Buenos Vampiros actuará en Córdoba a pocas semanas de una gira europea en la que tocó 32 noches seguidas en diferentes ciudades de ese continente. Y no sólo eso, la banda marplatense volverá a esta plaza con Entre sombras, su tercer disco publicado en 2024, ya madurado en este y en otros frenesís de interpretaciones en vivo.
Así las cosas, es imperdible una nueva cita con Irina Tuma (voz y guitarra), Ignacio Perrotta (voz y guitarra), Luana Giobellina (bajo) y Mora Murgue (baterista), en esta oportunidad prevista en Sala Formosa (Achával Rodríguez 349) el viernes 1° de agosto. Vienen afiladísimos y con una inercia estimulante, esa sería la síntesis del presente de estos cultores del punk gótico y del dream pop, según el caso.
Pero curiosamente, lo hacen para interpretar una obra, la citada Entre sombras, que sugiere “bajar un cambio”.
“Para mí, es un disco especial porque es muy íntimo. Tiene mucho de introspección y de sensación de bajar un cambio”, refuerza Perrotta en contacto con La Voz.
“Es que veníamos de grabar Destruya (2022), con un promedio de 160 bpm (beats per minute) para arriba y temas muy uptempo, y ahora, sin pensarlo tanto y de manera orgánica, pasamos a 80 bpm y temas downtempo. Alguien te espera, por ejemplo, es muy ambiental. En lo que respecta a las letras también pasó algo similar”, amplía el violero.
“Creo que es una etapa natural, porque después de la pandemia empezamos a tocar un montón, a viajar… En 2023, hicimos como 50 fechas, nos fuimos a vivir a Buenos Aires todos juntos. Entonces, necesitábamos bajar un cambio, que la música se tomara una especie de respiro. Eso pasó también con el color”.
–¿Con el color?
–Sí, para la tapa elegimos el violeta para salir del rojo de Destruya. Por otro lado, queríamos plasmar la ciudad en el invierno. La tapa del disco es una foto nuestra en Playa Chica, en Mar del Plata, durante esa estación. Es nuestro paisaje la mayor parte del año. Es un autorretrato. Entre sombras es un disco que escucho y no me canso de escucharlo. Tampoco me canso de tocarlo. Nunca lo tocamos completo en Córdoba.
Una vez que diagnosticó el nuevo desplazamiento artístico – emocional de Buenos Vampiros, a Perrotta se le puede señalar que, por cantar temas como Puedo ver el mar en tus ojos, Caminamos (en el que se le oye “me hiciste sonreír con cada palabra”) y Canción para Rufina, aporta ternura y amor sin pudores a un disco que se jacta de haber hecho un pacto lúdico con la oscuridad. “Me sale naturalmente”, dice al respecto.
“Es lo que me inspiró a crear en ese momento. No fue para nada forzado. Es esperanzadora esta cuestión. Cada vez que me señalan eso de la cuota de amor, digo que es necesaria, ¿no?”, completa.
Buenos Vampiros y la banca de una leyenda
Otro rasgo distintivo de Entre sombras es la participación de Ana Curra, leyenda del postpunk gótico español que supo liderar Parálisis Permanente. “Es un sueño que no soñamos”, confiesa Perrotta cuando empieza a desandar cómo sus compañeras y él construyeron vínculo con Curra.
“Éramos fans de Parálisis Permanente antes de que nos formáramos. Y resultó que un día vino a tocar a la Argentina con la producción de unos amigos, quienes nos preguntaron si queríamos abrir. Nos aclararon que iríamos gratis, pero fuimos porque la valoramos mucho. Después de la tocada compartimos una birrita, ella flasheó mucho con las chicas, se enamoró de las chicas…”, recuerda.
E inmediatamente agrega que a él le dijo que le gustaba cómo cantaba y el sentimiento que Buenos Vampiros le pone a sus letras. “Y nos tiró la posibilidad de colaborar en el futuro, justo cuando teníamos Entre sombras en su última etapa, metiéndole sintes, coritos y otros detalles”, refuerza.
“Se nos ocurrió tirarle la onda, le pasamos todo el disco y ella eligió Desorbitado. Ana, además, fue quien nos impulsó para ir a la gira europea. Ellas nos presentó a Vibraciones Agencia… Nada es tan ideal como ‘sacás un disco, hacés una colaboración y te llega la posibilidad de una gira internacional’. La naturalidad con la que se dio todo le imprimió romanticismo al vínculo. Tocamos en Madrid con ella. Fue hace poquito, hace dos meses y en Sala El Sol, una muy mítica por donde pasaron Parálisis Permanante, Alaska. Bueno, ahí compartimos fecha con Ana Curra, reflashero”, completa el músico, para quien es natural estar en un cuarteto con el 75 por ciento de componente femenino y con el que puede hablar sin redes sobre lo que sea que proponga la agenda sociocultural.
“Más allá de compañeros de banda, somos muy amigos con las chicas. Vamos los cuatro juntos para todos lados. No debería sorprender que hablemos de lo que sea en una banda de tres mujeres y un hombre, cuando hay otras tantas de tres hombres o más con una mujer que hace coros. Acá sale todo natural”, sostiene.
“Esta generación y la que nos sigue se mostrarán más deconstruidas en relación a pensamientos muy de edad media. En mi familia soy el único varón entre mis hermanas y mi vieja. No las cambiaría por nada a ellas ni a las compañeras que tengo”, asegura antes de nombrar a Bauhaus, Public Image Ltd. y a Tsol como bandas de referencia.
“Me gusta mucho ese sonido ochentoso de punky gótico. De acá, me flashean Los Pillos, estoy a full con Los Violadores. También me gustan el tango, el house... El hacer música en este era tiene eso de tener muchas influencias y de que éstas en pongan en la ensalada cuando te ponés a crear”, reflexiona.
Y por último concluye: “Pero el punk gótico es el sonido que musicaliza nuestras vidas. No te olvides que somos de Mar del Plata y que en nuestra ciudad hace un frío de cagarse, sopla un viento permanente y tiene el índice de mayor desocupación del país. Se pone dark”.