Los rumores dicen que el mismísimo Thierry Frémaux, el mandamás del Festival de Cannes, se comunicó con los responsables de la Sexta Semana Mundial de la Cinefilia para pedirles retrasar la fecha de esta nueva edición. Ramiro Sonzini, uno de los responsables del evento cordobés, respondió con elegancia, pero la fecha no se modificó. Sucede que nadie puede atreverse a disputar la soberanía del amor al cine, y en Cannes, según dicen, les preocupaba la pérdida de su público más selecto.
Ya se sabe. Algunos han elegido la Sala Mayor del Cineclub Municipal Hugo del Carril y no el Teatro Lumière. En Cannes, por ejemplo, se proyectará un clásico restaurado de Hugo del Carril, la extraordinaria Más allá del olvido. Pero en Córdoba se proyectarán en fílmico Historia de una noche, Vidalita, Ceniza al viento, El loco Serenata, todas de Luis Saslavsky. Hay todavía más razones para que los cinéfilos prefieran el otoño cordobés que la primavera en la Costa Azul.
Quien pueda participar de este evento no saldrá con la misma apreciación del cine. Basta nombrar los siguientes títulos para que cambie la mirada: La civilización está haciendo masa y no dejar oír, El chacal de Nahueltoro, Nuestro hombre de Milán, Carmen vuelve a casa, ORG y La ley de la frontera se verán en buenas copias, películas notables que expanden la experiencia de cualquier cinéfilo. Apenas con seguir completo el foco de Frank Borzage es suficiente para entrever el poder del cine. Cualquier sección de la Sexta Semana garantiza clarividencia e intensidad.
Como en cualquier acontecimiento cinéfilo que se precie, no solo se trata de ver películas. La palabra importa tanto como la imagen y el sonido. La presentación del libro de ensayos de José Miccio, El lugar sin límites, intentará ser fiel a ese hermoso título.
Es que la misma presentación desconoce el límite: el libro se presenta en tres encuentros consecutivos, actividad que ocupará las mañanas de jueves, viernes y sábado de esta semana. Miccio también dará el puntapié inicial de la Semana de la Cinefilia con una conferencia que lleva por nombre “Dos ensoñaciones”.
La palabra del escritor marplatense no será la única. Paula Félix-Didier dará una conferencia sobre el cine de Luis Saslavsky. Es una voz más que autorizada, porque si el cine argentino clásico sigue vivo entre nosotros se debe al trabajo del Museo del Cine que Félix-Didier preside.
Gente como ella y Fernando Martín Peña, también presente en la edición, son el testimonio de una lucha por mantener viva la memoria del cine; no es una labor sostenida en la mera nostalgia, sino en la certeza de que el cine es un medio estético, ético, político y epistemológico de primer orden cuyo poder se despliega enlazando conscientemente pasado, presente y futuro.
Ninguno de los dos estará en Cannes. Tampoco los organizadores de la Semana; tampoco ustedes, espectadoras y espectadores, habitantes de Córdoba o visitantes de paso por la ciudad para asistir a esta gran celebración. Los cinéfilos de pura cepa saben muy bien en dónde palpita el corazón del cine.
Aquí, algunas consideraciones de los organizadores del evento.
-Es evidente que la Semana no es un festival de cine, tampoco una actividad ampliada de un cineclub. ¿Qué es exactamente?
-Ramiro Sonzini: No es un festival de cine en tanto y en cuanto no está concentrado en los estrenos, no se define por un recorte geográfico y no tiene una sección competitiva en el centro de su estructura; pero sí que es un festival en el sentido de celebración de y en torno a un objeto específico: las películas. Un poco como las fiestas patronales, lo que buscamos es la reunión del público local, que es muy cinéfilo y muy activo, con los extranjeros (programadores invitados y espectadores espontáneos, que cada año son más) que nos visitan, y que entre todos se arme una comunidad que pueda compartir y aprender a través de las películas. También tiene algo de feria del trueque, en donde la gente se reúne a intercambiar cosas (películas, experiencias, conocimientos). En los festivales regulares, los cineastas son los protagonistas del evento, ellos y sus películas son la moneda de cambio para la red de festivales del mundo, y la función de la mayoría de estos festivales es mantener ese valor, ese prestigio mediante la exclusividad que representa el sistema de premières. A nosotros no nos interesa en lo más mínimo participar de ese sistema, más bien lo contrario. Es un festival en donde el espectador que ama las películas y lo que ellas generan es la estrella, que se piensa desde su perspectiva y a su servicio.
–El núcleo que la organiza son los editores de La Vida Útil, revista de cine anual. Hay invitados permanentes e invitados ocasionales. Este modelo de programación también es novedoso. ¿Cómo eligen a los invitados?
–Lucía Salas: Los invitados más permanentes fueron apareciendo a lo largo de los años. Tenemos un sistema de “Selección Oficial”, que es un poco un chiste en relación a los festivales de cine tradicionales en los cuales esa selección es la competencia oficial, ensamblada con películas del presente. Nosotros pensamos en una especie de competencia anticompetitiva de dobles programas en la cual los invitados (tres o cuatro dependiendo del año) tuvieran que pensar un doble programa en relación a una idea, una “consigna”, que este año es “la calle y el palacio”. Los invitados más estables fueron apareciendo en general desde esa estructura. Paula Félix-Didier vino de invitada un año y se quedó con nosotros desde entonces, comenzando una alianza con el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken que hoy es central para armar toda la programación y pensar en la historia del cine argentino. Miccio es un crítico que admiramos mucho y se volvió una especie de “maestro de ceremonias” que abre siempre la Semana con una conferencia pública que de alguna manera asienta el tono de la Semana. Peña se unió después de que Paula le contara cómo funcionaba el evento, y a partir de ahí vino a participar con su idea muy lúdica de las películas sorpresa y las funciones tarde a la noche, pero además presentándonos generosamente muchas películas de su archivo para los focos de cine argentino. A los invitados que vienen cada año los elegimos porque son personas que piensan el cine de una manera que nos parece curiosa, singular. Porque creemos que van a sorprendernos y ampliar nuestra cinefilia con la manera en la que responderán a la propuesta de cada año.
–Mayoritariamente, cuando se trata de focos de cineastas clásicos, la predilección de la casa se ciñe a cineastas estadounidenses. ¿Por qué eligieron a Frank Borzage?
–Lucas Granero: Frank Borzage fue el último de los grandes románticos de Hollywood. Su creencia en el poder del amor como fuerza reactiva para conseguir lo impensado rápidamente lo volvió un cineasta anticuado ante los ojos de un mundo que se había vuelto demasiado cínico. Nos parece interesante presentar sus películas en un contexto social en el que prima la deshumanización y que no avala la exhibición de ciertos sentimentalismos. Su cine es melodramático, amoroso, solidario y milagroso, todos afectos que no parecen estar en boga hoy en día. Además, fue un gran inventor de formas: ya desde el período silente sus innovaciones narrativas y de puesta en escena lo ubicaron por encima de sus contemporáneos. Durante su período sonoro, del cual provienen todas las películas que veremos en este pequeño ciclo, no escatimó en la radicalización de ciertas formas. Todas estas películas permiten observar las maneras en las que Borzage se iba adaptando a los requerimientos estéticos de su época al mismo tiempo que se iba transformando, acaso secretamente, en un gran retratista de su mundo. Ahí están, como ejemplo, los homeless que dejó la crisis del 28 en la maravillosa Man’s Castle o los vestigios de la Primera Guerra en A Farewell to Arms, película que da inicio al ciclo.
–El contrapunto constante se verifica en el énfasis que les dispensan a grandes cineastas argentinos del período clásico. ¿Por qué Luis Saslavsky?
–Lucía Salas: Los focos a cineastas argentinos clásicos vienen de esa alianza con el Museo del Cine y Fernando Martín Peña, pero también de un esfuerzo que venimos haciendo desde nuestra revista de pensar constantemente la historia del cine argentino. El número 6 está casi íntegramente compuesto por un dossier dedicado al cine argentino clásico, y hace un tiempo que venimos haciendo focos de cineastas clásicos como Manuel Romero, Carlos Schlieper, Hugo del Carril, entre otros. Saslavsky es un cineasta curioso dentro de la historia del cine argentino: fue crítico de cine en La Nación, donde reemplazó a otro gran director argentino del período clásico, Arturo Mom. Fue corresponsal en Hollywood en los años ’30, donde conoció a muchas actrices, directores, gente de la industria, y terminó trabajando ahí brevemente. A lo largo de los ’30, ’40 y ’50 hizo muchas de las grandes películas del cine argentino, con un rango muy amplio: noirs, comedias, melodramas. Trabajó con Libertad Lamarque, Mirtha Legrand, Pepe Arias, muchos actores y actrices del cine argentino clásico. Sin embargo, sus películas aún no llegaron del todo a las nuevas generaciones salvo quizás Vidalita e Historia de una noche, dos maravillas. El ciclo va a estar acompañado por una charla de Paula Félix-Didier, que sabe muchísimo de Saslavsky, lo cual es un lujo total.
–¿Qué pueden adelantar sobre el foco del Cine Underground Latinoamericano?
–Lucía Salas: La idea apareció por primera vez leyendo Caligrafía de la imagen, de David Oubiña. Él menciona muy brevemente la curiosa similitud entre el movimiento Boca do Lixo en Brasil (literalmente ‘boca de la basura’, era un barrio de Sao Pablo en el que durante los ’60 y ’70 proliferaron las drogas, el trabajo sexual y el cine independiente) y el cine underground en Argentina pensado por personas como Julio Ludueña, Miguel Bejo, entre otros. Comenzamos a pensar en cómo esto podía extenderse a muchos otros países de Latinoamérica y el Caribe, y decidimos hacer un pequeño ciclo que pensara en este momento con una película de un mítico director dominicano, Jean-Louis Jorge, que trabajó mucho desde esta idea de la basura, el reciclaje, el collage, la historia del cine dada vuelta y desbordada.
–El ciclo “Cine Chileno por Dentro y por Fuera” tiene el apoyo de la Cinemateca Nacional de Chile. ¿Cómo ven este giro latinoamericanista que no estaba en un inicio de la Semana?
–Ramiro Sonzini: Creo que explorar el territorio del cine latinoamericano sistemáticamente es parte del mismo proceso que nos hace pensar en la historia del cine argentino desde hace unos años. Somos parte de una misma historia, que es vastísima, llena de sorpresas que descubrir e historias que aprender. El año pasado tuvimos la maravillosa oportunidad de hacer la Semana de la Cinefilia en Porto Alegre, Brasil, y constatar que dos historias del cine que normalmente pensamos por separado, en realidad no están tan lejos, y que, cuando se juntan, nos permiten descubrir una perspectiva de la propia historia y de la historia del cine en general completamente distinta.
–La ausencia de Fernando Martín Peña de la Televisión Pública es contundente. Su libertad absoluta para proponer una experiencia del cine y su historia es única. Peña pasará y presentará varias películas en la Semana. ¿Qué significa que se “desencadene” en el Hugo del Carril?
–Martín Emilio Campos: Fernando es un invitado en el que venimos reincidiendo hace ya varias ediciones. Es una persona muy generosa, gracias a la cual pudimos organizar una cantidad enorme de proyecciones que nos marcaron. Además, es un gran presentador, con mucho carisma y con una forma de contar la historia que siempre da ganas de seguir aprendiendo y explorando. Que no podamos verlo en la Televisión Pública es sin dudas una pérdida ridícula y lamentable, porque Fernando ejercía una tarea de formación y difusión muy necesaria, poniendo al alcance de los televidentes de todo el país una gran variedad de películas que eran acompañadas de una manera muy instructiva y amorosa. Era algo muy contagioso, y no existen razones válidas para que no siga estando al aire... Con respecto al programa que preparó para la Semana de la Cinefilia, lo de “desencadenarse” es una idea que surge del ciclo que Peña hace los martes en Buenos Aires, donde “sin cadenas”, según sus palabras, programa películas en fílmico sin que el público sepa de antemano cuáles son, con una libertad absoluta, aspirando siempre a la sorpresa. Nosotros no sabemos qué va a traer. Para esta edición solo le pedimos que fueran dos películas en Cinemascope, con la esperanza de poder vivir una experiencia inolvidable aprovechando la pantalla nueva del Cineclub.
–Ustedes profesan por José Miccio una admiración total. Es comprensible: es un escritor formidable. Vuelve a abrir el evento con una conferencia magistral, pero además se presenta su primer libro de ensayos sobre cine: El lugar sin límites. ¿Cómo es el libro?
–Álvaro Bretal: Es un libro extenso, de 450 páginas, que incluye textos ya publicados por Miccio en sitios como Calanda o Bazar Americano, además de varios inéditos. En todos los casos se trata de versiones nuevas, revisadas y corregidas. El libro, que empezó en 2022 como un proyecto de Taipei, implica la primera recopilación de artículos de Miccio. Nos parece particularmente significativo no solo por los temas que trabaja, sino sobre todo porque, en un campo crítico dominado por la escritura acelerada y el reseñismo, Miccio, en la tradición del ensayo inaugurada por Montaigne y cultivada en Argentina en los últimos años por autores como Aira, Bitar o Giordano, viene a tensar los bordes del análisis cinematográfico con una prosa irreverente, contestataria y arrebatada que desmadeja algo cada vez menos habitual: la composición de un estilo.
Para ver
Sexta edición de la Semana Mundial de la Cinefilia, del 14 al 21 de Mayo de 2025. Grilla completa, aquí.