Abel Tesfaye siempre supo que quería dedicarse al cine. Considera su meteórico ascenso a la fama como una de las superestrellas del pop más importantes de la actualidad bajo el nombre de The Weeknd como un desvío para lograrlo.
Casi dos años después de su debut como actor con The Idol de HBO, que cocreó con Sam Levinson, Tesfaye afirmó que su última película musical experimental, en la que también participan Jenna Ortega y Barry Keoghan, “le devolvió la alegría al cine”.
Hurry Up Tomorrow, un estreno de Lionsgate que llegará a los cines el 16 de mayo, es una especie de pieza complementaria al último álbum homónimo, lanzado a principios de este año en la trilogía que batió récords del artista.
Junto con el director Trey Edward Shults, Tesfaye, de 35 años, habló con The Associated Press sobre el retiro de The Weeknd, la pérdida de su voz en el escenario en 2022 y las lecciones aprendidas al rodar The Idol.
–¿Cómo te ha influenciado el cine y la narrativa de larga duración a través del cine como artista?
–Para mí, el cine siempre ha sido mi pasión número uno. Y luego, al empezar a cantar y componer música, me pareció un pequeño desvío, una especie de trampa para adentrarme en esto. Siempre quise hacer películas y siempre quise hacer música con películas. Siempre se escucha y se ve el ADN del cine en mis álbumes, mis videos musicales, mis actuaciones y mi trabajo en el escenario. Así que siempre ha sido parte de mí.
–Llegás con este proyecto tan vulnerable y personal, y le pedís a Trey que lo haga. ¿Cómo lo gestionaron y por qué confiaron en él?
–Bueno, ante todo, era fan de su trabajo. Así que sabía que, independientemente de lo que le diera, haría algo increíble. Pero cuando nos conocimos, nos hicimos inseparables. Nos hicimos muy amigos y familiares. Y la confianza surgió de forma natural después de eso. Es como si nadie más pudiera contar la historia excepto Trey. Así que fue muy fácil para mí.
-(Shults) Para mí también fue como mi primera película de 30.000 dólares, con familiares y amigos actuando. Fue una experiencia hermosa y mágica, y me dije a mí mismo que, de ahora en adelante, en proyectos más grandes, solo quería trabajar con personas con las que realmente me sintiera conectado, con esa energía divina. Y cuando conocí a Abel, lo sentí. Fue algo natural y orgánico, era un fanático genuino y noté su confianza genuina y su deseo de animarme a intentar hacer mi propia película. Me inspiré muchísimo.
–¿Siempre viste esto como la tercera parte de la trilogía?
–(Tesfaye) Siempre fue la tercera parte, sí. No sabía qué quería decir en ese momento, pero sabía que estaba haciendo una especie de saga. Pero era más bien para mí. Quería dejar claro que quería hacer algo que pudiera cerrar una historia. Y he aquí que me ocurrió algo que me hizo sentir que todo lo que tenía planeado se fue por la borda. Me concentré al 110% en esta historia.
–¿Cómo cambió tu percepción de vos mismo como artista? Dijiste que el cine siempre ha sido tu meta. ¿Sentís que te ayudó a ver tus prioridades de alguna manera?
–Totalmente. O sea, estaba lidiando con un millón de cosas en ese momento, ¿sabés?, y estaba de gira, lidiando también con asuntos personales. Pero eso ya había pasado antes. Todavía podía confiar en mi superpoder. Puedo subir al escenario y es una experiencia catártica con los fans. Puedo desconectar de mi mundo durante una hora y media, dos horas, y simplemente sumergirme en mi actuación. Y cuando llegó un punto en que las fronteras se difuminaban, afectó mi actuación en el escenario: la gente gasta mucho dinero para venir a estos conciertos. Ahorran durante un año, y llegó un punto en el que, ¡Dios mío!, no puedo darles lo que quieren, me está fallando la voz. Y en ese momento supe que necesitaba sentarme y averiguar qué estaba pasando. Porque no era una lesión física.
–¿Influyó eso en tu decisión de retirar a The Weeknd?
–Eso ayudó un poco.
–¿Así que ahora te presentás a vos mismo? ¿Abel es a quien querés que la gente conozca?
–Ni siquiera es eso. O sea, siempre he sido Abel. The Weeknd siempre ha sido una actuación. Voy a ser un poco exagerado, pero sentí que no tenía nada más que decir. Eso es lo que sentí. Estaba en el escenario y es como si ya hubiera dicho todo lo que podía decir como esta persona, y ahora es el momento de dar el siguiente paso. Y esta película fue como una luz que me guió.
–¿Hubo alguna lección de “The Idol” que hayas aplicado a este proyecto?
–Sí, o sea, uno aprende de forma natural. Fue lo primero que hicimos. Siempre se aprende. Estaba trabajando con artistas geniales en ese momento y todavía mantengo una relación muy estrecha con todos los del set. Pero fue una experiencia de aprendizaje. Esto me hizo sentir un poco más feliz haciéndolo. Me sentí un poco más personal. The Idol no me parecía realmente mío en ese momento. Este me pareció muy personal, y lo digo ahora: Trey realmente aportó eso, y Jenna, por supuesto, devolvió la alegría al cine. Fue como: “Sí, quiero hacer esto. Es genial”. (Risas)
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