A favor: Un entretenedor nato y con talento
Diego Tabachnik
A los 22 años, Benson Boone se convirtió en el golden boy de la canción pop rock actual. El muchacho claramente tiene con qué: un registro vocal enorme y arrollador, interpretación sentida y una performance escénica explosiva, propia de una rutina atlética de parkour.
Basta ver lo que hizo, en menos de tres minutos, en la última entrega de los premios Grammy. Cantó su megahit Beatiful Things y dejó a todos sus colegas (algunos pesos pesados y leyendas del mundo del espectáculo) con la mandíbula a la altura de la hebilla del cinto.
Con la misma soltura con que realiza giros y trucos despampanantes en el escenario, canta usando distintas técnicas vocales y con una afinación envidiable.
Y a todo lo hace con una naturalidad (al borde de la displicencia) casi como de un predestinado al éxito.
Es cierto que ese combo pirotécnico y efectista lo deja muchas veces demasiado al borde del “¡Hey, mírenme, soy genial!”, pisando el fantasma de la caricatura de sí mismo.
Pero Boone, innegablemente, es un entretenedor nato que además tiene mucho talento.
Un dato no menor, como se pudo ver en su show en Lollapalooza Argentina o el fin de semana pasado en Coachella, es que él y sus músicos ¡cantan y tocan en vivo! Sí, una postal que parece estar en riesgo de extinción.
Por supuesto que tiene todo para exasperar a la supuesta crítica especializada que desprecia los fenómenos masivos (el pibe tiene 50 millones de oyentes mensuales en Spotify y recién tiene un solo disco editado).
Pero no hay nada más fácil que repasar casos parecidos de artistas que durante años fueron despreciados por ser “vulgares” y a la vuelta del camino fueron rescatados como estrellas.
En esta era del descarte instantáneo es difícil predecir qué será de Boone de aquí en adelante, pero por eso en lugar de desacreditarlo solo con argumentos caprichosos, mejor sentarse a apreciar cómo vuela por los aires y canta de maravillas. No por nada el propio Brian May lo definió como “un verdadero prodigio de 22 años”.
En contra: Puede empalagar
Germán Arrascaeta
Finalizado el primer fin de semana del Coachella 2025, un crítico del sitio norteamericano Pitchfork fulminó a Benson Boone, el cantante estadounidense con formidables dotes vocales-corporales que se perfila como el gran entretenedor de la canción orgánica de este tiempo.
Por más que durante su set en el festival californiano entregó una versión suprema de Bohemian Rhapsody con el mismísimo Brian May, a quien incluso le saltó por encima de sus canosos rulos pipogorositescos, Paul A. Thompson, el crítico en cuestión, concluyó que el nacido en Monroe (estado de Washington) hace 22 años “es horrible, simplemente espantoso”.
¿Tanto así? Para nada. Boone es un gran cantante, capaz de superar la interpretación de una canción cualquiera sea su enfoque (folk, rock, pop calmo, pop estridente), y un performer formidable que ya hizo de los saltos mortales en pocos metros su marca registrada.
Un frontman para el asombro que, para colmo de bienes, plantea una narrativa interesante en sus destellos como cantautor, tal como se percibe en su disco Fireworks & Rollerblades (2024), donde hasta se permite bromear con que la única mujer que no lo dejó fue su madre.
¿Pero acaso esta no es una mirada opuesta negativa? Bueno, ahí va.
Primero, un señalamiento para el disco: está demasiado enfocado en la potente expresión vocal de Boone, lo que quita misterio, suciedad, y lo que lo deja demasiado pegado a su condición de participante de talent show. Si alguna vez se quiso ir de American Idol porque el formato no lo representaba, Fireworks & Rollerblades no es precisamente una deconstrucción de un vocalista con todos, pero con todos, los manierismos del que quiere dejar muy bien en claro “mirá que yo canto fenómeno”.
Y segundo, además de Francia, va una red flag para esas presentaciones en vivo en las que se quiere pasar a la historia desde el minuto cero. Tanta pompa puede empalagar al espectador sobreinformado. Y hasta puede resultar indiferente al promedio, tal como pasó en el mismo Coachella, de cuyo público Boone se quejó por lo poco efusivo que fue durante su versión de Bohemian Rhapsody.
El 20 de junio se lanza American Heart, el nuevo disco de BB. Quedamos expectantes.

