?
–No, en realidad es algo que evidentemente después lo termino descubriendo post canción, pero no es que yo esté pensando en armar una música cuartetera. Me acuerdo de que Diego (Granadé, uno de los cantantes del grupo) me dijo una vez, ‘a mí la gente ahora me manda canciones versionadas en cuarteto y yo no quiero eso, yo quiero que me manden la original, y si a mí me gusta para cuartetear, después lo naturalizo yo’. A mí me pasa lo mismo. Cuando hicimos Por segunda vez, que es esta canción que decías, la idea que tenía de la canción era que sea tipo una ranchera mexicana, que si vos lo hacés al doble de tiempo, queda cuarteto. Se familiarizó naturalmente, pero la verdad es que no lo busqué.
Para ver
Nahuel Pennisi se presenta este sábado en Quality Espacio a las 20.30. Entradas desde $ 20.700 hasta $ 32.200 en qualityespacio.com.
