Al mismo tiempo en que A.N.I.M.A.L. se suba al escenario de Sala Formosa este sábado, en Birmingham, Inglaterra, Black Sabbath estará tocando sus últimos acordes como banda.
La legendaria agrupación organizó un concierto de despedida que terminó convirtiéndose en un festival, gracias a la participación de grupos fundamentales como Metallica, Pantera, Slayer y Guns N’ Roses, entre otros. Será una reunión metalera con los principales referentes del género, que podrá verse en todo el mundo vía streaming.
Sin dudas, si se hubiera buscado representación latinoamericana, la banda que mejor encarnaría el heavy metal de esta región es la liderada por Andrés Giménez. Por calidad de obra, importancia y trascendencia, bien podrían haber estado allí.
En diálogo con La Voz, y desde el otro lado del teléfono, el cantante y guitarrista lamenta no haber logrado concretar algún contacto para ser parte del evento.
“Lo único que nos faltó como banda es haber tocado con Black Sabbath. Lo hicimos con Ozzy, pero nos hubiera encantado estar en esa despedida”, dice Andrés.
En el nuevo recinto de la calle Achával Rodríguez estarán presentando Legado, su último disco de estudio, que tuvo su estreno oficial el fin de semana pasado en el teatro Vórterix de Buenos Aires.
“Estamos en un gran momento. Felices de poder tener material nuevo después de tantos años de carrera. Y, en el vivo, me sorprendió la recepción de la gente, que ya coreaba las canciones. Les tuve que decir: ‘¡Bien! Hicieron la tarea’”.
–¿Te sigue movilizando ver cómo la gente recibe un disco nuevo?, ¿todavía hay adrenalina?
–Sí, claro. Es que eso es lo que nos mueve. Esa adrenalina tiene que estar todo el tiempo. Esos nervios, esas ganas de tocar, la actitud de salir y dejar todo no tienen que morir. El día que eso deja de pasar, es el momento de parar y hacer otra cosa. De ahí vienen las pausas o las separaciones. Es una locura hermosa que nosotros sentimos a full cada vez que subimos al escenario y cada vez que nos vamos de gira.
–Mantienen un legado de muchos años y lo sostienen girando en muchos países...
–Justamente, tomando el nombre del disco, lo que hicimos fue dejar un legado. En un momento de la vida, uno se tiene que hacer cargo de lo que sembró. Y en este caso, A.N.I.M.A.L abrió y marcó un camino. Más allá de los cambios de integrantes o del momento en el que estuvimos separados, el legado nos mantuvo siempre en el centro de la escena. Pero porque la gente lo eligió así. Fuimos una banda punta de lanza para salir con el heavy metal desde Argentina y lograr llegada en Latinoamérica y en más países de habla hispana.

–¿Fueron ustedes la banda de heavy metal que mejor aprovechó la pegada fuera del país?
–Logramos reconocimiento a base de trabajo de hormiga. Porque salimos a un montón de países, durante muchos años, para tocar ante 50, 100 o 200 personas. Y es por eso que, ahora, A.N.I.M.A.L está en los festivales más grandes de Latinoamérica y es respetada en México, Colombia, Chile y Centroamérica. Además somos muy queridos. Es una banda que les representa a ellos el sentir y la cultura latinoamericana.
–¿Cómo ves este momento del género?
–Siempre lo vi y lo veo fuerte. Es un estilo de música que trasciende cualquier tipo de moda. El que escucha metal lo escucha toda la vida. Por ejemplo, el día que vuelva el escenario temático de Cosquín Rock, se volverá a llenar como pasó siempre. Hace dos semanas, cerramos nosotros el Rock al Parque de Colombia para 85.000 personas. El rock y el heavy metal siempre va a tener convocatoria masiva.
La entrevista viral
En mayo, Andrés Giménez visitó el canal de Goura’s Music y en el programa Fonograma brindó una extensa entrevista que luego se viralizó por su recuerdo con Lemmy Kilmister. Con el líder de Motörhead se dio el lujo de grabar Highway to the Hell que se puede oír en el disco Usa toda tu fuerza del 1999.
Allí, también habló de cómo logró forjar encuentros y amistades con próceres de la música como León Gieco (con quien grabó un disco y salió de gira con su proyecto D-Mente), Luis Alberto Spinetta, Mercedes Sosa y Gustavo Cerati, entre tantos otros.
–¿Por qué se da esta conexión con gente que admirás y que seguramente te admira a vos?
–Eso llega cuando la música tiene magia, cuando tiene una conexión que va más allá de los estilos. Cuando ilumina, cuando es honesta… Esa charla, esa mirada, compartir ese momento, genera algo que rompe cualquier barrera, cualquier frontera, cualquier prejuicio que tengamos en la vida. Soy un pibe de barrio que tuvo la bendición divina de poder dedicarse a lo que ama y hacer una carrera con eso. No soy una estrella de nada. Soy una persona normal. Y como siempre escribí desde ese lugar, creo que esa conexión se da con todos. Se da naturalmente. Porque me ven así. Me ven y dicen: “Este flaco es sincero”. Y yo también los siento sinceros a ellos. Es mutuo.
–En 1994 sacan “Fin de un mundo enfermo”. ¿A qué te referías en aquel tiempo?, ¿volvimos a ese lugar?
–Cuando empezamos con A.N.I.M.A.L., fuimos una de las pocas bandas, por no decir la única, que tenía un lenguaje positivo frente a la vida. Y lo seguimos teniendo hasta el día de hoy. Yo creo en la vida, creo en la buena fe, en la hermandad, en el cariño, en el amor. Si no creyera en eso, no existiría, no estaría acá. Siempre con A.N.I.M.A.L. pregonamos eso: el niño, la familia, el amor, el barrio, los amigos. Y para nosotros, El fin de un mundo enfermo fue eso: comenzar a decir “basta” a toda esta porquería que nos está devorando. Y empezar a construir algo nuevo. Por eso, después de ese disco, el siguiente se llamó El nuevo camino del hombre. No es casualidad. Para nosotros, era como sepultar un mundo enfermo y empezar a construir ese nuevo camino del hombre. Y así fuimos avanzando, con esa filosofía de vida. Pero bueno… lamentablemente, el mundo en el que vivimos sigue enfermo. Y es muy loco, porque las letras de este disco, si las hubiésemos sacado hoy, estarían totalmente vigentes. No solo la sociedad argentina está mal, el mundo está enfermo nuevamente.
Para ir
A.N.I.M.A.L se presenta este sábado 5 de julio a las 21 en Sala Formosa. (Dr. T. Achával Rodríguez 349). Entradas desde $ 30.000 en alpogo.com