Tras haber declarado en el juicio por la muerte de su papá y luego de presentar ante el juez todas las pruebas que tenía en su poder, Gianinna Maradona decidió hacer público parte de ese material para que las personas que piden justicia por el ídolo argentino también puedan conocer el trasfondo del caso.
En primer lugar, buscó despegarse de las críticas que la responsabilizan por la elección de la casa donde finalmente falleció el ex futbolista.
Los chats que compartió indican que Maximilano Pomargo (cuñado de Matías Morla y asistente personal de Diego) habría sido quien se encargó de esa gestión.
En los chats, Gianinna se muestra dispuesta a colaborar, pero del otro lado no parecen necesitar su ayuda. “La gente está alquilando a pleno en esta época. Recién llego y ya le mandé a la mujer que siempre consiguió ahí”, le dice Pomargo. Sin embargo, ella insiste: “Avisame y si necesitás ayuda, contá conmigo”.
Al día siguiente, Pomargo le envía fotos de la propiedad que finalmente alquilaron, pero la hija menor de Claudia Villafañe no queda conforme: “¿Tiene cuarto abajo? ¿Y el baño?”. Él le responde que la habitación “se arma” y que hay un baño en el playroom. Gianinna subraya: “¿Le quedaría la habitación en suite? Lo importante es que él esté como un rey”.

Pero estos no fueron los únicos mensajes que decidió hacer públicos. También mostró los que exponen cómo la psiquiatra Agustina Cosachov tomó la voz cantante en la organización de la internación domiciliaria. Desde la Clínica Olivos insistían en que Maradona debía ser derivado a un centro de rehabilitación, pero, según las hijas, existió una maniobra por parte de Morla, Cosachov y el doctor Luque para que se lo trasladara a una casa.
En una de las conversaciones se percibe la preocupación de Gianinna por el desconocimiento de su papá -recién operado de un hematoma subdural- sobre lo que vendría: “Insisto en algo, nadie le explicó a papá esto que le viene. Recién, por ejemplo, se despidió de Carlos (acompañante terapéutico) y nos estaría faltando el médico de cabecera que coordine todo”.
Cosachov le aclara que ese rol lo ocuparía Luque y que él sería quien integraría al resto de los profesionales. Gianinna insiste en que desde la clínica habían solicitado expresamente la presencia de un médico clínico para esta etapa: “Ayer en la reunión, además de tener a Luque, quien acompañaba a Víctor (que es médico, pero no tengo idea del nombre), dijimos que necesitábamos a un clínico también que vaya todos los días, según dijeron, para hacer el control general de su estado clínico: tomar presión, frecuencia cardíaca, ese tipo de cosas”.
La psiquiatra coincide en que “un clínico es clave para el control general” y que ya estaba pedido, junto con una interconsulta con un neurólogo.