Este jueves, Martín “Mono” Fabio visitó Otro día perdido, el late night show de Mario Pergolini en El Trece.
El líder de Kapanga repasó momentos de su vida y también se dio el gusto de cantar El mono relojero.
Sin embargo, un momento llamativo de la entrevista fue la anécdota de la revelación musical que tuvo la primera vez que escuchó a La Mona Jiménez.
Según contó, esto pasó en el servicio militar, cuando un cabo con el que forjó buena relación le hizo escuchar un cassete del “Mandamás”.
A mí me cambió la vida hacer la colimba”, dijo. “¿Para bien o para mal?”, indagó Mario Pergolini. “Para bien. Para ser lo que soy hoy, si no hubiese hecho la colimba nunca hubiese escuchado una canción de la Mona Jiménez. Entonces, gracias a la colimba, cambió el destino de mi vida”.
La imagen que proyectaban en pantalla lo mostraba con uniforme, muy joven: Martín acababa de ingresar a la Fuerza Aérea Argentina, en el Área de Material Quilmes, como parte de la clase 69, y salía de ahí directo a trabajar en un bar, cumpliendo tareas de bandejero y tomando pedidos en las galerías.
Y sobre la música de La Mona, dijo: “Fue ahí, en la colimba, el cabo Fernando Ariel Ledesma. Sigo teniendo relación. Lo he invitado a cantar varias veces. Él escuchaba un cassette, y en un momento me atrajo mucho un sonido particular, que era el del acordeón”.
Ese instrumento que puede ser tanto lamento como fiesta, emblemático de la música cuartetera, detuvo al Mono y le cambió la vida. “Me sentí identificado, pregunté de curioso quién era el que cantaba y el cordobés me explicó un poco quién era y me hice de ese cassette. Y terminé la colimba y armé una banda”.
A pedido de Mario tarareó y cantó las palabras de ese tema que lo cautivaron: “Oh, Señor, ayúdame, ábreme las puertas de la libertad. No quiero cadenas que torturen más mi corazón. Ya pagué las consecuencias del amor que tuve ayer. Quiero vivir, quiero vivir”, cantó de memoria, hilando la letra que lo definió. Tenía diecisiete, dieciocho años. Había sufrido un desamor, y desliza con ironía: “A todos los que hacíamos la colimba, por lo general, si estábamos de novios, las novias nos dejaban. En la primera parte de la canción, dice: ‘Un día me devolvió el anillo que le di...’ Habla de mucho amor y pensé que me la había escrito para mí. Y armé mi primer proyecto musical”.
























