Ante un Teatro del Libertador San Martín plagado de estrellas del espectáculo, en la noche de este miércoles se realizó la edición 2025 de los Premios Sur, instituidos desde 2006 por la Academia Argentina de las Artes y Ciencias Cinematográficas.
El Jockey de Luis Ortega fue la máxima ganadora, aunque seguida muy de cerca por Alemania, ópera prima de María Zanetti. En definitiva, dos buenas películas que dan cuenta de la valía del cine nacional antes de la asfixia presupuestaria que la administración de Javier Milei pensó para el Incaa.
Andrea Frigerio y Martín Bossi fueron los conductores de una ceremonia que buscaba federalizar a la distinción, considerada “el Oscar argentino”, y dar señales para consolidar a Córdoba como polo audiovisual.
La entrega, la primera que se hizo afuera de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue transmitida por HBO Max y TNT, por lo que quedó alineada a lo que se conoce como “Temporada de Premios” del canal de cable y de la plataforma de streaming. En otras palabras, los Premios Sur en Córdoba fueron complementarios a los ya entregados (y transmitidos) Golden Globes, Critics Choice, Grammys, BAFTA, SAG Awards, BRIT Awards, Oscars, Tony Awards y Emmys.
La ceremonia arrancó con un elaborado cuadro musical - coreográfico de marcado tono cordobés. Por el lado musical, intervinieron una banda estable (formada por el guitarrista Marcos Casco, la baterista Laura Repezza y el bajista Álvaro Murúa); el cuarteto de cuerdas Luque; el pianista Mauricio Griotti, quien a su vez hizo las veces de director musical; la soprano Pía Gray, reconocida por su labor en la ópera Madama Butterfly; y la freestyler Victoria Etcheverry.
El componente coreográfico, en tanto, lo aportaron las academias de danza Soul Company, Cortejo Escena y Brex Tobares.
Luego de esa introducción, apareció en el escenario la dupla de conductores: Frigerio elegantísima con vestido largo y estampado; y Bossi de sencillo ambo negro. Se presentaron, saludaron, mostraron brevemente cierta complicidad y pum, generaron las condiciones para que comiencen a entregarse los premios. Fueron expeditivos.
Tal como sucede en los Oscar, los primeros correspondieron a actor y actriz de reparto, cuyos destinatarios fueron María Ucedo (Alemania) y Daniel Fanego (El Jockey).
Ucedo abrió la compuerta del posicionamiento político al rogar “que las fuerzas del cielo y de la tierra se tuerzan en beneficio de todos y todas las argentinas”.
Y el reconocimiento para Fanego marcó el primer cimbronazo emotivo de la noche. Es que el actor falleció sin poder ver terminado el alucinógeno filme de Luis Ortega, de quien era un intérprete fetiche. Santiago Gallelli, uno de los productores de El Jockey, recibió el premio en su nombre y lamentó su temprana partida.
Luego se sucedieron las entregas a mejor guión original (Fabián Casas, Luis Ortega y Rodolfo Palacios por El Jockey), mejor guión adaptado (Leonel D’Agostino y Paula Hernández por El viento que arrasa), mejor dirección de arte (Julia Freid y Germán Naglieri por El Jockey) y mejor montaje (Jimena García Molt, Hernán Rosselli y Federico Rotstein por Algo nuevo, algo viejo, algo prestado), cuyos destinatarios amalgamaron agradecimientos a compañeros y familiares con fuertes arengas de que, pese a todo, se seguirá haciendo cine.
Y así llegó el momento del primer Premio Sur honorífico a Eugenio Zanetti, el director de arte cordobés que ganó un Oscar por su trabajo en Restauración (Michael Phillips, 1995). Apenas lo recibió de manos de Elena Roger, el artista quedó rehén de su emoción y le costó arrancar con su discurso, el que finalmente dio reivindicando el acto creador, el de afectar al mundo con belleza a como dé lugar, y alertando que, si bien los homenajes tienen “tufillo a despedida”, él no tiene pensado irse a ningún lado.
En la reanudación de las distinciones, El Jockey siguió con ganando todo a su paso (mejor sonido para Guido Berenblum, Claus Lynge y Javier Umpiérrez; mejor música original para Sune Rose Wagner) hasta que se topo con una victoria para Alemania en mejor actriz revelación por el (muy buen) trabajo de Maite Aguilar en ese filme, donde su personaje debe lidiar con los imponderables que le plantea el comportamiento de su hermana psicótica.
La actriz le dedicó el premio a su directora, María Zanetti, por revelarle el mundo del cine, donde todo es construcción colectiva. “Gracias a ella, ahora quiero hacer esto el resto de mi vida”, puntualizó Aguilar, quien una hora después se alzaría con el Premio Sur a la actriz protagónica.
En ese caso, contó que ella es una emergente de la Universidad Nacional de las Artes, una casa de estudios en la que “nos encontramos, creamos y resistimos”.
Pero antes de eso, hubo más sabor local con un popurrí de Los Caligaris (Kilómetros, Nadie es perfecto y Todos locos) y una conmovedora versión de Amor ausente a cargo de Lula Bertoldi y Gabriel Pedernera, dos de los tres Eruca Sativa.
El Premio Sur honorífico para Guillermo Francella
El segundo premio honorífico fue para la productora Diana Frey, cuya filmografía es realmente inabarcable y destaca títulos como Esperando la carroza; mientras que el tercero, para Guillermo Francella, aunque con las aclaraciiones de que éste estaba “otorgado” por el Gobierno de la Provincia de Córdoba y de que era “a la trayectoria”.
Fue el gobernador Martín Llaryora el encargado de premiar al popular y respetado actor, luego de un discurso en el que destacó que el cine es una industria como cualquier otra y que, por eso mismo, merece estímulo estatal.
Curiosamente, al recibir su Sur, Francella le agradeció a la Academia y no a Córdoba.
“En primer lugar, quiero agradecer a estos miembros del jurado de los Premios Sur por este premio a la trayectoria, Dios mío. Tantas cosas he pasado a lo largo de mi vida”, dijo Francella. “Tuve la suerte de vivir más de 40 años de esta profesión que amo y que tantas satisfacciones me trajo. He trabajado con tantos, con actrices, actores, muchos de ellos terminaron siendo mis grandes amigos, con directores, con miradas muy distintas. Y siempre mi preocupación a lo largo de mi vida ha sido el público, mi combustible, mi motor, indispensable para cualquier actor”, continuó.
“Esta Academia tan prestigiosa de cine... -continuó emocionado- Porque los que componen la Academia son nada más ni nada menos que directores, productores, actores, técnicos. Y que me hayan distinguido hace que este reconocimiento sea mucho más valioso para mí. Porque todos nosotros somos el cine argentino. Este cine que siempre nos ha llenado de orgullo y nos seguirá llenando de orgullo a lo largo de toda nuestra vida”, remató el protagonista de El clan.
Sobre el final aseguró que hay que “promover a los nuevos talentos, al semillero, a los artistas del futuro”, porque son ellos los que van a lograr que este cine llegue cada vez más alto. ¡Arriba el cine argentino!“, cerró.
Hernán Finding, presidente de la Academia de Argentina de las Artes y Ciencias Cinematográficas, retomó la idea de Aguilar del cine como punto de encuentro. Pero fue un poco más allá: “Tenemos que resistir en tiempos en los que derechos básicos están siendo cuestionados... Y en ese contexto, acá no estamos compitiendo sino que nos estamos reconociendo”.
Más premios: mejor ópera prima fue para María Zanetti por Alemania; mejor documental para Partió de un barco llevándome (una de sus creadoras contó que fue una idea de cinco amigas que el Incaa financió y que la vieron más de 80 personas); mejor película de animación para Gigantes; y mejor dirección de fotografía (Timo Salminen por El Jockey).
Jairo, elegantísimo, afrontó el in memoriam con una interpretación profunda, sentida, momentos antes de que, también por vez primera, se reconociera en los Premios Sur a la mejor película iberoamericana. Ganó la excelente Aún estoy aquí, de Brasil.
Walter Salles, su director, agradeció mediante un video proyectado en pantallas, en el que confesó ser “un profundo admirador del cine argentino”, al tiempo que advirtió que “la democracia está siendo atacada”.
“Es indispensable tener memoria y resistir”, sumó.
En el tramo final de la histórica entrega de los Premios Sur se endurecieron los pronunciamientos políticos anti Milei. Los más punzantes fueron los de Luis Ortega al recibir la distinción a mejor actor del ausente Nahuel Pérez Bizcayart y las correspondientes para él mismo por mejor director y mejor película. Todas por El Jockey, claro.
Primero contó que Bizcayart le dijo que dijera que este gobierno está cumpliendo todas las promesas que hizo, entre ellas, la de “hacernos cagar”. Después, aclaró que esas eran las palabras de su protagonista (a quien considera el mejor actor del mundo) y no suyas, porque no quería “tener problemas con la Side ni con el Mossad ni con la Policía Federal”.
Ortega habló por sí mismo con el pesado premio a mejor director, luego de felicitar a María Zanetti por Alemania: “No soy un muchacho de la política, pero ahora entrás al Incaa y hablás con alguien que te cuenta que estudió economía y que cree que el cine es show bussines...”
Y ya al final, con el Sur a la mejor película, aclaró que este premio no es el Martín Fierro y le cedió la palabra al ya referenciado Santiago Galleli, el productor que hablo de la industria cinematográfica argentina como un sector que así como promueve cultura genera liquidez, riqueza. “No somos vagos”, sentenció.
Si bien le dio a Córdoba una centralidad mediática incuestionable, la producción de los Premios Sur trajo complicaciones para la ciudadanía de la capital provincial.
Sucedió entre la tarde del martes y la mañana de ayer, se vallaron varias cuadras de las avenidas General Paz y Vélez Sarsfield, lo que generó congestiones de tránsito, rediseños para el transporte público y un fuerte fastidio popular.
La explicación al respecto del presidente de la Agencia Córdoba Cultura, Raúl Sansica, al aire de El show del Lagarto (El Doce) fue que los camiones destinados a la transmisión del evento necesitaban desplazarse por esas arterias. De todos modos, el funcionario prometió que con el correr del día (de ayer), se liberaría un carril de ambas. Y así fue.
Premios Sur 2025: lista completa de ganadores
Mejor Película de Ficción: El Jockey
Mejor Dirección: Luis Ortega, por El Jockey
Mejor Actor Protagonista: Nahuel Pérez Biscayart por El Jockey
Mejor Actriz Protagonista: Maite Aguilar, por Alemania
Mejor Actor de Reparto: Daniel Fanego por El Jockey
Mejor Actriz de Reparto: María Ucedo por Alemania
Mejor Actor Revelación: Pehuén Pedre, por Simón de la montaña
Mejor Actriz Revelación: Maite Aguilar por Alemania
Mejor Ópera Prima: Alemania
Mejor Película de Animación: Gigantes
Mejor Película Documental: Partió de mí un barco llevándome
Mejor Dirección de Arte: Julia Freid y Germán Naglieri por El Jockey
Mejor Diseño de Vestuario: Beatriz Di Benedetto por El Jockey
Mejor Dirección de Fotografía: Timo Salminen, por El Jockey
Mejor Guión Adaptado: Leonel D’Agostino y Paula Hernández por El viento que arrasa (basado en la novela homónima de Selva Almada)
Mejor Guión Original:Fabián Casas, Luis Ortega y Rodolfo Palacios por El Jockey
Mejor Maquillaje y Caracterización: Ángela Garacija, por El Jockey
Mejor Montaje: Jimena García Molt, Hernán Rosselli y Federico Rotstein por Algo nuevo, algo viejo, algo prestado
Mejor Música Original: Sune Rose Wagner por El Jockey
Mejor Sonido: Guido Berenblum, Claus Lynge y Javier Umpiérrez por El Jockey
Mejor Serie de Ficción: Coppola, el representante
Premios de Honor a la Trayectoria: Diana Frey y Eugenio Zanetti
Premio Especial - Gobernación de Córdoba: Guillermo Francella