La historia de Héctor Germán Oesterheld, uno de los creadores de la novela gráfica El Eternauta está intrínsecamente ligada a una de las épocas más oscuras de la historia argentina: la última dictadura militar.
Oesterheld, y sus cuatro hijas, fueron víctimas de la violencia estatal que buscó aniquilar la disidencia política en el país.
Nacido en Buenos Aires el 23 de julio de 1919, Héctor Oesterheld se recibió primero como geólogo en la Universidad de Buenos Aires, aunque su verdadera pasión lo llevó a la escritura y el cómic.
Su carrera literaria despegó en 1943 con el cuento Truila y Miltar. En la década de 1950, fundó la Editorial Frontera, donde nacieron personajes memorables como Bull Rockett (1952) y el Sargento Kirk (1953), con dibujos de Paul Campani y Hugo Pratt, respectivamente. Fue en esta editorial, a través de la revista Hora Cero, donde vio la luz El Eternauta.
Con el paso del tiempo, la obra de Oesterheld adquirió un compromiso político cada vez mayor. Tras el cierre de su editorial en los años 60, creó otras historietas notables como Mort Cinder con Alberto Breccia y La guerra de los Antartes con Gustavo Trigo, esta última publicada en el diario Noticias. En Noticias, trabajó junto a Rodolfo Walsh, quien era jefe de Policiales y también fue desaparecido tras un enfrentamiento.
Héctor Germán Oesterheld, víctima de la dictadura militar en Argentina
Oesterheld se sumó a la organización política Montoneros. Desde la clandestinidad, logró finalizar El Eternauta II. Esta secuela, que tuvo dos versiones (1969 y 1976), exhibía un contenido político manifiesto. Continuaba la historia de Juan Salvo y Germán, viajeros en el tiempo en un Buenos Aires post-apocalíptico tras una invasión alienígena con una tormenta de nieve tóxica. La Resistencia Armada, liderada por ambos personajes, se incorporaba como un elemento clave en la lucha por la supervivencia y la dignidad.
La adhesión de Oesterheld y su familia a la militancia les costaría la vida. La dictadura militar que gobernaba Argentina secuestró y desapareció a Héctor y a sus cuatro hijas: Diana, Beatriz, Estela y Marina. Ellas también eran militantes montoneras. Dos de las hijas estaban embarazadas al momento de su secuestro.
El dolor de la familia fue inmenso y progresivo. Beatriz fue secuestrada en junio de 1976 junto a su pareja. Diana, embarazada, fue raptada en agosto de 1976 en Tucumán, donde asesinaron a su compañero; ya tenían un hijo de un año llamado Fernando. Estela, la mayor, fue tomada el 1 de julio de 1977; intentó huir, fue baleada y llevada a un hospital, sin que se volviera a saber de ella. Su pareja también fue asesinada. Finalmente, Marina, con ocho meses de embarazo, cayó en noviembre de 1977 junto a su esposo. Las cuatro hijas habían nacido entre 1953 y 1957.
Héctor Germán Oesterheld fue secuestrado el 27 de abril de 1977, en La Plata. Estuvo detenido en diversos centros clandestinos de detención, tortura y exterminio. Entre ellos, se menciona El Vesubio, El Sheraton (también conocido como Embudo) y Campo de Mayo.
El psicólogo Eduardo Arias, quien estuvo detenido con él en El Vesubio, dio un testimonio conmovedor ante la CONADEP. Se refirió al estado de Oesterheld diciendo: “Su estado era terrible. Permanecimos juntos mucho tiempo. Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del ’77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces él dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos. Tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos. Su estado físico era muy, muy penoso”.
Elsa Sánchez, esposa de Héctor, sufrió la devastación de su familia. Las escritoras Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami retrataron esta historia en un libro reconocido con un premio en 2016, titulado “la familia aniquilada por la dictadura”.
En él, se recoge el testimonio de Elsa, quien solo pudo enterrar a su hija Beatriz. Elsa resumió la tragedia: “Mi nombre es Elsa Sánchez de Oesterheld y soy la mujer de Héctor Germán Oesterheld, famoso en el mundo por haber escrito la historieta El Eternauta. En la época trágica de este país desaparecieron a mis cuatro hijas, mi marido, mis dos yernos, otro yerno que no conocí, y dos nietitos que estaban en la panza. Diez personas desaparecidas en mi familia. Pero prefiero recordar los años en los que fui feliz”.
A pesar de la furia de la dictadura, el legado de Oesterheld perduró. Gracias a Elsa y a sus nietos sobrevivientes, Martín Mórtola Oesterheld y Fernando Araldi, se pudo donar a la Biblioteca Nacional una valija que contenía escritos y proyectos del autor, un “tesoro escondido”. Este material permitió la muestra “Palabra de Oesterheld” para conmemorar el centenario de su natalicio.