Festejando más de 40 años de carrera, Alejandro Lerner se prepara para reencontrarse con el público cordobés el próximo 21 de septiembre en Quality Espacio, en el marco de su gira La banda sonora de tu vida.
En la antesala de su visita, el músico conversó en exclusiva con La Voz en Vivo y demostró que su vigencia no es casualidad, sino el resultado de una curiosidad inagotable, y una profunda reflexión sobre su arte y el país.
Según cuenta, el repertorio del show es una mezcla de clásicos infaltables como Después de ti ya no hay nada y Volver a empezar, con joyas de sus primeros discos como La verdadera historia de Superman y temas más íntimos, como la canción que le dedicó a su padre, Entre lágrimas y euforia. Incluso, adelantó que podría sonar un blues inédito compuesto durante la pandemia.
Lejos de anclarse en el pasado, Lerner se revela como un consumidor voraz de la música actual. En sus playlists conviven leyendas como The Beatles, Stevie Wonder y Prince con artistas contemporáneos como Lewis Capaldi, Olivia Rodrigo y Miley Cyrus, a quien considera una de sus favoritas.
“Escucho mucho The Beatles, Spinetta, Charly García. Me gusta volver a las raíces porque de ahí salgo. Escucho mucho jazz también, estudio, me gusta seguir estudiando, practicando, seguir moviendo los dedos. Tomo clases dos veces a la semana para la gira”, reconoció.
–En esa apertura, ¿qué te parecen Ca7riel & Paco Amoroso?
–Espectaculares. Me parecen dos hallazgos de la música argentina de exportación. Son dos chicos que tienen desenfado, talento, una capacidad expresiva y de entretenimiento espectacular. Los venimos siguiendo porque nos gusta y realmente los valoramos mucho. Ca7riel es un gran músico. Nos gusta mucho seguirlos.
–¿Cómo ves al país hoy? ¿Qué sentís de la gente cuando subís al escenario?
–Mi gente trata de renovar la esperanza de un país que todavía no llega a consumarse. Creo que nos hemos atrasado mucho como país. La política de todos los partidos que hemos tenido hasta ahora no nos han ayudado a unirnos y ha profundizado una grieta que no ayuda en nada. Unos remando para un lado y otros para el otro, y el barco muchas veces se mantiene en el mismo lugar. Necesitamos pasar la política. No creo mucho en la política, creo en las personas. Por eso no soy afiliado a ningún partido. Siempre renuevo la esperanza con cada voto, con cada ejercicio de la democracia, de que nos vaya bien a todos, no a un partido o al otro. Eso no me interesa para nada. La corrupción es una enfermedad de las personas, no de los partidos políticos. Eso es lo que tenemos que limpiar.
–El año pasado, en “Almorzando con Juana”, discutías con Adrián Suar sobre el rol que tiene el Estado. ¿Seguís sosteniendo esa misma idea?
–El Estado trabaja con los recursos que le damos nosotros, los que pagamos los impuestos. No es un negocio. El Estado tiene que devolver en servicio a los que más necesitan, resolver las urgencias y ayudar a que todos los demás podamos tener una vida normal. Lo que pasa es que también tienen que resolver muchas cosas que se han hecho muy mal. Somos un país sin trenes, un país donde se robaron tanta guita que el dinero que hoy necesitan los hospitales, los maestros o la obra pública, se la robaron. Hasta que no asumamos esa responsabilidad, es difícil revertir eso. Cada presidente hace lo que puede, pero también son seres humanos. Por eso yo no idealizo a nadie. No me fanatizo con ningún presidente porque es una persona igual que yo, se puede equivocar. Y otros no solamente se pueden equivocar, sino que pueden tener malas intenciones, y eso les cabe a todos los partidos políticos. Lo que más me entristece es el tiempo que los gobiernos pierden peleando en la política y no dándole el servicio al pueblo.
–¿Por qué creés que estamos así en un país con tantos recursos?
–Cuando viajo por el país, veo que nuestra tierra sigue siendo rica, nuestras costas siguen siendo ricas, nuestras montañas siguen ricas en minerales y nuestro suelo desborda de petróleo. ¿Por qué es un país pobre el nuestro? Porque se empobreció nuestra moral, nuestra capacidad de salir unidos para adelante. Lo único que necesitamos es un presidente y un gobierno de gente capaz que nos ayuden a salir adelante y poder vivir al nivel de lo que podríamos ser todos.
–Llevás más de 40 años de carrera, ¿sentís que el mensaje que transmitís desde el escenario ha cambiado?
–Desde que tengo 16 años, nunca dependí de ningún gobierno. No soy un artista de moda, sino un artista que trata de generar trabajo. Mi voluntad de trabajar y de generar trabajo es siempre la misma. La gente que viene a un concierto viene a un encuentro con un artista que lo sigue representando y con canciones que tienen un lugar emocional en su corazón. Nos divertimos, nos emocionamos, lloramos. Soy un artista que sigo invirtiendo en esperanza porque estar enojado, pero no tener nada que proponer, no sirve para nada. La esperanza y la fe son algo que uno no puede dejar de proponer.
–¿Qué significa Córdoba para vos en lo personal y en lo profesional?
–No te lo digo demagógicamente, pero la verdad es que si yo en algún momento de mi vida me pudiera ir a vivir a Córdoba, me iría. Córdoba tiene una mentalidad positiva, es un lugar pujante donde sucedieron los grandes cambios universitarios y de mentalidad. Y tiene una belleza... Un día dije: “Lo único que le falta a Córdoba es mar”. Me dijeron: “No, sí hay mar en Córdoba”, y me llevaron a Miramar de Ansenuza y me caí de culo. Me encantaría tener un espacio en Córdoba. No puedo dejar de amar y valorar el país que tenemos, y eso hace que me vaya bien. Soy agradecido.
–¿Te gustaría tocar en el Cosquín Rock?
–Me encantaría que me invitaran porque mi banda es recontrarrockera, mucho más que lo que la gente a veces se imagina. Yo hago de todo, soy un músico que toco jazz, funk, soul, blues. He tocado en Pappo’s Blues, participé en La Biblia de Vox Dei, he trabajado con gente tan diversa como Armando Manzanero, Celine Dion o Mercedes Sosa. Cuanto más me animo a investigar otros universos, más aprendo.
–Sos una pyme en movimiento. Cuando salís de gira, ¿cuánta gente trabaja con vos?
–En una gira, no hay menos de 14 o 16 familias. Y después está toda mi vida personal: la parte administrativa, legal, la gente de shows, prensa, redes sociales. Somos un montón de gente.
–¿Cómo gestionás la vigencia?
–La vigencia para mí es como la bicicleta: cuando dejás de pedalear, se cae. La vigencia es el amor, es entusiasmo. Lo más importante es tener el amor vigente adentro, y si lo tenés adentro, lo vas a tener afuera. Es una ley. Si estás lleno de amor, de ganas, de entusiasmo; y cuando aparece un aparatito nuevo, vas y lo estudiás, o un artista como Catriel y lo escuchás, y mantenés esas ganas de aprender y crecer, la gente te lo va a reconocer.
Para ver
Alejandro Lerner se presenta el domingo 21 de septiembre, a las 20, en Quality Espacio (av. Cruz Roja 200). Las entradas se pueden conseguir a través de la página web del espacio desde $ 34.500 hasta $ 92 mil (los precios incluyen gasto por servicio).
