“Vas a tener que dedicarme el diario”, lanza Pancho Dotto. Aunque lo dice con ironía, lo cierto es que en sus casi 70 años de vida ha acumulado suficientes historias como para llenar varias ediciones. Su nombre, y el de su agencia Dotto Models, fue durante décadas sinónimo de moda. Quienes daban sus primeros pasos en la industria, soñaban con ser descubiertos por él. Y la gran cantidad de modelos con proyección nacional e internacional que se formaron bajo su ala explica el aspiracional de ser una Dotto Model. Hoy ya no se desempeña como agente, pero este viernes llega a Córdoba para participar del Dotto Talent Day, un evento organizado por Tamara Guilarte y Millares Models, en el que Pancho compartirá su experiencia, visión y secretos del mundo del modelaje. Además, llevará adelante un scouting en vivo que culminará con un desfile de alto impacto.

–Eventos así, que te ponen nuevamente en el ruedo, ¿te llevan a cuestionarte el haber dejado de trabajar?
–No, porque hay relaciones que se terminan, como puede pasar en otros ámbitos de la vida. Si jugás al chinchón, yo en esto empecé con -10, sin nada. Empecé a trabajar a los 14; y a los 29, después de tener un restaurante, perdí toda la plata con una financiera y volví a empezar de cero. Tenía 17 años cuando me di cuenta de que tenía ojo para esto. Veía una chica por la calle, en una reunión, donde fuera, y le decía: “Vos podés trabajar como modelo”, y cuando las acompañaba a las agencias, empezaban a trabajar. Me salía natural. A los 29 puse en marcha la agencia, y me costó cinco años que empezara a funcionar en términos económicos. En mi delirio místico de no haber tenido una familia, consideraba que las chicas eran mis hijas. Pero no. Y todo tiene un ciclo.
–¿Seguís en contacto con ellas?
–Con muchas sí. Pensá que yo dejé un montón de cosas, situaciones personales, por ellas. Me encargaba de todo. Incluso, cuando se ponían de novias, hablaba con los padres. Recuerdo que cuando Ivana Saccani empezó a salir con Sebastián Estevanez, cité a Estela, la mamá de Ivana, y le dije: “Mirá, este chico está en la cresta de la ola, todas las chicas quieren salir con él, e Ivana recién cumple 16 años. ¿Quién nos asegura que él va a darse cuenta del valor de Ivana?”. Afortunadamente, se dio cuenta. Hoy tienen una familia fantástica, me adoran, y yo a ellos. Pero él sabe que lo combatí. Como también combatí a Francisco “Paquito” Mayorga, esposo de Carola del Bianco, y a otros que finalmente formaron una buena familia. Fui como un padre para muchas de ellas.
–¿Se viene la biopic de Pancho Dotto?
–Estamos en la negociación del contrato. Los representantes de MediaPro, una productora que hizo muchas cosas para Netflix, se entusiasmaron con la idea y estamos intercambiando con mi hermana, que vive en Estados Unidos, algunos conceptos sobre la autorización de ciertos materiales. El archivo que tengo es impresionante, son muchas horas de grabaciones de las chicas. El problema lo voy a tener cuando tenga que elegir qué poner y qué dejar afuera.

–¿Qué te impulsó a querer dejar plasmada tu historia de esta manera?
–Cuando empecé con la idea de hacer esta serie, me encontré con una alta directiva de Disney y, mientras le contaba todo con mucha euforia, me frena y me dice: “Pancho, se nota que tenés muchas ganas de hacerlo, ¿pero por qué estás tan apurado?”. Y ahí le conté que hay personas que iban a hablar en esta historia, que ya no están. Como John Casablancas, que fue el referente más importante del mundo del modelaje del primer mundo. Así como yo, y esto lo va a decir la historia, soy la persona más importante del tercer mundo. También murió mi amiga Dolores Navarro Ocampo, directora de Para Ti, y algunas de mis modelos murieron siendo muy jóvenes. Y también existen otras personas que hoy ya no saben ni cómo se llaman, como Guillermo Vilas, un amigo, pero que hoy no podría hablar en un documental. Yo tengo 69 años, parezco de 30 (ríe), pero el 26 de septiembre cumplo 70. Tengo mucha garra, mucha fuerza, pero mi cuerpo tiene esa edad.
–Entonces, ¿el apuro tiene que ver con el miedo a no poder contar tu historia en primera persona?
–Claro. Hoy me acuerdo absolutamente de todo, pero mañana me puedo olvidar. Mi hermano mayor murió a los 70, mi cuñada a los 64, una modelo mía a los 18... Soy un ser humano como cualquiera y no quiero que después alguien cuente la historia sin yo poder chequear nada. Y no lo hago para que sea un homenaje, porque no sirven para nada, sino para contar las cosas como fueron, ¡y con derecho a réplica! Si alguien quiere hablar, que hable. No tengo ningún problema. Con la gente de la agencia fuimos una familia, y cada uno puede tener su versión de cómo lo vivió. Es totalmente razonable.

—Cuando comenzó a circular la noticia de tu biopic, muchos la interpretaron como una respuesta a la serie documental de Valeria Mazza. ¿Es así?
—No, yo no voy a hacer una serie para hablar de Valeria Mazza, sería una locura. Calculo que en algún momento hablaré con ella, o de ella, pero tranquilamente puedo hacer la serie sin mencionarla. No necesito hablar de ella para que la gente vea mi serie. Personalmente, no quise ver la suya, y de hecho no conozco a nadie que la haya visto.
–Pese a que hoy no tengan relación, en su momento fuiste una figura importante para ella. ¿Te convocaron para participar?
–Me llamaron para hablar, pero no quise. Nuestra relación se cortó hace mucho. ¿Para qué iba a hablar? Y estoy seguro de que no fui el único que dijo que no. Se me ocurren otras personas. Ella se alejó absolutamente de todo. Yo tuve la suerte de armar un montón de grupos de modelos, una especie de “camadas”, que hoy son mejores amigas entre ellas. Pero me parece que Valeria no se relacionó con ninguna. No sé si alguna modelo de esa época habló con ella.
–¿Cuál es el consejo que le darías hoy a una chica que quiere iniciarse como modelo?
–Lo más importante que tiene que tener es actitud. Y algo especial que no puedo definir. Hay quienes lo llaman “el factor X”, pero no se puede poner en palabras. Cuando vi a Pampita por primera vez posando, no lo podía creer. Ella ya lo tenía adentro, es un volcán, siempre lo fue, y siempre supo cómo manejarse delante de una cámara. Cada una tiene algo que la hace distinta. Y después, es muy importante sostenerlo. Carola del Bianco, por ejemplo, siempre fue un ángel. Llegaba a horario, saludaba al maquillador, al peinador, al fotógrafo, era amorosa, no ponía peros a nada. Pero otras llegaban con cara de traste, se quejaban de todo y se creían superiores porque eran más bellas. Pero la realidad es que la belleza sola no es absolutamente nada si no tiene contenido. Hay muchas chicas bellas que no lograron despegar por sus propias limitaciones. Y no fue una limitación de belleza, sino de actitud.
Para ir
Dotto Talent Day. 21 de junio. 10 a. m. Salón de fiestas Moltbe (av. Ciudad de Valparaíso 5092). Cupos limitados. Entradas a la venta en Pase Show. Jornada completa: $ 75 mil + service charge. Solo desfile: $ 30 mil + service charge.