La Córdoba Jazz Orchestra cumple 20 años y lo festeja el domingo 27 de julio con un concierto especial en el Teatro del Libertador San Martín.
La agrupación nació con la idea de darle una impronta local y popular a un género que suele imaginarse como algo distante.
Germán Siman fue el fundador de este espacio, que creció hasta convertirse en una escuela musical y que, gracias a un marcado recorrido artístico, alcanzó el reconocimiento internacional por parte de colegas del género.
En diálogo con La Voz, el propio Germán brinda detalles de aquel big bang. “Mirá, esta idea surgió en 2005, cuando nos visitó un baterista llamado Steve Senz, con quien entablamos una amistad, y a partir de ahí iniciamos dos proyectos”, comenta vía Meet, en compañía de dos compañeros de orquesta: Ismael Avecilla y Guillermo Arce.
“En ese momento, él estaba trabajando en el Shell Lake Arts Center. Me invitó a dar clases allá, y también surgió la posibilidad de iniciar una orquesta y un campamento acá, en Córdoba. Así fue que, el 23 de diciembre de 2005, hicimos el primer toque de la orquesta”.

Así nació una doble aventura: el Córdoba Jazz Camp y la Córdoba Jazz Orchestra. El segundo concierto del grupo llegó en Semana Santa de 2006, cuando Steve volvió a Córdoba. Fue en el Auditorio Perón y marcó el primer paso firme del proyecto. Ese mismo año también se realizó la primera edición del campamento.
“En julio de 2006 tocamos en el teatro Comedia, y también hicimos una actuación en el Teatro del Libertador San Martín. A partir de ahí, despegamos por nuestra cuenta”, recuerda.
La crisis económica de 2008 en Estados Unidos complicó los viajes de Senz, quien dejó de venir durante varios años. Sin embargo, la conexión se mantuvo viva a la distancia. “Yo le mandaba videos, grabaciones de lo que estábamos haciendo, y él nos enviaba devoluciones técnicas. Sobre todo, nos marcaba cuestiones de balance entre las filas. Eso fue clave para nuestro crecimiento”, destaca.
Con el tiempo, la orquesta atravesó distintas etapas y direcciones. En 2014, un nuevo capítulo se abrió con la llegada de Nicolás Ocampo al rol de director.
“Nos habíamos quedado sin director, y Nico dijo: Está bien, yo me hago cargo. Desde entonces, le imprimió una impronta muy fuerte: músicas cordobesas, arreglos propios y una identidad bien definida”, define Germán.
La formación y el perfeccionamiento fueron siempre una prioridad. Cada vez que un músico extranjero pasaba por Córdoba, era una oportunidad para capacitarse. Así llegaron clínicas, seminarios y colaboraciones que enriquecieron al grupo.
“Donald Harrison dio clínicas para saxos, Adam Rapa trajo a un trompetista italiano que trabajó con las trompetas, y también estuvo Gene Aitken, un reconocido director de banda que nos dio un seminario muy importante”, detalla.
El Córdoba Jazz Camp también fue un espacio clave para esa formación constante. Allí pasaron músicos como Juan Cruz Urquiza, Sergio Wagner, Julio Kobryn, Nick Holmes, Mariano Loiácono, Oscar Giunta, Julio Goitia, John Stowell, entre otros.
Crecer desde adentro
Mientras brinda sus respuestas y sus recuerdos, Germán se apoya en Ismael, saxofonista de la orquesta quien también ha tomado el rol de director. Con orgullo, el creador de la orquesta invita a su discípulo a comentar cómo fue su crecimiento dentro de la agrupación.
“Yo empecé justo en 2015 (me acuerdo bien porque fue el año de la transición y también el año en que me vine a vivir a Córdoba). Para mí, hace diez años, era impensado arreglar o dirigir una orquesta. Tenía algo de experiencia en otras en las que había participado en Rosario, pero no me sentía capacitado. De hecho, ahora preparé unos arreglos y, aun así, me sigo sintiendo un poco tímido con eso”, comenta el músico.
“Siento que estamos en un punto de equilibrio muy interesante, con organismos formativos que nos preparan musicalmente de forma profesional, y al mismo tiempo, estamos en un nivel en el que todos fuimos creciendo juntos. Creo que alcanzamos una madurez no solo individual, sino también como grupo”.

Por su parte, Guillermo Arce recuerda: “Yo empecé a tocar en el 2007, al poco tiempo de que comenzó la orquesta. Me tocó vivir el proceso de conocer y aprender de todos los directores, y también de la cantidad de compañeros que fueron transitando este camino con la agrupación, que yo sigo queriendo y a la que sigo perteneciendo”, apunta.
Y con un dejo de emoción, abraza la nostalgia: “Estos últimos años tuve algunos sucesos personales, pero acá estoy todavía. Y he aprendido de cada uno de los directores: empecé con Steve, luego Germán, después vino Alejandro Zárate, más tarde Pablo De Lorca... Hubo varios más, no me acuerdo del que estuvo justo antes de Nico Ocampo, pero después vino él. Y de todos aprendí algo”, cuenta.
“Y sigo en la orquesta porque sigo aprendiendo, incluso de mis propios compañeros. Esto que decía el Isma, que todavía se siente tímido para dirigir, lo entiendo perfectamente. Pero la verdad, Isma –esto es más para vos que para la nota– uno nunca sabe cuándo ya está listo, porque siempre estás estudiando, leyendo, aprendiendo. Nadie te dice con una voz autorizada: ‘bueno, ya está, ahora sos director’. Pero para mí, vos ya lo sos, y vas a ser un gran director.
El jazz hoy en Córdoba
Si bien en el último tiempo los festivales de jazz han acaparado la atención de los cordobeses, según los músicos de la orquesta faltan salones y más movidas para tocar.
–¿Cómo ven al jazz actualmente?
–Arce: Siempre hubo actividades de jazz. Lo que sí noto desde hace unos años es que, gracias a las redes sociales y otras formas de difusión, todo creció mucho más. Incluso el Festival Internacional de Jazz no tiene tantos años; no sé exactamente cuántos, pero es relativamente joven. Y va creciendo.
–Siman: Hoy en día hay un contraste. Quizás antes se podía decir que había menos músicos, pero más público. Hoy hay muchos más músicos de jazz, pero el público sigue siendo limitado. El festival funciona bien, se mueve, pero el problema es que durante el resto del año no hay una escena sostenida. Yo me acuerdo de que hace años iba a ver al Terceto Yunes, y llenaban el Teatro del Libertador. Venían músicos internacionales y también llenaban. Había una verdadera movida jazzera. Me parece que hoy Córdoba no tiene ni siquiera un club de jazz, un lugar donde todas las semanas haya una grilla con distintos músicos tocando.
–Avecilla: Público siempre hubo, de una u otra forma. Coincido con lo que decía Germán: durante el año, no hay un desarrollo permanente de la escena, y eso complica las cosas. También influye mucho la situación económica general, que a veces aleja no solo al público, sino también dificulta que uno pueda producir o gestionar proyectos. Hay menos locales donde pedir fechas, y culturalmente el movimiento está tendiendo hacia otros géneros o espacios. Pero, amén de todo eso, yo creo que el público está. Lo que pasa también es que hay un preconcepto sobre el jazz, de que es una música pretenciosa o demasiado intelectual. Y yo, honestamente, no creo que sea así. Incluso creo que algunos músicos, erróneamente, contribuimos a alimentar ese prejuicio. Por eso me parece importante aclarar que la música se puede disfrutar desde cualquier lugar y de muchas maneras.
Para ir
La Córdoba Jazz Orchestra celebra sus 20 años en el Teatro del Libertador San Martín (Av. Vélez Sarsfield 365). El evento será el domingo 27 de julio a las 20. Entradas desde $ 8.000 disponibles en autoentrada.com