Las series documentales de plataformas de streaming sobre resonantes casos policiales no tienen por qué suplir a la Justicia ni revelar quién fue el victimario ni sus motivaciones. Al cierre del episodio final, en pantalla no debe correr el fallo de los jueces sino los créditos que correspondan.
Sin embargo, a los fines de entretener, su primer y último propósito, suelen sugerir una resolución. Es una generalidad a la que, por ejemplo, en su momento atendió Nisman: El fiscal, la presidenta y el espía (2019), de Netflix.
Pero no lo hace Las mil muertes de Nora Dalmasso, disponible en esa misma plataforma desde hace días y que releva de modo exhaustivo los hechos desde el 26 de noviembre de 2006, día del femicidio de esa madre y esposa de 51 años en su casa del barrio Villa Golf de Río Cuarto, hasta el giro que la investigación tomó en 2024.
Este último espasmo judicial ubicó en la escena del crimen al parquetista Roberto Bárzola, tras verificarse compatibilidad genética tanto en las huellas encontradas en el cinto de la bata de la víctima como en un pelo hallado en la habitación de su hija, el espacio de su casa en la que esta fue sometida y luego asesinada.
La miniserie pivoteada por el director británico Jamie Crawford surfea con maestría un caso espinoso, poniendo de manifiesto todo aquello que lo volvió singular y atrapante. La torpeza policial–judicial, la morbosa cobertura mediática, la sombra del poder político que ajusta cuentas a como dé lugar, el periodista incisivo al que no le convence cómo la familia gestiona su dolor, la sociedad toda puesta a juzgar de acuerdo a sus prejuicios y supuesta superioridad moral… Todo está plasmado entre testimonios conmocionantes y retazos de época que activan tanto la vergüenza ajena como la propia. Porque, vamos, todo ciudadano de a pie tuvo algo para decir sobre Nora (que arroje la primera piedra aquel que no lo haya hecho); y porque la localía del caso nos interpela mucho más que uno porteño o bonaerense.
Crawford llega hasta darle un marco al hecho de que no hay ningún pecado ni es judicialmente condenable mostrarse altivo y socialmente exitoso tal como lo hizo a lo largo de los ‘90 Marcelo Macarrón, el esposo de Nora que fue imputado, juzgado y finalmente sobreseído en julio de 2022.
Macarrón, precisamente, se sienta ante la cámara hacia el final de Las mil muertes de Nora Dalmasso, bastante después de que sus hijos Facundo y Valentina fueran condicionados por el entrevistador, el mismo Crawford, a dejar el corazón sobre la mesa.
No es una exageración, se lo dijo el director a Denise Audrito, nuestra compañera de La Voz que cubrió este espanto desde el día cero, en situación de entrevista. “Siempre es muy intensa la experiencia de entrevistar a alguien y acompañarlo para despertar memorias muy dolorosas”, comenzó.
“El desafío es que, para realmente entender lo que vivieron Facundo y Valentina, hay que preguntar y abrir de nuevo esas cicatrices. Para acercarse a su experiencia, para que se entienda, tenés que hacer daño”, amplió un Crawford que, a miniserie vista, se puede concluir que fue mucho más contemplativo con Macarrón padre. Y acaso allí resida el único déficit de esta miniserie documental, en el hecho de tener disponible al traumatólogo y exrugbier y no preguntarle sobre sus propias sospechas, que seguramente debe tenerlas.
OK, quizás no pueda blanquearlas por las derivaciones judiciales posteriores o simplemente sólo porque lo puso como condición para hablar en cámara. De todos modos, eso no inhibe la posibilidad de consultárselo a los fines de cumplir con la señalada sugerencia de resolución.
Por otro lado, esa omisión convierte a Las mil muertes de Nora en un producto “pro familia de la víctima”, lo que va en detrimento de lo brillante de su desarrollo.
Así, Jamie Crawford no va tan a fondo como lo hace en Prince Andrew: Banished (disponible en Prime Video), donde sigue las escandalosas amistades del Príncipe Andrés con los delincuentes sexuales Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, y su participación en su red de tráfico sexual que aterrizaba a la Casa de Windsor.
Más allá de esta observación, el impacto generado por esta miniserie tras su estreno devuelve la pelota al campo de la Justicia, donde un nuevo fiscal (Pablo Jávega) dice que la causa no prescribió mientras que la defensa del nuevo acusado (Roberto Bárzola) va por el sí.
El tiempo, que ya ha transcurrido en buen volumen y casi siempre lo destruye todo, dirá.
Más información
Jamie Crawford, director de Las mil muertes de Nora Dalmasso: El prejuicio marcó al caso