No vivimos en la mejor época de las comedias románticas. La culpa no es del amor ni de quien le da de comer, tampoco de los cambios culturales que consideran tóxico lo que ayer provocaba suspiros.
Hay una falta notable de ideas novedosas que se venden bien al tiempo que perjudican al género. Por suerte, volvió Lena Dunham con Demasiado (Netflix, 2025) para actualizar la fórmula e ir un paso más allá.
La serie de 10 episodios está protagonizada por Jessica (Megan Stalter), una treintañera neoyorkina que se separa de su novio de hace siete años y se muda a Londres por trabajo. Para atravesar el duelo, graba videos dirigidos a la nueva novia influencer de su ex pero sin publicarlos, solo para narrarse a sí misma. Recién mudada, conoce a Felix (Will Sharpe), un músico indie con el que entabla la relación que estructura toda la serie.
La serie respeta una fórmula bastante estándar. Es el toque Dunham (guionista y directora de la mayoría de los episodios) lo que aporta el diferencial en más de un aspecto. Uno de ellos es su conciencia del lenguaje, al hacer de las palabras el principio de individuación de sus personajes, como si las personas fueran un universo lingüístico en sí mismo.
Otro refiere a la aspiración constante de Dunham por correrse del lugar común al pensar personajes femeninos complejos, y al resolver escenas y conflictos siempre de manera inesperada. Encierra, en general, una difícil combinación de singularidad y estereotipo.
Amor de verano
La fórmula de la comedias romántica anticipa que los protagonistas van a terminar juntos aunque no sepamos cómo. En Demasiado, en cambio, no hay confianza en ese desenlace.
La atracción de los protagonistas es la certeza sobre la que se apoyan las incertidumbres que potencian la trama. A veces parece que no se gustan tanto, que hay demasiadas red flags, que la herencia emocional de sus familias les juega una mala pasada, que están en momentos diferentes de sus vidas.
Dunham podría haberse detenido en alguno de esos conflictos de la protagonista, el cliché de series menos interesantes. Por ejemplo, en las diferencias culturales que descubre Emily de Emily en París (2020), uno de los personajes peor escritos del género.
Podría haber estirado en exceso sus trabas emocionales, como hace Envidiosa (2024) al repetir el disparador de la trama con una insistencia que desluce la idea.
O también podría haber caído en el error de And just like that… (2021), dar por sentado la empatía del espectador para devolver personajes tan chatos y volátiles que caen en la peor de las sensaciones: aquí no pasa nada.
Amor verdadero
Cuando se trata de amor, es muy fácil caer en la simpleza de personajes y problemas que conviertan todo el asunto en algo estúpido e irrelevante. Tomarse el amor en serio, como una apertura al drama y a la comedia, como una instancia decisiva en el crecimiento o ruina personal, como un espacio de vulnerabilidad por la extrema intimidad que exige, no está al alcance de cualquier guionista.
En Demasiado resulta evidente que lo fundamental es lo trivial, y el talento de Dunham radica en llevar eso a un guion sin que pierda su riqueza. En esta serie, los diálogos de los protagonistas destacan por la ausencia de grandilocuencia y de declaraciones rimbombantes porque el amor no está ahí, ni en la presentación a los padres, ni en parecer una pareja próspera, ni en la vigilancia constante para saber adónde va la relación.
El amor, nos dice Dunham, aparece después de la traición, en hablar pavadas cuando hay que dormir, en la forma en que se cierran las discusiones. Por eso los desenlaces de la mano de Dunham no responden a ninguna fórmula.
Es algo más sutil, algo como la espontaneidad de lo natural que aquí revitaliza uno de los géneros más vapuleados.