En la mañana de este jueves, se conoció la triste noticia del fallecimiento del maestro Osvaldo Piro, legendario bandoneonistaa, arreglador y exdirector de la Orquesta Provincial de Música Ciudadana. Tenía 88 años.
Según publicó Cadena 3, el músico se descompensó el sábado en La Falda, ciudad de Punilla en la que vivía, y luego fue trasladado al Sanatorio Allende, donde lamentablemente murió.
Osvaldo Piro nació el 21 de diciembre de 1939. Fue ahijado artístico de Cátulo Castillo y de Aníbal Troilo, quien le heredó su emblemático bandoneón, e integró las orquestas de Pedevillla, Gobbi y Salamanca. Miembro de la Academia Nacional del Tango, actuó en Argentina, América, Europa y Japón.
Compuso música para teatro (Un tal Servendo Gómez de Samuel Eichelbaum,1974), programas de TV (El Sur de Borges) y para cine (Maradonna il Napoli, de Bertrand Bloch), además de desempeñarse como divulgador del género ciudadano en Radio Nacional.
Fue director de la Orquestas Nacional de Música Argentina (1994/ 2000) y, tal como se apuntó al comienzo, de la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba (2003/ 2009) e invitado de las Orquestas del Tango de Buenos Aires y Metropolitana de Córdoba.
Osvaldo Piro, además, ganó la Palma de Oro en la edición 1968 del Festival de La Falda y fue declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires en 1995. También recibió los premios Martín Fierro (1966), Mejor Intérprete de Sadaic (en 1992 y 1999) y premio a los Creadores de Min-On, Tokio (1997).
En el sitio Todo tango, una semblanza de Ricardo García Blaya dice que Osvaldo parecía “salido de un cuento de Roberto Arlt, con su voz cascada, su charla cadenciosa y su pinta noctámbula”.
“Es un personaje con piel de Buenos Aires, imposible de concebir en otra latitud geográfica. Su bandoneón respira barrio, transmite el perfume de patios con glicinas, sonidos de potrero y de cafés con estaño. Pero también su música nos revela la ciudad de asfalto y cemento, sus calles alborotadas, el ruido de los automóviles, el rumor de los laburantes, el voceo de los vendedores callejeros, el silencio de las plazas”, añadió ese texto, que a su vez consideró al músico como “el más interesante artista surgido de la eclosión musical generada por Piazzolla”.
“No sólo por su estilo interpretativo, sino también por la calidad de su obra como compositor, que no es extensa, pero de gran calidad y belleza. Sus temas Azulnoche y Octubre demuestran una madurez y una sensibilidad poco frecuentes que, sumadas al talento orquestal de Osvaldo, adquieren dimensiones mayúsculas”, reforzó Ricardo García Blaya.
La semblanza suma que Piro nació en un barrio con sabor a tango, La Paternal, el mismo que vio crecer a Fresedo: “De muy pequeño se inclinó por el bandoneón, haciendo sus primeros estudios con el maestro Félix Cordisco y después con Domingo Mattio, integrante hasta el final de la orquesta de Aníbal Troilo. Durante su adolescencia, participó de varios conjuntos barriales y a los 15 años debutó con la orquesta de Ricardo Pedevilla”.
“Al año siguiente ingresa a una de las formaciones paradigmáticas de nuestra música ciudadana, la orquesta de Alfredo Gobbi, donde permaneció seis años. En 1964, pasa a la de Fulvio Salamanca por un año y luego arma su propia orquesta”, completa.
Susana Rinaldi y La Falda, sus flechazos de fines de los ‘60
Entre los grandes espasmos de la obra de Osvaldo Piro, claro, se encuentra el haberse encontrado artística y sentimentalmente con la cantante Susana Rinaldi. A la monumental “Tana” la conoció en 1969 y en el porteño Michalengelo, donde el bandoneonista se presentaba con su orquesta, su futura mujer con su trío y Astor Piazzolla con su quinteto.
Con Rinaldi tuvo a sus hijos Ligia y Alfredo, también consagrados al tango, y se reencontró pese a estar separado de ella en 2023, para grabar precisamente el disco Reencuentros, que fue el único que publicaron en conjunto.
Osvaldo Piro también quedó flechado con el Festival de Tango de La Falda apenas pasó por él en su juventud. Y tanto fue así que con el tiempo decidió establecerse en esa ciudad de Punilla. “Mi decisión de vivir en La Falda es haber encontrado mi lugar en el mundo”, le contó a La Voz en 2018.
“Geográficamente la elegí. Me gustan las sierras, respiro aire puro, vivo en paz. Estoy dedicado mucho a la composición y a los arreglos instrumentales. Viajo mucho a Buenos Aires, pero vivo en La Falda creando para las funciones que tengo durante todo el año. Vivo muy tranquilo junto a Lidia, mi mujer”, sumó.
En esa entrevista, además, se le consultó a Piro qué tenía de particular el Festival de La Falda en relación con otros eventos similares. Y esto contestó: “Nació en 1965, y yo todavía era parte de la orquesta de Fulvio Salamanca, que era de Las Varillas, pero fue un músico muy reconocido en Buenos Aires. En 1966 ya vine con mi orquesta, que era juvenil, todos chicos jóvenes. Para mí, fue un gran espaldarazo y es una de las cosas que me conmueven del festival”.
“Pero, además, ya se ha instalado realmente como uno de los más importantes del mundo, se lo conoce en todas partes. Espero que se siga haciendo con el mismo amor y el mismo cariño con el que se hace actualmente, aunque cambien las autoridades”, reforzó.
En 2017, luego de cumplir 80 años, Osvaldo Piro fue homenajeado en varios conciertos, incluyendo uno en el Festival y Mundial de Tango de Buenos Aires y otros como director invitado de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto. En su momento, Piro interpretó como lógicas esas distinciones teniendo en cuenta su vasta trayectoria.
“Cuando uno hizo una carrera limpia, sin mezquindades, llegan este tipo de reconocimientos. Creo que si diste lo mejor de vos a lo largo de los años y no recurriste a cualquier cosa sólo por buscar el éxito, si trabajaste con integridad y con amor a tu tierra y a la identidad, el reconocimiento viene. Eso no modifica nada en la vida de un ser humano. Es una alegría, es un agradecimiento de corazón, pero no te cambia”, analizó.
Otra vez para La Voz, contestó si su condición de octogenario había minado sus ganas de seguir hacer música. “A las personas que están vinculadas a una disciplina artística, sea cual fuere, cuando están en su métier se transforman, se olvidan de todo”, sostuvo.
“Los años no pesan, no cuentan –puntualizó–. Lo hemos visto en tantos actores y músicos. Leopoldo Federico estaba doblado con un bastón y cuando subía al escenario se transformaba en un monstruo. Yo he ido a saludar a Tita Merello al camarín y la he visto como una abuelita, y después en el escenario se convertía en algo magistral, se agigantaba”.
“Yo creo que nos pasa a todos los artistas, por eso los años son relativos cuando uno hace lo que le gusta y lo que cultivó durante toda su vida”, cerró.
Sólo queda informar que los restos de Osvaldo Piro serán velados en el salón Leopoldo Marechal, de La Falda (Sarmiento y San Lorenzo), a las 17.
Concierto Homenaje a Osvaldo Piro
La Orquesta Provincial de Música Ciudadana tenía programado un concierto para este sábado 9 de agosto. Pero lo que sería la presentación de un repertorio puntal se ha convertido en las últimas horas en un homenaje al maestro Osvaldo Piro.
En ese sentido, una nota de prensa compartida por el Teatro del Libertador apunta que “el notable bandoneonista y compositor dirigió a este cuerpo artístico oficial tras ser contratado por el Gobierno de Córdoba para reemplazar a Carlos Nieto”.
Y suma que, durante su batuta, el elenco adquirió un brillante relieve artístico y grabó su primer disco, Eclipse, en 2007.