Leandro Penna llegó a Buenos Aires desde Córdoba a los 18 años con el anhelo de convertirse en modelo, logrando gran popularidad como el “bañero de Marley” en el programa de entretenimientos “El muro infernal”.
Su carrera lo llevó a Chile, donde ya trabajaba desde hacía algunos años y participó en realities como “Amor a prueba”, “Volverías con tu ex” (que ganó) y “Doble tentación”. Fue en 2014 cuando sintió que su futuro no estaba en Argentina y se estableció en Chile, dado sus compromisos laborales.
La incursión en el negocio de las paltas surgió de una manera fortuita y ligada a su trayectoria televisiva:
- Durante la pandemia de Covid-19, Penna estaba en Argentina filmando “Corte y confección” y, ante la posibilidad de cierres de fronteras, cambió su pasaje y regresó a Chile justo a tiempo.
- El punto de inflexión fue su participación en el “Bailando por un sueño” de Chile, donde, a pesar de reconocer que era “muy malo bailando”, se comprometió a cumplir el sueño solidario del programa.
- Tras ser eliminado en la primera gala (al igual que en Argentina), decidió cumplir su promesa, que en Chile consistía en donar un contenedor para que jóvenes rehabilitados de las drogas guardaran sus herramientas de trabajo.
- Un amigo le donó el contenedor y, para ayudar a llenarlo, incluyeron frutas, entre ellas paltas. Este amigo, satisfecho por la visibilidad televisiva, le propuso que se llevara cien kilos de palta para vender.
Un emprendedor nato: el imperio de la palta nace en pandemia
Aunque inicialmente no le entusiasmó la idea por su desconocimiento del rubro, Penna aceptó y vendió los cien kilos de palta en dos verdulerías de camino a casa. Este éxito inesperado lo llevó a pedir 200 kilos más al día siguiente, marcando el inicio formal de su emprendimiento.
En julio de 2020, en plena pandemia, y sin otra actividad, Penna encontró en la venta de paltas una oportunidad única para dedicarse a un proyecto propio, contó en una entrevista con La Nación.
Su crecimiento fue vertiginoso:
- En pocos días pasó de 200 kilos a buscar 200 kilos más y, a la semana siguiente, ya apareció con un camioncito, sin detenerse.
- Un amigo le prestó la cochera de su casa para guardar las paltas, y al mes ya contaba con un galpón propio y armó su oficina.
- Actualmente, Leandro Penna posee 24 camiones grandes de reparto y emplea a cien personas.
- Sus paltas se distribuyen por todo Chile y, este año, planea expandir la exportación a Argentina.
- Además, ya exporta a Europa, China, Corea y Japón, con una empresa exportadora y dos distribuidoras bajo su control.
Penna enfatiza que no estudió negocios, sino que “la vida le enseñó”.
Su enfoque inicial fue reinvertir el capital, durmiendo solo tres o cuatro horas diarias durante los primeros seis meses, sin empleados para no “comerse el capital”, y priorizando dar crédito a algunas personas que se lo pedían.
Su método incluía levantarse de madrugada para ir al campo a buscar la fruta, preseleccionarla, salir con la palta madura para entregarla, y luego volver para facturar lo vendido en el día. Todo lo que tiene, afirma, es fruto de su esfuerzo y de los “golpes” que le sirvieron para aprender.
De Despeñaderos al mundo: una vida de ‘buscavidas’
La veta empresarial de Penna no es una casualidad; su familia es del campo en Córdoba, y el contacto con la fruta lo lleva de alguna manera a ese lugar. Desde muy joven, demostró un instinto innato para los negocios:
- A los 3 años salía a vender fotos de su padre, quien era político, para comprar helado.
- A los 8 años, era presidente de la cooperativa de su escuela y, para ayudar a sus compañeros a comprar útiles, hacía dulces con su mamá y los vendía a los vecinos, utilizando fruta que las verdulerías le regalaban por estar pasada.
- A los 12 años, se construyó su propio auto porque no se lo daban en casa, y lo terminó al año mientras asistía al Liceo Militar. Ese auto “un poco chico” lo cambió por cuatro perros para iniciar un criadero, y también vendió caballos.
- ¿Así llegaste al mundo de las paltas?
- “Sí, como mi amigo quedó contento porque salió en televisión, me propuso que me llevara cien kilos de palta para vender. Primero no me entusiasmó porque no sabía nada de paltas, pero me los cargó en el auto. Camino a casa pasé por una verdulería, le propuse comprarme 50 kilos y aceptó, y los otros 50 los vendí en otra verdulería. Al otro día le dije que lo había vendido y me dio 200 kilos más”.
Su trayectoria internacional es igualmente diversa:
- Vivió un año en Beijing, China, trabajando como modelo y luego para una empresa de minería, intentando llevar inversiones a Argentina desde China, Australia e Inglaterra. Esta experiencia terminó abruptamente cuando le pidieron una coima, lo que le hizo darse cuenta de que no quería eso para su vida y lo llevó a irse de Argentina.
- En Miami conoció a su exnovia, Katie Price, en una fiesta de Elton John en Los Ángeles, y se fueron a vivir a Londres.
- En Londres, incluso jugó al polo con el Príncipe Harry y conoció a grandes empresarios que le brindaron valiosas lecciones sobre “cómo hay que hacer las cosas”.
“Mi familia es de campo, me crie ahí en Córdoba y la fruta me lleva otra vez a ese lugar, de alguna manera. Siempre fui de hacer negocios, de moverme. Un día empecé a sacar cuentas: si vendía las paltas a tanto, ganaba tanto... y me fue superando. Al principio dormía tres o cuatro horas porque durante los primeros seis meses no tuve empleados sino me comía el capital y yo prefería darle crédito a algunas personas que me pedían”.
A pesar de su éxito internacional, Penna volvió a Buenos Aires, pero se sintió incómodo por la situación política y económica de Argentina, especialmente por restricciones como “pedir permiso para comprar dólares y poder viajar”. Fue entonces cuando eligió Chile como su residencia actual, aunque viaja constantemente a Buenos Aires y a Córdoba, donde tiene un campo y vive su familia y su hija Sofía, de 17 años.
La vida personal y el futuro: más allá de la televisión
Aunque su empresa le demanda “mucha responsabilidad con empleados y clientes” y “mucha gente depende” de él, lo que dificulta su regreso a tiempo completo a la televisión (ha rechazado ofertas como “MasterChef” en Colombia y otros realities), Leandro Penna no descarta volver a la pantalla chica en el futuro. Le pone contento que lo convoquen, ya que “habla bien” de él, y asegura que “oportunidades no [le] faltan” y que la televisión sigue siendo lo que más le gusta y divierte.
Desde hace ocho años, comparte su vida con la modelo brasileña Talita Politta, a quien conoció en Santiago. Tras un año de insistencia para que aceptara una salida, planearon un viaje a la nieve y así arrancó la relación, y enseguida se fueron a vivir juntos. Penna comenta que le “encantaría ser papá otra vez”.
