Lo lindo de los videojuegos es la generación de experiencias divertidas y hasta incómodos. Como lo impensado puede ser naturalizado. Y desafiante a la vez. Acaso esa es la propuesta de The Alters, una obra del estudio 11 Bit Studios y que está disponible para consolas y PC. En La Voz lo jugamos en una Playstation 5 Pro y te contamos lo que nos pareció lo mejor y lo peor.
Lo primero es contar de qué se trata. The Alters es un videojuego de estrategia de construcción de bases (en el espacio en este caso), la supervivencia (hay que proveerse elementos para sobrevivir) y la exploración en tercera persona (en ese planeta en el que estamos perdisdos) con una narrativa de ciencia ficción sobre la clonación (hay que crear otros yo para ir haciendo tareas que cada día nos mantengan vivos) y la identidad (las personalidades de esos clones son un tema).
Cada día y en cada ciclo se trata de escapar de un sol radiactivo. Y así. A gestionar esa presión.
Lo mejor
PROTAGONISTA. Sos Jan Dolski, el único superviviente de un accidente espacial, varado en un planeta hostil. Para hacer funcionar su base móvil, que es una gran nave, y también para escapar del letal sol naciente, Jan debe recurrir a la clonación. Pero no se trata de clones genéricos. Hay una computadora cuántica que explora la línea temporal de Jan y crear versiones alternativas de él, cada una representando caminos de vida diferentes, con sus propias habilidades, personalidades, creencias e incluso miedos. Y cada versión es útil para el momento de la historia.
CLONES. Cada clon no es un simple soldado que hace lo que se le pidió, sino que empiezan a tener sus personalidades. La trama del juego se nutre de las relaciones entre esos clones y sus personalidades. Y es muy atrapante recorrer la info de quiénes eran esos clones.
LO VISUAL. The Alters tiene unos gráficos con colores apagados combinados con fucsia, cinemáticas con dibujos estáticos, y un diseño sonoro que impregna una atmósfera magnética y onírica.
LA NAVE. La rueda colosal gigante de la estación espacial permite construir y reordenar habitaciones de forma modular, optimizando el espacio y facilitando el movimiento. La visualización de estas habitaciones es muy cómoda y están repletas de detalles.
EXPLORACIÓN. Se hace en tercera persona y si bien no es Death Stranding cumple con sorprender. Las secciones en la superficie del planeta, donde el protagonista explora en busca de recursos, ofrecen vistas panorámicas y una sensación de ciencia ficción romántica y fantástica. Tiene escasa acción.
NO HAY QUE HACER TODO. En The Alters están disponibles opciones que hacen que no todo sea denso, como la aceleración del tiempo durante las tareas, sugerencias de los Alters para nuevas actividades y la automatización de producción de bienes esenciales, lo que alivia parte de la carga de microgestión.
Lo peor
REPETICIÓN. Si bien hay variedad de objetivos y eventos, la dinámica cíclica de los días y la constante carrera contra el letal amanecer pueden hacer que el juego se sienta repetitivo y sin respiro. Esto también se siente en la exploración. Por ejemplo cuando se va a ver qué pasa con las anomalías, que inicialmente añaden misticismo, pueden volverse molestas y drenar recursos rápidamente, convirtiendo la gestión de estas en una tarea aburrida.
CLONES. Obvio que era imposible que cada “alter” tuviera el cuidado del protagonista, pero algunos suelen ser un cliché de personalidades estandarizadas.
Conclusión
The Alters es una grandísima opción para salirse de la agende de juegos habituales, para jugar a otro ritmo y sentir que los clones pueden dar una experiencia no habitual. Eso de gestionar puede ser lo más desafiante y ver las interacciones de los clones, lo más divertido. Acaso esas propuestas, desafío y diversión, le dan carácter de juegazo a The Alters.