Esteban Trebucq estuvo de invitado este jueves en Otro día perdido y se quebró al recordar cómo despidió a su padre, a quien no veía hacía años.
Mario Pergolini inició la conversación con una pregunta directa sobre los orígenes del periodista: “¿De qué tipo de familia venís?”. Y pregunta abrió recuerdos que lo llevaron al invitado a la emoción inmediata.
“Clase media, mi viejo era veterinario, nació en el campo, vino muy de abajo, fue mejor promedio en la Universidad de La Plata, y mi mamá nos crio a cuatro hermanos sola”, comenzó diciendo y enfatizó el rol fundamental de su madre en su vida, a quien calificó como “la ídola en esto”.
El vínculo con su padre, sin embargo, era complejo y marcado por la distancia. Cuando su papá murió, él hacía 10 años que no lo veía.
A pesar de esta falta de relación, la noticia de la enfermedad de su padre lo encontró en pleno trabajo. “Yo sabía que mi viejo estaba jodido. Yo no tenía relación con papá, y un tipo de mi club, de Albatros, que es médico, me dice ‘Pela, tu viejo está jodido, está internado en tal hospital. ‘Vas a tener que venir a saludarlo porque se te va’, me dijo”, recordó Trebucq.
A pesar de los avisos urgentes Trebucq decidió no interrumpir su programa. “No había más nada que hacer, además calculo que mi viejo hubiera seguido laburando también, porque le gustaba el trabajo”, sumó.
La confirmación de la muerte llegó al final de la jornada laboral, con la llamada de su madre: “Vení que se murió tu viejo”, le dijo ella.
Finalmente, el periodista regresó a su hogar en La Plata. Mientras manejaba, pensando en qué hacer, sus ojos se posaron en un pin de Estudiantes de La Plata que tenía en su casa. Este pequeño objeto, un símbolo de amor por el club, le marcó el camino. Lo tomó y se dirigió a la casa velatoria. En un acto de íntima despedida, se acercó al cuerpo de su padre, hundió el pin en la solapa de su saco y le susurró unas palabras. “Le dije dos cosas: gracias por incentivarme el amor por el estudio y gracias por hacerme de Estudiantes de La Plata, y me fui”, recordó con la voz quebrada.