Gauchito Club es el número central del Corona Sunset que se realizará este sábado en el Anfi de Malagueño (km 18,5 de la colectora Córdoba-Villa Carlos Paz). Pocas cosas tan compatibles entre sí: una banda fresca y contagiosa, basada en canciones bailables de medio tiempo sobre sensaciones asequibles, y la propuesta de esperar la puesta del sol en un agradable entorno natural.
Será la última fecha en 2025 de estos mendocinos, quienes, pese a estar en ascenso permanente, se geolocalizan artísticamente así: “Ni promesa, ni revelación”. Y será la previa a su regreso a Cosquín Rock, ya que Gabriel Nazar (voz, guitarra nylon), Sasha Nazar (voz y bajo), Julián Bermejo (guitarra eléctrica y coros), Nahuel Quimey Chandia (percusión) y Ale Rezk (saxo) están programados en la máxima cita del rock & pop nacional el 15 de febrero de 2026.
Luego de aislarse del incesante ruido de albañilería que domina su casa en Mendoza capital, Gabriel Nazar atiende el llamado de La Voz para aproximarse al presente de Gauchito Club. “Como banda estamos en un año muy bueno. Nos queda una sola fecha, que es esta del Corona Sunset en Córdoba y que corona, precisamente, un año de muchísima expansión”, diagnostica.
“Sobre todo, el crecimiento orgánico ha sido muy exponencial. En un contexto socioeconómico complicado, es un privilegio cortar tickets. Estamos muy agradecidos por eso”, añade.
–Ponés especial énfasis en el adjetivo “orgánico”. ¿Por qué planteás el crecimiento en esos términos?
–En la banda lo hablamos en esos términos para contraponernos a la distorsión de la realidad que genera la lectura de datos de las plataformas de streaming. Allí, hay muchas músicas que están muy infladas. La venta de tickets ofrece mayores indicios sobre el crecimiento de una banda. En ese punto, insisto, ha sido un crecimiento muy fuerte el que vivimos. En la mayoría de las plazas en las que hemos tocado, agotamos o estuvimos muy cerca de hacerlo, algo que no han logrado proyectos de mucha demanda en streaming. Lo destaco porque está bueno hablar de la realidad, de la calle, de las cosas que pasan en el barrio. No todo pasa por una visión digital de las situaciones.
−Ni sorpresa, ni revelación: ¿les gusta ese estatus de artistas populares que van a su ritmo, desentendidos de lo que la industria ordena y sugiere?
−Totalmente. Yo creo que es algo de lo que estamos tratando de hacernos cargo. Solemos hacer un paralelismo con los restaurantes. Nos gusta más ese te hace la comida lenta, que sabés que no va a cambiar el producto, que se mantiene con los años y que va creciendo poquito a poquito pero sin parar. Preferimos un restaurante así antes que otro hypeado en el que nunca sabés con qué te podés encontrar. Acá sabés con qué te vas a encontrar: con una banda que no te va a dejar tirado. Con una banda que desde el aspecto artístico va a tratar de inspirarse y de contagiarte desde un lugar de investigación, desde un lugar de inquietud que se plasme en una música que te atrape y en letras que te sorprendan. No dejamos de ser voceros del presente y cronistas de todo lo que está pasando, así que un poco nos abrazamos a eso. Tampoco hay que pecar de ser hipócritas.
–¿Qué querés decir con eso?
–Que todos pertenecemos a la industria y que, de alguna manera, la industria muchas veces es tan fuerte y voraz que en algún momento te termina condicionando. Sobre todo en las cuestiones de los tiempos. Hay intereses que tienen que ver con que saques nueva música porque, si no lo hacés, no podés vender, no podés hacer prensa, no tenés un hito para contar. Desde ese lugar, uno es parte del sistema. No queremos escaparle tampoco al tiro, pero aclaramos que lo hacemos a nuestro modo.
Vivir en Mendoza, una decisión política
–Dos preguntas con respecto a “Tu casa”, el nuevo simple. ¿Cómo contactaron al español Leo Rizzi y cómo surfean la vida hogareña los Gauchito Club? ¿Se abstraen de la música cuando están con sus respectivas soledades?
–A Leo lo conocimos porque nos escribieron desde su sello hace dos años y para desarrollar una de esas famosas sesiones de composición. Eso pasa: los sellos conectan a diferentes bandas y solistas para que se junten a componer. De eso, después puede surgir una canción publicable o no. Es muy común esta cuestión en nuestro mundo. En este caso, se dio que coincidimos en un día libre en Madrid y nos reunimos. Así surgió la canción en los estudios de Sony en esa ciudad, con un piano y una guitarra. Les dije “Chicos, tengo esta idea. Fíjense qué onda”. Y les gustó. Todo se hizo en una tarde. Fue bastante fructífera la experiencia. Obviamente, hubo una posproducción en Mendoza porque ameritaba que grabara el resto de los de Gauchito. Y, con respecto a la cotidianidad, depende de la época del año. Por ejemplo, ahora que estamos cerrando el año y superdesconectados. Yo estoy con mi casa en construcción. Hace poco, tuve la suerte de poder comprarme mi primera casa y la estoy construyendo con estudio incluido, pensando en que Gauchito tenga su propia usina creativa. Es un sueño en el que estoy enfocado.
–¿Todos siguen viviendo en Mendoza?
–Todos vivimos en Mendoza, es una decisión política que podría haber tenido malas consecuencias. Pero nos bancan todos: los productores lo entienden, los colegas y el público también. El lado positivo es que cada vez que llegamos a un lugar tenemos un aire distinto y nos tratan como una banda de afuera Y el negativo –porque siempre está bueno tener las dos lecturas– es que por ahí no ranchamos en las fiestas de caritas conocidas tanto como nos gustaría.
–¿En serio quieren estar ahí?
–Sí. No tenemos conflicto con asistir a fiestas a las que no hemos sido invitados (risas). Pero no ir tiene su encanto, ¿no?
–¿Sí?
–Claro, la tranquilidad de mantenerse fuera del establishment.
–¿El “indie” tropical lo inventaron ustedes? ¿O acaso ya existía y ustedes sólo le echaron unos polvitos mágicos?
–Ese rótulo salió de la interna de la banda en un momento en que necesitábamos una respuesta a una inquietud de la prensa. Fue al principio, cuando publicamos Guandanara (el debut de 2018). Nos sirvió para identificarnos y distinguirnos. Destacarnos, incluso. Pero ahora ya no nos calza porque… A ver, el indie empezó como una forma de hacer música, como una actitud, y después lo transformaron en un género. Y ahora, creo, indie es casi todo, ¿viste? Todo tiene una connotación de libertad, de independencia. Lo tropical, por su parte, puede tener que ver con una región, si querés, pero también remite a algo hasta medio folklórico o de raíz. Y lo cierto es que estamos rompiendo cada vez más fronteras como para limitarnos al indie tropical. Si me preguntás a mí, Gauchito hace música popular con una raíz pop, porque queremos que lo que cantemos se traduzca de una forma simple para que se entienda al toque. Ese es el mejor rasgo que tiene el pop.
–¿Conocieron a Wanda Nara?
–No nos dio bola. Pese a que hemos estado hypeados, éramos parte de una banda extremadamente irreverente y under, por lo que está perfecto que no le haya llegado el hecho de que existíamos. Te cuento que mi nueva casa queda a tres cuadras de la verdulería de la que sacamos el nombre y que pusimos en la tapa de nuestro primer disco. Sacaron el cartel que decía “Guandanara” porque el matrimonio de los dueños se separó.
–¿Qué tan importante fue Cosquín Rock para Gauchito Club?
–Muy importante. Tanto Cosquín como otros festivales nos hicieron entender que una banda como la nuestra, tan ecléctica, debe concentrarse para destacarse en un mar de diversidad y volumen. Hay que proponer algo fuerte y al medio en 45 minutos, o en 50, en el mejor de los casos. En Cosquín Rock, pudimos quitarnos la timidez mendocina para, de repente, convertirnos en demonios. Tanto fue así que al bajarnos nos preguntamos unos a otros “¿qué hicimos?”. ¡No nos reconocíamos! Esa actitud en festivales nos ha permitido sumar muchos fans a los que les prometimos seguir hasta donde nos diera el agua.
–Agua, el elemento que en Mendoza escaseará por la explotación minera…
–Siempre es una minoría la que tiene la mayor cantidad de dinero en el mundo. Es injusto. Por parte de esa minoría, la provincia está pasando por un momento dolorosísimo, muy nefasto. Y, bueno, al estar frente a una urna, hay que tomar conciencia de qué se juega. De que también está en juego la vida de los animales y de los peces, los recursos…
Para ir
Corona Sunset se realizará este sábado en el Anfi de Malagueño km 18,5 de la colectora Córdoba-Villa Carlos Paz.


























