La actriz Laura Azcurra interpreta a Frida Kahlo en el unipersonal Frida ¡Viva la vida!, una obra escrita por Humberto Robles y dirigida por Julia Morgado. Se podrá ver en Córdoba este viernes 8 de agosto, a las 21, en el teatro Ciudad de las Artes, y también tendrá funciones en Villa Carlos Paz (sábado) y en Hernando (domingo).
“Esta obra llega a mí”, dice Laura en conversación con La Voz quien se presenta por segunda vez en Córdoba con esta obra. Acentuando cada palabra con orgullo, se emociona al compartir la mística que la llevó a encarnar a la icónica pintora.
En un día de muertos, Frida Kahlo espera a sus invitados. Mientras cocina y prepara el altar, evoca en detalle sus pasiones y dolores. La pintura, su niñez, su vínculo con Diego Rivera, expone su opinión sobre los artistas, sobre México, Estados Unidos, Francia, y surge inevitablemente el recuerdo del accidente y la presencia de la muerte. Un monólogo entre el dolor, la pasión y el amor.
Azcurra irradia una energía difícil de ignorar. Alegre y muy vivaz. Estudió teatro, canta, baila flamenco, investiga. Se nota que el arte la atraviesa. Se autodenomina “obrera del arte” e, incluso a la distancia, transmite algo que transforma el aire.
“Julia Morgado, la directora, recibe primero la propuesta de Nacho, de Geluk Producciones. Ella me encontró y me dijo: ‘Estoy leyendo un material y estoy pensando en vos’” cuenta la actriz.
“Y cuando me cuenta de qué se trata, que era interpretar nada más y nada menos que a la única, la one… Yo siento admiración por Frida desde que tengo uso de razón”, dice Laura.
Azcurra reconoce que fue un gran desafío encarar este proyecto: “Es muy intimidante llevar a cabo un personaje histórico tan potente, tan icónico, tan globalmente conocido”.
Aunque lleva tres décadas de carrera, esta es la primera vez que interpreta a una figura histórica. “Soy actriz hace casi 30 años, de diferentes técnicas y espacios, pero nunca había hecho un personaje histórico. Fue un desafío grande, y yo le pregunté a ella primero. Si hay un material místico en nuestra profesión es que los personajes aparecen en la vida de los actores, donde tenemos que aprender, donde tenemos que ponderar, y siempre se cruzan por algo” reflexiona.

Para esta obra tuvo que adentrarse en varios materiales, como el diario de Frida que está editado como libro y de donde es tomada su voz para llevarla a escena: “Volver a esa Frida más allá de los historiadores, la dramaturgia está basada en pasajes de su diario. La Frida en primera persona es la que más nos interesa rescatar. La obra tiene varios escritos literales del diario de Frida. Ella a partir de los 36 años escribe un diario. En ese diario, que han vuelto a editar, hay toda una obra de arte, contiene dibujos y muchas de las frases que históricamente conocemos. Esas son las que más nos interesaba rescatar”.
Entre los desafíos para la interpretación, se destacan el trabajo físico y vocal de la actriz: “La obra está hermosamente escrita, y nosotras con Julia ajustamos y adaptamos algunas cosas. Tomamos la decisión de hacerla con el acento de su tierra tan amada porque no podía ser de otra manera. Tuve que aprender desde cero, trabajar con una maestra de actores para lograrlo. Es hablar con tonada mejicana la obra completa. Y, además, todo lo físico que representa lo que atravesó en su cuerpo: el dolor permanente que ella sufría desde niña y que se agravó en la adolescencia con el accidente que le partió la columna. Ella era una pendeja de 17 años, hermosa, pero el dolor la acompañó toda su vida. Yo entreno, bailo, nunca tuve esa experiencia de pasar por operaciones, así que tuve que documentarme y tratar de sentir esa incomodidad en el cuerpo permanentemente. Todo lo carismática y divertida que era ella también está presente”.
Este montaje, ya presentado en más de 28 países, recorre los momentos clave de la vida de la artista mejicana, explorando sus pasiones, dolores y convicciones.
El dolor y el arte
Entre los temas que aborda la obra, están su vínculo con el arte, con su marido, con el dolor: “Ella no pintaba sueños, pintaba su realidad. Por eso, no le gustaba la etiqueta de surrealista. Era su catarsis”, cuenta la actriz y agrega: “Tenía un marido más grande que ella, el pintor más importante de América latina en ese momento, y un vínculo que no se puede juzgar. También su cabeza de librepensadora, comunista, militante, en un contexto donde todo eso era muy fervoroso, pensando en ese México posrevolución”.

Laura describe lo que podría ser la relación de la pintora con el teatro: “Ella era muy teatrera, era muy actriz, hacía títeres para sus sobrinos… tenía un magnetismo, un humor, muy inteligente. Fue una mujer muy culta, su educación, su curiosidad era admirable. Incluso vuelve a caminar cuando el diagnóstico era todo lo contrario. Fue muy resiliente, y eso creo que es lo que todos amamos de ella”.
Sin duda, la figura de Frida despierta muchas cosas, sobre las giras y el recibimiento del público en cada lugar afirma: “Frida es rock, es popu, es absolutamente transversal. Entonces, viene a ver la obra gente de todas las edades y los géneros. Es maravilloso. Hay una identificación inevitable. Es tan humana que en algún lugar te ves reflejado: su vínculo con el amor, la muerte, la esperanza. Ella era muy crítica, ponderaba a América latina, y su relación con la muerte, con el arte, todo lo que pasó, inevitablemente te toca”.
“Y hay una Frida esperanzadora también, que emociona. Porque realmente es ponderar la vida y la identidad. Y eso está muy vigente”.
Después de tantas funciones en distintos puntos del país, hay algo que se confirma: el teatro, cuando dice algo profundo, sigue conmoviendo: “En este contexto es un hermoso mensaje, y donde el teatro te atraviesa, acá está la función esencial, que te permite movilizar, hacer catarsis”.
Llevar a Frida hacia todos lados
La obra encontró su forma de viajar. “No con todas las obras uno puede salir de gira —reconoce—. Esta es una maleta para poder viajar. A veces llegamos a un pueblo o una ciudad pequeña, y es una revolución”.
“Pensar que vamos a estar en un espacio de formación… pienso en el recorrido que hicieron sus estudiantes, las clases que ella daba eran de estética y de vida, con mucho peso existencial. Se convirtió en una maestra inolvidable. En el camino del arte y la expresión es Frida la que nos lleva, para honrarla y seguir compartiendo”.
Sobre la escena, no hace falta decir mucho más: “La puesta tiene mucho color, mucho rojo, no hay artilugio, es teatro en estado puro. Es estar un rato con Frida”.
Para ver
Única función en Córdoba, viernes 8 de agosto, 21, sala Mayor del teatro Ciudad de las Artes. Entradas en boletería y en Autoentrada. Sábado, en Villa Carlos Paz; y domingo, en Hernando.
Ficha técnica
En escena: Laura Azcurra. Dirección: Julia Morgado. Dramaturgia: Humberto Robles. Vestuario y escenografía: Sofia Davies. Diseño de luces: Horacio Novelle. Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia. Fotografía: Nacho Lunadei. Maquillaje y peinado: Ana Paula Amaya. Operadora técnica y asistencia: Ailen Constantino. Producción general: Geluk-Poncho