El año pasado, en el mismo fin de semana y en el mismo lugar, La Barra celebró a pura fiesta sus 30 años de historia.
En aquella efeméride, la emoción y la nostalgia fueron las sensaciones que primaron en el Quality Arena, donde más de 6000 personas asistieron a cada una de las cuatro fechas programadas.
La seguidilla de bailes dejó un sabor a satisfacción y la percepción de que todo seguía igual. Además, Adrián Moyano había recibido el abrazo de todos tras superar un ACV y regresar a su lugar en el mundo.
Casi 365 días después, La Barra volvió al mismo escenario, pero esta vez para ponerle punto final a su historia.
Mucha agua pasó debajo del puente hasta llegar a “El último baile”. Y, en esta ocasión, las sensaciones fueron otras: un ciclo cumplido y una marcada distancia entre los protagonistas.
A toda fiesta
Este viernes, en medio de una lluvia torrencial que cayó pasada la medianoche, los “barrabaleros” apuraron su ingreso al recinto de avenida Cruz Roja al 200. Muchos entraron empapados por la intensidad del aguacero, pero nada iba a impedir que fuera una noche de disfrute.
Luego del paso de Gente Negra, una banda blusera que versionó temas de La Barra, comenzó la fiesta con la emoción de muchos de ver por última vez a la banda de sus vidas.
Banderas y carteles de provincias como Santa Fe, Mendoza, San Juan y Tucumán se desplegaron en alto cuando Javier “La Pepa” Brizuela, Carlos de Piano y Adrián Moyano se ubicaron frente al escenario para dar inicio a su primera selección de canciones.
Dime qué haré, Tempestad, Lento y La fuerza del corazón fueron las primeras que desataron la euforia del público. En varios pasajes de los estribillos, la voz de La Pepa se fundía con la del público que coreaba las canciones al unísono.
Siguieron con un puñado de temas más hasta que llegó el momento de presentar a Marcelo Cáceres, guitarrista histórico del grupo, que se sumó para tocar otro de los tantos hits: Será.
Si bien los 17 músicos en escena brillaron durante todo el show, hubo momentos de excelencia que enaltecieron el legado musical del grupo. “Los diablos”, haciendo sonar el bronce en los vientos, se destacaron especialmente. Con ellos en el centro, cerraron Me muero por dentro y la primera selección.

Media hora más tarde, los músicos volvieron y entonaron Abrázame. Al terminar, subió como invitada Vanessa Velázquez de Banda Mix, agradeciendo especialmente la ayuda en sus inicios.
“Ustedes nos dieron una mano muy grande cuando empezamos y nos invitaban a tocar en sus pausas. Estoy eternamente agradecida”, dijo y cantó Ni tú ni yo.
La fuerza del corazón
La segunda selección estuvo marcada por canciones que trascendieron con el paso de los años y que dan cuenta del éxito reconocible en cada uno de los discos.
El repaso se dio principalmente por temas de La barra de las galaxias (1997), A toda fiesta (1998), Caiga quien caiga (2003) Delivery (2006).
En el cierre de la segunda, los bailarines más grandes disfrutaron de canciones como Salvaje, Mentirosa, Sobreviviré y también Aventurera, de Tru la lá.
La tercera y última selección llegó con La carta. Todo el Quality celebró los primeros acordes como si fuera un gol, y no quedó nadie sin bailar.
Luego sonó Así no te amaré jamás, y Facundo Toro subió al escenario como invitado para compartir Un millón de rosas.
Sobre el final, Lucas “Chocolino” Juárez, excantante del grupo, se sumó a cantar Amor de escuela y Tikita.
Cuando se fue “Choco”, llegó la torta, las velas por los 31 años de historia, un tibio abrazo entre los integrantes y un cierre con clásicos invencibles como Se nos fue el amor, Amor infiel y La camioneta.
El retiro fue rápido, pero en las pantallas se pudo ver a La Pepa emocionado hasta las lágrimas.
Ya no somos ni seremos
Mucho se comentó sobre el final de La Barra. Más allá del lógico desgaste de 31 años de carrera, lo cierto es que la banda más grande de Córdoba se retira de manera plena: con una vigencia envidiable y un timing en el vivo que imprime color y un sonido magistral a la hora de interpretar canciones.
Así como en el escenario resuelven de memoria, también resultó palpable la distancia que mantienen entre los tres miembros fundadores.
En la conferencia de prensa donde anunciaron la despedida, se encargaron de disipar rumores de peleas y conflictos.
En julio declararon: “Los que alientan la idea de una pelea no se merecen una contestación, sino que les señale que siempre fuimos honestos y que, por eso, hemos pagado un precio muy caro: cuando estábamos bien, se notaba; y cuando estábamos mal, también. Nunca subimos a un escenario a decir ‘nos amamos’, si no era así”, evaluó previamente La Pepa.
Y también dijo: “No podemos dejar de ser felices por esta decisión que hemos tomado. El mundo sigue adelante, no se muere nadie, no se paraliza nada. La Barra es un grupo musical, un grupo de amigos. Nos queremos. Nos queremos, y mucho. Nos vamos bien. No nos vamos porque la gente nos bajó el pulgar”.

Sin embargo, lo que se vio este viernes en el Quality, en una despedida a flor de piel por parte del público y de los protagonistas, fue distancia.
No hubo acercamientos entre ellos, salvo cuando apareció la torta por el 31° aniversario y en otro momento en el que La Pepa se acercó a ver tocar las percusiones a Adrián. En el saludo final hubo un abrazo, aunque un tanto frío.
De todos modos, las más de 6000 personas que asistieron a “El último baile” se retiraron felices del Quality. Ni la tormenta, ni el clima helado, lograron impedir que la noche cordobesa se tiñera de fiesta en la despedida de La Barra.