Este 19 de junio, Chébere celebrará los 50 años desde su primer baile, que tuvo lugar a mediados de 1974 en La Rioja, y que marcó el inicio de un nombre ilustre como pocos en la historia grande del cuarteto.
Para celebrar ese aniversario, Alberto “Beto” Guillén y Eduardo “Pato” Lugones visitaron la redacción de La Voz y recordaron los orígenes de uno de los grupos más importantes en los 81 años de vida que tiene el género cordobés.
Entre las anécdotas y los recuerdos que compartieron, uno está ligado a Ángel “el Negro” Videla, otro de los miembros fundadores del grupo, responsable de la dirección musical y también futuro cantante de varios clásicos de Chébere.
Sin embargo, tiempo antes de que “el Negro” se convirtiera en una leyenda viva del cuarteto, tuvo que ser convencido por un colega cercano para no abandonar la música ante la oferta de un trabajo seguro en la Municipalidad.
Es que Guillén y Videla compartían el grupo Piedra Pintada, que según el bajista hacía temas de Sui Generis o Credence Clearwater Revival, entre otros números rockeros de la época. Ese grupo era manejado por Jesús Alfredo Patricelli, productor que ideó Chébere, hasta que se disolvió poco antes de que la banda de cuarteto comenzara a formarse.
En ese momento, Guillén fue convocado a sumarse y recomendó inmediatamente al pianista de su anterior grupo pero tuvo que tomar cartas en el asunto.
“Acabábamos de disolver Piedra Pintada y yo pensé en el Negro como tecladista. Él no tenía teléfono, así que me tomé el ómnibus y lo fui a buscar a la casa, en barrio San Rafael. Él iba a entrar de ‘zorro gris’, así que lo tuve que convencer”, recuerda el bajista, quien terminó siendo una especie de mensajero del destino para su compañero, otra leyenda viva del tunga-tunga.
Escuchá la charla completa en el pódcast Historias cuarteteras: leyendas del tunga-tunga en La Voz. El primer episodio ya se puede escuchar a través de Spotify y también está disponible en el canal de YouTube de La Voz.
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