Inconfundible en cada incursión suya en cartelera, Wes Anderson (1969) entrega su doceava película con El esquema fenicio, otro de sus excéntricos filmes puntillosamente fotográficos y esmeradamente narrativos. Presentado hace poco en Cannes, el filme se diferencia de las producciones corales del director tejano al apoyarse exclusivamente en los fornidos hombros de Benicio del Toro, con quien venía de trabajar en uno de los segmentos virtuosos de La crónica francesa (2021).
Del Toro interpreta ahora a Anatole “Zsa-Zsa” Korda, un rico y poderoso industrial europeo proclive a los negocios turbios que decide poner el foco en su legado tras sobrevivir al último de los atentados en su contra. Así retoma el contacto con su distanciada hija Liesl (Mia Threapleton), una religiosa de 20 años a punto de tomar los hábitos. El escéptico Korda emprende así con Liesl un viaje continental para acometer el “Esquema de Infraestructura Fenicia por Tierra y Mar de Korda”, una riesgosa inversión que consolidará su sello emprendedor y que recae en una región inactiva.
En la desopilante travesía surcada de peligros los acompaña Bjorn Lund (Michael Cera), tutor noruego de Liesl y de los otros hijos de Korda que cultiva una fijación por los insectos y que rompe el hielo desde su rol tan secundario como influyente. Mientras que Cera y Threapleton trabajan por primera vez con Anderson, El esquema fenicio exhibe las caras de previos colaboradores como Scarlett Johansson, Benedict Cumberbatch, Bryan Cranston, Jeffrey Wright, Tom Hanks, Willem Dafoe y Mathieu Amalric, en papeles chicos pero no menos llamativos.
En simultáneo a los homenajes europeos de este año que lo afianzan en el canon (una retrospectiva en la Cinemateca Francesa, una antología de sus 25 años de carrera en el sello Criterion), Anderson concibe un filme vinculado al redondeo vital y los legados familiares y colectivos, y no casualmente su hija Freya, de 9 años, tiene una pequeña participación en el largometraje. La descendencia fílmica se extiende a la propia Threapleton, hija de la actriz Kate Winslet.
Aura bíblica
El centro del filme es, sin embargo, Del Toro, para quien Anderson ingenió el argumento desde que charlaron sobre hacer otra película juntos mientras presentaban La crónica francesa. Y es que Anderson se quedó obsesionado con la presencia en cámara del actor portorriqueño, al que define como electrizante, rasgo que dice haberse amplificado cuando montaba sus intervenciones para aquella película.
En algún momento posterior, el rostro de Del Toro le sugirió a Anderson la figura de un empresario intimidante y exótico, imagen que se fundió a la vez con la de su suegro libanés (padre de la diseñadora de vestuario Juman Malouf, casada con Anderson desde 2010), el cual comparte detalles biográficos con Zsa Zsa y acabó por delinear el lazo oriental con lo “fenicio”.
El nombre Zsa-Zsa Korda, al mismo tiempo, guiña a los de la actriz Zsa Zsa Gabor y el productor Alexander Korda, ambos húngaro-estadounidenses y ligados a un Hollywood dorado que ya no existe. Qué duda cabe de que el delirio faraónico de Zsa-Zsa Korda equivale a la quijotada de filmar una película.
La idea de colaborar con Michael Cera viene en cambio de mucho tiempo atrás, casi desde los inicios de Anderson; la auspiciosa sociedad había estado cerca de cumplirse en la reciente Asteroid City (2023), aunque el actor debió bajarse por su paternidad. Con su semblante templado y esquivamente gracioso, Cera resuena como un intérprete ideal para el realizador de Un reino bajo la luna. Threapleton ya fue otro cantar, en tanto Anderson dio con ella tras un casting con cientos de postulantes.
¿Qué encarna en definitiva Zsa-Zsa Korda, el personaje grandilocuente alrededor del cual gira El esquema fenicio? “Bueno, él es alguien que se ha empoderado y se siente con poder para, digamos, cambiar el paisaje del mundo entero –le dijo Anderson al sitio Little White Lies–.
Y continuó: “Es una de esas personas que, históricamente, hemos visto ponerse en situación de trascender las poblaciones y regiones a las que pertenece. Zsa-Zsa da por hecho que posee estas capacidades. No las cuestiona, pero a lo largo de la película se ve enfrentado con su propia muerte y entonces sus prioridades y su sentido del lugar que ocupa en la vida empiezan a cambiar, y comienza a ver la muerte de modo distinto. De alguna manera, esta adopta en su mente una suerte de aura bíblica; y si bien Zsa-Zsa nos dice que es ateo, hay un motivo bíblico en su forma de lidiar con la vida y la muerte, y la penitencia y la expiación. Este rasgo del personaje lo descubrimos en verdad durante el proceso de escritura, porque a los pocos segundos de empezado el filme él muere en algún sentido, al menos por primera vez”.
Anderson, finalmente, reflexiona sobre su propia finitud: “No sé si tiene mucho sentido, pero pienso el después de mi muerte en relación con mi hija. Ella va a ser la responsable de todo este trabajo y quiero dejarle todo en orden. Siento que el trabajo de tanta gente, mío y de todos mis colaboradores –entre los que hay artesanos de distinto tipo, actores, coguionistas y directores de fotografía, diseñadores de producción y pintores, y escultores y marionetistas–, todo este obrar está contenido en estas películas. Siento que mi tarea en parte consiste en cuidarlas”, cerró.
Para ver
El esquema fenicio. EE. UU., Alemania, 2025. Guion: Wes Anderson y Roman Coppola. Dirección: Wes Anderson. Con: Benicio Del Toro, Mia Threapleton y Michael Cera. Duración: 100 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años. En cines.