Este jueves llega a los cines de Córdoba, Buenos Aires y Mendoza Ciudades de refugio, el sexto largometraje del director Rodrigo Fernández Engler, que fue rodado en parte en la Docta. El director de Yo, traidor y Soldado argentino solo conocido por Dios ahora presenta un thriller policial con una atmósfera dramática y espiritual.
Ciudades de refugio tuvo su premiere mundial en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y está inspirada en el concepto bíblico de las antiguas “ciudades de refugio”, lugares creados históricamente para proteger a los homicidas involuntarios, quienes quedaban confinados dentro de sus límites.
La trama se desarrolla en el último reducto conocido de estas ciudades, donde la oficial de policía Domig, interpretada por Stef Roitman en su primer protagónico en cine, debe investigar un asesinato. Mientras intenta impedir que se cometa un nuevo crimen, Domig descubre verdades impensadas sobre el caso y sobre ella misma. Para el director, el pueblo “Refugio es un personaje más en la historia” y que ese entorno es crucial.
El protagónico y el trabajo interno
A poco de a ver aterrizado en Argentina, Roitman habló en La Voz en Vivo. La actriz y modelo encabeza un elenco que incluye a Rodrigo Abed, Beatriz Spelzini, Tomás Madina, Osvaldo Santoro y Francisco Cataldi.
La mujer de Ricky Montaner definió el filme como una película de género que va a atrapar al público por su trama. Para ella, la calidad del guion fue un factor determinante para aceptar el papel: “El día que a mí me llegó el libro, el guion, me lo leí de una, y que una película esté bien escrita ya eso te dice mucho”.
Sobre la oficial Domig, el personaje que la llevó a hacer su debut protagónico en el cine, la actriz destacó las múltiples capas emocionales que tuvo que abordar. “Mi personaje es una oficial de investigación y está toda la película tratando de resolver un caso pero también de resolverse a ella misma ¿no?”.
Y agregó: “Lo que me gustó de este personaje es que tenía varias capas. No era solamente que la contrataron para ir a resolver este asesinato sino qué le pasa a ella y qué es lo que va a terminar resolviendo al final de la película”.
–Viendo el resto de tu universo, la vida que tenés con tu marido en Miami, ¿qué significa para vos pasar a vivir por unas horas en la ficción una vida prestada completamente diferente, como en este pueblo rural alejado?
–Es tan interesante como suena, sí es de un trabajo de autoconocimiento también muy interesante. Yo he sido una persona muy aventurada, que terminé viviendo en otro país y casada con una de otro país, pero muy apasionada. Desde muy niña fui apasionada por vivir muchas cosas. Esta profesión te permite vivir y ser otras cosas, estar en diferentes lugar físicos y también a nivel emocional. A mí me permite indagar e investigar cosas de mí misma que ni siquiera sé. Hay muchas veces que uno se tiene que plantar en escena con una emoción que tal vez viviste pocas veces. A mí por ejemplo todo lo que es la ira, todo lo que es el enojo, en mi vida cotidiana me cuesta enfrentarlo, pero para laburar tenés que trabajarlo. Hay un trabajo interno muy grande, más allá de tomar las clases que tomo, de viajar, hay que hacer un trabajo muy cool para dentro y eso para mí es lo más divertido, vas sacando capas y cosas, algo que está muy bueno.

El rodaje en Córdoba y el gusto por el fernet
Si bien la película en Córdoba tuvo mucho rodaje en interiores, también hay escenas en la iglesia de Los Capuccinos y en el cementerio San Jerónimo. Para Stefi, el impacto con Córdoba vino por otro lado. Por un lado, el rodaje en Argentina le dejó un sentimiento de orgullo y un “reenamoramiento” con su país, y en especial con la cultura e idiosincrasia cordobesa. “Yo era una persona en el pasado que no tomaba fernet. Yo salí de este rodaje fanática (risas). Les juro que gracias a ustedes, al rodaje que tuve de un mes en Córdoba, me volví fanática. Dije ‘Listo no quiero otra cosa cuando salgo a bailar, cuando me junto con mis amigos.’ Lo primero que pienso es en el fernet”, admite entre risas.
Más allá de eso, Roitman asegura que disfrutó “genuinamente” su estadía en la provincia. “Me quería quedar, entendí realmente por qué es la República de Córdoba y porque es como un mundo que decía ‘No puede ser esta gente’, los amo’”.

Rodar en España con Ron Perlman
Stefi Roitman compartió además su experiencia internacional, en referencia a la película española Ya no queda en junglas, estrenada en septiembre, donde compartió elenco y escenas con el reconocido actor norteamericano Ron Perlman (Hellboy).
Al enfrentarse a una producción y protagonistas de ese calibre, Stefi admitió haberse sentido intimidada, preguntándose si estaría lista, especialmente porque tuvo que grabar escenas en inglés.
“Por más chiquito, mediano o grande que sea el rodaje, uno le pone el 110% siempre”. La actriz expresó gratitud por la oportunidad: “Hay algo en mí, esto es real, de agradecimiento por poder estar trabajando y encima tener esta oportunidad con semejante actor y tener una escena con él”.
Roitman describió a Perlman como un actor “humilde, maravilloso, profesional”. Le resultó “hermoso verlo entrar en escena y de repente cortaba y de una se te ponía a hablar de golf, un tipo supermacanudo, diría mi madre”.
Roitman aseguró que lo que más valora de estos rodajes es el aprendizaje, no sólo de sus compañeros y del director, sino también el proceso de observar el trabajo detrás de cámaras: “Lo que aprendo de mis compañeros, lo que aprende el director, ponerme a ver detrás de la cámara y por qué se tomó tal decisión”. Demostrando un interés que va más allá de su texto, la actriz concluyó: “Hay ahí algún espíritu en mí como de querer ver un poquito más allá de ‘a ver, llego acá y digo mi texto’. Cuando se presentan oportunidades así internacionales es divertido. Creo que el ego se pone más contento, pero en verdad la esencia es la misma”.























