La historia que durante años se susurró en Córdoba hoy tiene sentencia firme. Carlos “La Mona” Jiménez fue condenado a pagar un resarcimiento económico millonario a Natalia, su hija, a quien negó sistemáticamente durante toda su vida.
La cifra asciende a 300 millones de pesos, según informó el periodista Luis Bremer en el programa A la Tarde.
“El padre se negó sistemáticamente a reconocerla”, afirmó el dictamen judicial. La sentencia de la causa N°129 también establece que no solo fue negado el vínculo biológico, sino también el afectivo.
Recién a los ocho años, Natalia se enteró, gracias a una charla con su abuela, que el reconocido cuartetero era su padre.
A lo largo de su vida, Natalia convivió con la indiferencia no solo de La Mona, sino también de su entorno familiar. “Este es el tema que me atormentó toda la vida”, expresó con lágrimas en los ojos tras conocer la sentencia.
“Hoy me dijeron que la verdad te libera, y creo que es así. No miento. Quise hacer las cosas bien, pero ellos eran imposibles”, continuó.
La mujer compartió su historia en más de una oportunidad en el programa de Karina Mazzocco. Desde allí también se la acompañó en el proceso para obtener su DNI como hija legítima del cantante, trámite que pudo concretar tras años de espera.
En palabras de Mazzocco: “Es idéntica a La Mona. Vive sin rencores y siempre intentó una vinculación con su padre. A pesar de todo, creo que lo adora”.
“Todo era dinero, me despreciaron”
El fallo que cambió su vida, también dejó en evidencia el sufrimiento y la marginación que dice haber sufrido por parte de la familia Jiménez.
Natalia relató que, en una ocasión, visitó la casa de su padre pero recibió solo desprecio. “Una cosa es mostrar los dientes. Me decían amiga. No soy su amiga, soy su hermana. Con palmadita en la espalda. Carli hacía eso. Lorena no sé qué problema tiene conmigo. Me gritó cosas feas en Córdoba: ‘Yo soy la hermana mayor, yo soy los genes’”, recordó, helada.
Una reparación que llega tarde, pero llega
El resarcimiento económico no es solo una cuestión monetaria, sino simbólica: representa los años de abandono, negación y dolor.
Luis Bremer precisó que la condena incluye una suma que hoy ronda el cuarto de millón de dólares, si se mantiene en instancias superiores. Una cifra que intenta reparar, aunque tarde, todo lo que La Mona no hizo como padre.
“Estoy sorprendida. Me puse a llorar. No podía creerlo. Todos me felicitan, mis vecinas me abrazaban”, confesó Natalia, todavía sin poder dimensionar el fallo. Y agregó con claridad: “El juez lo tuvo que decir. Yo no inventé nada. Me comí que me bardearan. Era verdad lo que dije”.
La familia, el gran obstáculo
A pesar del ADN positivo y del fallo a su favor, Natalia asegura que la familia Jiménez jamás la aceptó.
“Me ningunean. Siempre desprecio. Todo siguió su curso, pero con trabas y maltrato”, aseguró con firmeza.
La condena, sin embargo, representa el cierre de un capítulo. “Soy una privilegiada de decir que empecé y terminé. La verdad enaltece”, sentenció.