Sergio Muriel, el reconocido pianista argentino que forjó una carrera internacional en géneros como el folklore, el tango y el jazz, falleció a los 82 años el sábado 15 de noviembre de 2025 en Villa Mercedes, San Luis. El músico, quien había sido diagnosticado de cáncer, murió en horas de la madrugada en una clínica privada de la localidad puntana.
La noticia causó consternación en el mundo artístico.
Muriel, conocido entre sus amigos como “El Hueso”, había convivido con un cáncer maligno por varios años, y en las últimas semanas su deterioro físico se había acentuado.
Horas antes de su deceso, el pianista recibió un importante reconocimiento por parte del Senado de la Nación como “Personalidad Destacada de la Cultura”.

El homenaje del Senado y su origen
El reconocimiento a Muriel fue impulsado por la senadora nacional Ivanna Arrascaeta.
La legisladora destacó que el pianista fue, durante décadas, “una de las presencias más queridas y respetadas del ambiente musical de San Luis”.
Además, lo describió como un “pianista de sensibilidad profunda y docente de vocación genuina” que acompañó el crecimiento artístico de generaciones de estudiantes.
Muriel nació en Buenos Aires en febrero de 1943, pero se crio en Villa Mercedes, San Luis, donde su madre era oriunda.
Una trayectoria entre el jazz y el mundo
Desde joven, Muriel demostró una gran versatilidad, combinando el estudio de la música clásica con la exploración del jazz, el folklore, el tango y ritmos centroamericanos.
El músico llevó su arte a nivel global, viviendo y trabajando en países como España (donde residió 20 años, entre 1970 y 1990), Qatar, India y Brasil.
En su trayectoria, recorrió varios países con el grupo Los Wawancó y participó como sesionista en numerosas grabaciones en Buenos Aires.
Muriel compartió escenario con figuras internacionales de renombre como Chick Corea, Miles Davis y Dyango.
Legado en la docencia y la improvisación
Más allá de su faceta como intérprete, Muriel se destacó por su vocación docente.
Se recibió como profesor superior de teoría, piano, solfeo y danzas folklóricas, formando a generaciones de estudiantes con una combinación de técnica y calidez humana.
Su estilo era una fusión entre sus raíces puntanas y una búsqueda existencial. Muriel definía al jazz como “el único estilo que exige improvisar”, una filosofía que marcó su vida artística.
En San Luis, la comunidad musical lo consideraba un “verdadero referente artístico y ser humano excepcional”.
En las semanas anteriores a su muerte, más de 60 artistas locales le rindieron homenaje en eventos realizados en Villa Mercedes y San Luis capital.
Su vasta trayectoria y su legado en la formación de varias generaciones de músicos, aseguran que el aporte de Sergio Muriel perdurará como un estandarte de la cultura sanluiseña y un referente ineludible del jazz y el folklore argentinos.






















