Alfredo Casero pasó como un torbellino por el streaming La Voz en Vivo, dejando definiciones picantes y apasionadas, en las que pareciera que se le va la vida.
La excusa para la visita fue la inminente presentación teatral de Cha Cha Cha, aquella joya televisiva de los ’90 que lo hizo conocido a él y a su clan delirante e iluminado.
“Yo lo que quería era hacer una cosa colectiva, no porque sea bueno ni comunista, sino porque quiero hacer una cosa lo suficientemente pesada para que yo pueda pararme en un lado, descansar, armar esto, dirigir, qué es lo que me encanta”, explicó al empezar a desandar una charla que fue por muchos temas.
El éxito del regreso de Cha Cha Cha al teatro en Buenos Aires fue abrumador. “Tuvimos tipos que vinieron 14 veces. Lo que hacemos es abrir lo que nosotros hacíamos. Entonces la gente ve parte de la cocina de Cha Cha Cha, entiende todo lo que pasa, se siente cómoda y contenida y quiere más. Si fuera por mí, Cha Cha Cha en el teatro duraría 8 horas, porque es de la única manera que podemos mostrar todo”.
Para él, lo raro es lo que pasa “biológicamente”, porque Cha Cha Cha “es una entidad biológica” que hay que experimentarla “porque después queda para vos, es un protocolo de vida”.
En las funciones que darán en Córdoba (este sábado y domingo en Quality Espacio), Casero estará con parte de la troupe histórica del ciclo, como Favio Alberti (con su infaltable Peperino Pomoro), Romina Znaider y Lito Ming. Casero aclara que nadie es protagónico o secundario, “porque no hubieron arriba ni abajo”. “Cada uno hacía y hace lo que tenía para hacer y todo el mundo mejoraba lo que el otro hacía”.
La leyenda del Dr Vaporeso
Para el actor y humorista, aquel programa es parte del acervo cultural de este país, aunque “a muchos no les guste”. “Nunca recibimos premios, nunca me interesaron. Le dan el Buenos Aires de Oro, ponele, a Coco Sily o a Ricardo Montaner… a nosotros no. ¿Pero sabés lo que pasa? Todo el mundo sabe, igual que cuando vas a un Martín Fierro, quién se lo tendría que haber ganado y le importa un carajo quien se lo ganó. Entonces también hay ganancia ahí, y te ponés de ese lado porque del otro lado está el establishment”.
–Las últimas veces que estuviste en televisión fue siempre en el medio de tensión, yéndote, enojado. Hay momentos en que parece que es parte de un sketch y después decís, no, esto es real.
–Poné a alguien a hablar atrás mío cuando yo estoy hablando de algo importante, o tratá de hablar vos algo serio, que cualquier cosa que decís va a ser desmembrada en las redes... yo me doy vuelta y le tiro algo. Agradezcan que no le parto la cabeza con algo. Yo aprendí que en la televisión hay una sola persona a la que tenés que tenerle todo el respeto que es el que está ahí (espectador). Si vos no tenés respeto ni la disciplina para trabajar acá, no me lo pongás a ese tipo ahí porque es una molestia. El problema más grave de eso es cuando la gente no me entiende porque no tengo el tiempo para poder hablar porque tenés 18 idiotas hablando atrás.
Milei, compañero de consultorio
En la extensa nota con el equipo de La Voz en Vivo, Casero también contó qué fue lo que lo acercó a Javier Milei, a quién ha respaldado públicamente. “Lo que me puso cerca de Milei fue que íbamos al mismo médico. Ahí lo vi muchas veces. Yo realmente veo un tipo honesto porque toda la vida fue igual. Hasta ahora viene cumpliendo todo. ¿Qué viene cumpliendo? Que vamos a tener que agarrarnos el culo. Viene cumpliendo que nos dijo que nos íbamos a cagar un poco de hambre. O sea, yo no es que estoy a favor de uno u otro, no es que celebro eso. Yo lo que trato en lo posible es de respetar y darle lugar a un tipo que viene con una idea”, argumentó.
“Milei es un científico que está trabajando en una cosa. La política en sí la maneja más o menos y lo único que hace defenderse. No hay grandes movimientos políticos, hay grandes defensas al aparato presidencial”.
–Bancás o te sentís más cercano a su idea porque hay un cambio, pero sin embargo hay un colectivo de actores y gente de la cultura que dicen que eso va en contra de ellos. ¿Qué opinás vos?
–La palabra pusilánime viene de pusilis, “pequeño” y anime, “alma”. Yo no puedo pensar lo que le pasa dentro a alguien que tiene el alma tan pequeñita para decir, “¡Yo soy artista! ¡Me tienen que dar plata por ser artista!”. Mira, yo vendía bocaditos Holanda cuando era chiquito, me ganaba mi plata de muy chico y me encantaba. Tenía 9, 10 años. Laburé toda la vida, toda la vida me capacité en lo que pude. Forma parte de lo que sos. Yo soy cómico, soy paranoico y soy bravo. A mí me da risa la sangre en la arena, el motor que arranca después de 50 años.
–¿No te importa, nunca lo evaluaste, si por esta vehemencia tuya con la que exponés tu vida, lo político y lo artístico hubo gente que a lo mejor te dejó de seguir?
–He estado acá en Córdoba cancelado. Estar cancelado es peor que estar muerto. Cuando vos tenés lo propio tuyo, vienen, te mean el rancho y te prenden fuego las gallinas... tenés que bancarte ver las gallinas prendidas fuego corriendo. Esto que yo hago es todo el horror hecho risa. Eso era Cha Cha Cha. Por eso quiero llenar acá. La última vez que vine a Córdoba me levantaron por una cosa que hacía, la Universidad de Córdoba. Ahora, la verdad que se caguen porque yo sé que toda la gente va a venir.
–¿Por qué no está Diego Capusotto en esta versión teatral?
–Porque Diego está trabajando en su propio proyecto. Hizo su carrera y tal vez no le importa esto. No sé qué habrá pasado, pero en 30 años no me llamó por teléfono. Hay que matar al padre también, que lo haga, que me mate. ¿Si no matás a tu papá, cómo crecés? Igualmente, él es un hermano.
–¿Hay algo de nostalgia en esto?
–No, no tengo nostalgia nunca. Yo siempre miro para adelante. Para mí la vida es el futuro bien manejado.
Para ver
Cha cha cha, volumen II. Sábado y domingo en Quality Espacio. Entradas en qualityespacio.com.