Nico Vázquez vuelve a subirse a las tablas con un nuevo personaje que promete marcar un antes y un después en su carrera: Rocky Balboa.
Pero lo que muchos no ven es el enorme trabajo detrás de escena: una transformación integral que abarca desde su cuerpo hasta su estado mental.
“No es solo el físico. Es cómo me muevo, cómo descanso y cómo me alimento”, compartió el actor, a pocos días del estreno en el Teatro Lola Membrives.
Consciente de que el rol requiere un nivel de presencia y resistencia inusual, Vázquez asumió el desafío de llevar su preparación a otro nivel. Entrenamientos intensivos, foco mental y una alimentación ajustada son parte clave de esta nueva etapa.
Entre ensayos, funciones y compromisos profesionales, el actor adaptó su día a día para rendir al máximo. La prioridad, aseguró, es sostener una rutina que le permita entrenar con regularidad, pero también descansar lo suficiente para favorecer la recuperación muscular. “Si no dormís bien, el cuerpo no responde”, señaló.
Pero no todo pasa por el gimnasio o las horas de sueño. La alimentación también juega un rol fundamental en su transformación física.
Para acompañar la intensidad de su preparación, Nico ajustó su dieta con un objetivo claro: favorecer el crecimiento y la recuperación muscular. En ese camino, incorporó opciones prácticas como el yogur alto en proteína, que se convirtió en un aliado estratégico.
“Me ayuda a mantener la masa muscular y reponer energía rápido, sin complicarme”, explicó.
El compromiso de Vázquez con cada personaje siempre fue total, pero esta vez el nivel de exigencia lo llevó a redoblar la apuesta. “Este personaje me obliga a estar presente con el cuerpo y con la cabeza. Es una preparación que atraviesa todo”, confesó.
“Para llegar a una meta física no alcanza con entrenar fuerte. El cuerpo necesita el combustible correcto para rendir, recuperarse y crecer”, resumió, para cerrar.