Con el estreno de Elio reaparece ese lugar común que se activa cada vez que el estudio de la lámpara Luxo lanza una nueva película, el ya trillado “Pixar lo hizo de nuevo”. Sólo que esta vez no funciona como elogio, sino como una constatación literal.
Pixar vuelve a hacer lo mismo: una historia calcada de otras, con la misma dosis de ternura, los mismos giros emocionales y una estructura que se siente agotada.
Una vez más, el estudio apuesta por una fórmula que ya no sorprende, como si la repitiera por costumbre más que por convicción, aferrado a una tradición de cine animado que alguna vez renovó con brillo propio y que ahora apenas consigue imitar, sin aportar ni el ingenio ni la originalidad de sus primeras películas, esas joyas que cautivaron por igual a padres e hijos y que marcaron a fuego sus corazones cinéfilos.
Incluso la historia en sí es demasiado estereotipada y predecible. Por más que su público principal sea el infantil, da la sensación de que Pixar prefiere la comodidad de una fórmula que garantiza romper la taquilla antes que arriesgarse a experimentar con historias que sigan aportando frescura y novedad a la animación con sello Disney.
La trama de Elio
Para que se den una idea de lo repetitiva que es: Elio es un niño huérfano que queda a cargo de su tía Olga (voz de Zoe Saldaña en la versión original), una supervisora en una operación militar clasificada que, en principio, se encarga únicamente de custodiar basura espacial. Ambos están en la base militar, y Elio aprovecha para colarse en el observatorio, mirar el cielo, soñar y pedir que algún extraterrestre lo abduzca.
La obsesión de Elio con los alienígenas es tal que arma una radio casera para captar señales del espacio y se va a la playa con la esperanza de hacer contacto. En ese momento, dos niños, Bryce y Caleb, se le acercan para molestarlo, creyéndolo un loco. Y cuando su tía descubre que está descuidando sus deberes escolares por esa fijación, decide enviarlo a un campamento de verano por unos meses.
En el campamento, los mismos niños intentan golpear a Elio, pero ocurre el milagro: los extraterrestres llegan por él. La historia continúa en el Communiverso, donde es nombrado embajador intergaláctico de la Tierra. Pero pronto aparece Lord Grigon, un gusano con una armadura enorme, junto con su hijo Glordon, quien se hace amigo inseparable de Elio. Así, la película se convierte en la típica aventura del niño solitario que encuentra a su alma gemela.

Esta vez hay tres directores a cargo (Adrian Molina, Madeline Sharafian y Domee Shi), además de varios guionistas. Lo más sorprendente es que, pese a repetir la fórmula de siempre con una historia naíf, intentan cerrar con un mensaje algo forzado: “No estamos solos”. Un subrayado innecesario, considerando que toda la trama gira en torno a eso. Tal vez sea porque, a pesar de su clasicismo y simpleza, la película no termina de encontrar un rumbo definido.
Para una factoría como Pixar, Elio es, sin dudas, un tropezón que le baja el nivel que venía sosteniendo. De todos modos, esta reseña negativa no los va a llevar a la quiebra, porque todo el foco está puesto en aprovecharse de la inocencia de los niños y del bolsillo de los adultos. Algo que Disney y Pixar saben hacer muy bien.
Para ver Elio
Estados Unidos, 2025. Aventuras. Dirección: Adrian Molina, Madeline Sharafian y Domee Shi. Guion: Julia Cho, Mark Hammer y Mike Jones. Voces (versión original subtitulada): Yonas Kibreab, Zoe Saldaña, Remy Edgerly, Brandon Moon, Brad Garrett, Jameela Jamil, Young Dylan y Jake Getman. Fotografía: Jordan Rempel y Derek Williams. Música: Rob Simonsen. Duración: 99 minutos. Apta para todo público. En cines.