Barbi Recanati atiende el teléfono desde Buenos Aires y, antes de reconocer que está muy emocionada y bastante nerviosa por venir a Córdoba a presentar el disco, charla con esta cronista sobre el álbum anterior, aquel que surgió después de un parate y un silencio muy saludable para su vida y su carrera.
–Recuerdo haberte dicho que El final de las cosas me parecía triste y melancólico, pero en 2023 me dijiste que había un mensaje optimista. Ahora, con el diario del lunes, me pone más triste aún…
–Risas…
–En aquel momento, te habías tomado un año para componer y reconectarte. ¿Cómo fue el proceso para este nuevo disco llamado “Único y nuestro”?
–Fue bastante distinto porque es un disco que, si bien lo hicimos un poco cuando paramos de tocar, pero el proceso de grabación se dio mientras todavía estábamos en actividad con El final de las cosas. A diferencia del disco anterior, en este aparecieron ganas de hacer canciones nuevas, de traer un sonido nuevo, mientras estábamos con el otro disco. Empezaron a aparecer canciones el año pasado y este año nos dimos cuenta de que era un disco. Fue como si nuestros cuerpos hubieran sido obligados a entrar al estudio por las canciones.
–¿Ya tenías las canciones craneadas o iban apareciendo cosas y las ibas registrando?
–Un poco y un poco. Yo creo que la mitad del disco fue apareciendo y la otra mitad, cuando decidimos encerrarnos a grabar, las empecé a escribir. Me encantaría ser esa artista que tiene 100 canciones y entra al estudio y elige, pero soy más de las que tiene seis canciones y cuando entra al estudio, escribe otras seis (…) A veces me pasa que estoy haciendo cualquier otra cosa y aparece una canción, pero eso ocurre cada dos años... Por lo general, digo, bueno, de marzo a junio me encierro y ahí empiezo con el ejercicio de escribir... con la guitarra, y buscando y borrando. Es como un ejercicio.
–El sonido retrofuturista de “Único y nuestro” me lleva a una época de los ’80, bien dark y con mucho sintetizador, ¿estaba prevista esa estética o fue surgiendo?
–En un principio, pasó que aparecieron canciones sin una instrumentación clara y decidimos conscientemente llevarla para algún lugar, pero que no sabíamos cuál era. Tardamos en encontrar ese lugar. Y hoy lo siento como un disco un poco más experimental que los otros. Nos pasó mucho eso de preguntarnos qué pasa si arrancamos todo de nuevo, pero por este instrumento o aquel otro… Como que fue un constante experimento buscando un sonido que no sabíamos cuál era exactamente.
Más adelante en la charla, cuando se le consulta por la original reversión de la canción Todo sigue igual de Viejas Locas que está sobre el cierre del disco, Recanati reconocerá que fue esa impensada canción la que terminó de darle forma a Único y nuestro.
La idea de hacer ese tema fue de Juan Manuel Segovia, guitarrista y productor del disco, quien, en palabras de Recanati, es “muy rolinga”.
“Juan siempre traía canciones de Viejas Locas para hacer y nosotros le decíamos que no”, arranca relatando la compositora y sigue asegurando que finalmente se rindieron ante la pluma de Pity Álvarez y prepararon algo a modo de regalo para el público en un show en vivo.
“Luego Lux Raptor (teclados) nos propuso unos sintetizadores que a mí me volvieron loca, me rompieron la cabeza y me gustó tanto, tanto, que fue como: toquémosla de nuevo... y toquémosla de nuevo, y así, de repente, ya era parte de nuestro repertorio”.
Grabaron la canción y se la pasaron a Julia Mengolini para su programa Segurola y Habana; y cuando arrancaron a grabar Único y nuestro, la usaron como faro.
“Necesitábamos una referencia y nos dimos cuenta de que la refe a la que queríamos ir era la versión que habíamos hecho de Todo sigue igual. Entonces, terminó adentro del disco porque casi que fue el faro del disco”, remata.
Entre el amor y el cine
A juzgar por las letras y cierto clima de Único y nuestro, se puede deducir que hay muchas cartas de amor en la lírica. Cuando se le consulta a Recanati si es un disco de amor, responde que sí, como si hubiera sido descubierta robando algo que no le pertenece.
“Sí, sí, sí, la verdad es que sí es un disco de amor. Creo que es un disco que justo me agarró en un momento raro de mi vida... (hace una pausa), mientras estaba haciendo el disco estaba atravesando una rotura de corazón y cosas como muy emocionales. Entonces, empezaron a aparecer otras canciones y de repente el disco empezó a tomar otro color. Tal vez un día estaba mejor y hacía un tipo de canción... y otro día al revés. Hoy lo veo y me da risa porque es un disco que habla de muchos estadios emocionales, tal vez de una relación amorosa o de sentimientos amorosos, pero en diferentes estadios”, asegura.
Además de referencias al amor, el disco tiene, por momentos, un clima muy cinematográfico, bien podría ser una banda de sonido. Al ser consultada al respecto, cuenta que varias canciones nacieron de una imagen, de pensar en una escena neoyorkina o algún clima particular.
“Suelo partir de una imagen porque la canción está, pero de repente llega el momento de definir para dónde va a ir el audio o para dónde va a ir la instrumentación, y tal vez mi respuesta termina siendo ‘quiero que suene como una discoteca’. Me parece que es una manera divertida de encarar la canción”, asegura.
El fin de una era
Sobre el final, y solo a modo de curiosidad, vale preguntarle a Barbi qué opina sobre el cierre de los canales musicales que anunció MTV.
Ella no es cultora de la nostalgia ni de la frase “todo tiempo pasado fue mejor”, pero sí se ha reconocido siempre hija de una era marcada por los videos musicales y cierta estética noventosa.
“A mí MTV me educó. Los canales de videoclips para mí fueron una parte muy importante de mi vida mientras crecía y después cuando hice música también. Fui parte también de esa generación”, arranca diciendo y luego cuenta: “Cuando yo era chica, había un canal que se llamaba Music 21, que mientras te pasaban los videoclips, abajo te ponían la biografía del artista y la historia. Estoy hablando de una época en la que todavía no existían las computadoras hogareñas. Yo aprendí un montón de música a través de ese canal. Y era como el algoritmo de esa época”.
Y luego de pensar un poco más, Barbi se atreve a lanzar: “Te diría que gran parte de la música que conozco la conocí por los canales de televisión de videoclips”.
Pero la anécdota no queda ahí porque la compositora asegura que ya cuando ella tuvo su banda Utopians, el vínculo pasó a ser otro.
“Mis videos empezaban a aparecer ahí. Entonces, para mí también fue un impacto regrande porque yo me acuerdo de ir a tocar a México y que las personas me dijeran: ‘Sí, yo te conocí por el video que apareció en Match Music de, no sé, tal canción’. Y los videoclips de mi banda a mí me abrieron un montón de puertas. Y me acuerdo de que una de las canciones entró al top 10 de los videoclips de MTV y estuvo como dos semanas ahí”, dice.
Sobre el final, asegura que si bien le da cierta nostalgia ese tiempo que se termina, cree que lo nuevo también trae cosas para aportar. “Ahora son más las cosas buenas que las malas. Porque yo podía tener un videoclip en MTV, porque tuve un golpe de suerte gigante. Era muy difícil (…) Hoy podés subir tu video a YouTube en tres segundos y si bien no es fácil que la gente lo vea, por lo menos el acceso es para todos. Los canales de televisión, al igual que las revistas, al igual que las radios, son espacios que a mí me encantan y me gustaría que existieran toda la vida… pero no necesariamente son los espacios más democráticos para divulgación de música”, cierra.
Para ir
El sábado 18 de octubre, Barbi Recanati presenta su tercer disco solista 𝐔𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐲 𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 en Sala Formosa, desde las 20. Entradas en Alpogo, desde $ 22 mil.
