El estreno de Homo Argentum, la película dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn y protagonizada por Guillermo Francella, generó una nueva grieta cultural en Argentina.
El debate llegó al programa de Ernesto Tenembaum, donde se enfrentaron el cineasta Mariano Llinás y el actor Marcelo Mazzarello, reconocidos por sostener posiciones ideológicas opuestas.
Todo comenzó cuando Tenembaum leyó un tuit de Javier Milei celebrando el éxito de la película y atacando al cine nacional: “Homo Argentum, disonancia cognitiva en el corazón woke (...). Les duele mucho la película porque les presenta un espejo en el cual sale a luz todo lo que son (...). Viva la libertad, carajo”, escribió el presidente.
La lectura del mensaje marcó el tono del encuentro y encendió la discusión sobre la financiación del cine argentino y el rol del Incaa.
Llinás contra Mazzarello: el choque por el financiamiento del INCAA
Durante el cruce, Mariano Llinás apuntó contra Mazzarello y defendió la necesidad de los fondos públicos para sostener la producción cinematográfica:
“No es cierto que las películas del INCAA se financien con dinero de la polenta de los niños o con el IVA. Es una falacia que hay que desarticular”, disparó Llinás.
Mazzarello, por su parte, planteó la importancia de respetar las diferentes formas de producir cine, reconociendo que él mismo había financiado algunos de sus proyectos.
“Yo decidí hacer una película que subí a YouTube. Logré 257.000 vistas y lo hice con mis propios recursos. Pero eso no significa que todos puedan hacerlo”, explicó.
Llinás, lejos de conformarse, le recordó que la experiencia individual no puede reemplazar la política pública: “Una cosa es tu historia y otra la del cine argentino. En mi grupo hicimos 25 películas sin pedir plata al INCAA, pero eso no puede reglar la relación entre el Estado y el cine”.
El éxito de Francella y la nueva grieta
El detonante del debate fue la repercusión de Homo Argentum, que en su primer fin de semana llevó 500.000 espectadores a los cines.
Para Mazzarello, más allá de las diferencias ideológicas, ese dato debía celebrarse. “Que una película argentina meta medio millón de espectadores es un hecho cultural. Te guste o no, hay que festejarlo”, destacó.
Llinás coincidió en parte, pero advirtió que el fenómeno excede lo artístico. “Estamos siendo parte de una campaña de prensa para llegar al millón de espectadores. El escándalo se armó para vender entradas”, denunció.
Francella, la política y el trasfondo del conflicto
En medio de la discusión, surgió la figura de Guillermo Francella. Mazzarello, que trabajó con él en Naranja y Media, reveló: “Francella siempre pensó así. En 1995 me dijo: ‘La guita y el prestigio no se llevan bien’. Él ató su carrera al éxito comercial y está bien”.
Para Llinás, sin embargo, las declaraciones recientes del actor coinciden peligrosamente con el discurso del Gobierno. “Cuando Francella dice que no le gustan las películas que ven cuatro personas, se alinea con un relato oficialista pro-desfinanciación del cine”, advirtió.
Entre el cine, la política y la libertad de expresión
El debate dejó en claro que la polémica sobre Homo Argentum va más allá de la película. Para Llinás, lo que está en juego es la subsistencia de la industria cinematográfica frente a los recortes del Estado. Para Mazzarello, en cambio, el verdadero desafío es encontrar un punto medio y recuperar el respeto dentro del sector.
“Antes podías discutir de política y después irte a comer una pizza. Hoy parece imposible. Hay que volver a tener debates serios y respetuosos”, reflexionó Mazzarello.