Valeria Mazza y Alejandro Gravier construyeron en Punta del Este uno de sus espacios más personales y simbólicos: Finca Valeria. La propiedad, bautizada en honor a la modelo, es el epicentro de los veranos familiares y un punto clave para encuentros sociales que ya forman parte de la rutina anual del clan. Ubicada en un sector reservado del balneario uruguayo, la casa combina privacidad, amplitud y un diseño que responde directamente al modo de vida de la pareja.
Desde el comienzo, el proyecto arquitectónico tuvo un objetivo claro: crear un hogar que integrara comodidad, funcionalidad y una relación fluida con el entorno natural. La residencia está situada en un área rodeada de vegetación autóctona y cuenta con un acceso directo a la playa, un privilegio que influye en cada decisión de diseño.
Su fachada revestida en piedra le otorga un carácter robusto y armónico, mientras que los grandes ventanales permiten que la luz natural ingrese a cada ambiente, borrando casi por completo la frontera entre interior y exterior.
Así es por dentro “Finca Valeria” la casa de Valeria Mazza y Alejandro Gravier
La arquitectura de Finca Valeria se caracteriza por líneas modernas combinadas con materiales nobles, una elección estética que define la esencia del hogar: cálido, amplio y preparado para la vida social. La distribución interna prioriza los espacios compartidos, algo habitual en las dinámicas familiares de Mazza y Gravier.
Las habitaciones están diseñadas para alojar cómodamente a hijos, amigos y colaboradores. Sin embargo, es en los ambientes comunes donde se revela la verdadera intención de la casa: vivir el encuentro.
El living y el comedor poseen superficies generosas y una disposición que invita a largas conversaciones, celebraciones y reuniones que se extienden hasta altas horas.
La cocina también ocupa un rol protagónico. Moderna, amplia y equipada con electrodomésticos de alta gama, funciona como el corazón operativo de la vivienda.
La vida social de la familia encuentra su máxima expresión en la Finca Valeria. La casa fue pensada para recibir, y ese espíritu se traslada al exterior. Un amplio jardín rodea la propiedad y conecta con la pileta, rodeada a su vez por mobiliario dispuesto para el descanso bajo la sombra. Estos sectores se convierten en escenarios naturales para almuerzos familiares, tardes extensas y cumpleaños multitudinarios.
