En 2018 Sony Pictures Animations publicó Spiderman: Un nuevo universo. La cinta marcó un antes y un después por su estilo de animación fresco, expresivo y profundamente llamativo. Mezclando animación 3D con efectos 2D tomó al mundo por sorpresa e instauró un nuevo estándar para la industria.
Siete años después de la película que lo inició todo, se publica Las Guerreras Kpop (Kpop Demon Hunters). El título parece un rejunte de palabras clave SEO y en parte lo es. La industria del animé crece exponencialmente, siendo “cazadores de demonios” uno de los subgéneros más populares de los últimos tiempos, con DanDaDan, Chainsaw Man, Jujutsu Kaisen o Kimetsu no Yaiba como referencias. El componente que le faltaba para conseguir un éxito instantáneo era añadir a la receta algo igualmente popular: el K-Pop.
No es exagerado decir que el género es infeccioso y viral. En Corea del Sur, las bandas del género producen un estimado del 1.7% del PBI del país. Fuera de allí, son igualmente populares. La película incluso cuenta con la participación de miembros del imparable grupo de K-Pop TWICE, que entre otras cosas compuso para la película la canción Strategy.
Kpop Demon Hunters es un musical en cuya banda sonora no hay una sola canción mediocre. La trama avanza de temazo en temazo sin respirar ni un segundo hasta llegar al colorido y explosivo final. Muestra una trama muy simple, pero ejecutada a la perfección.
Hasta ahora, una ecuación matemática infalible. K-Pop + animé + animación occidental popular. La película podría haberse valido exclusivamente de ello para ganarse un par de clicks y cobrar el cheque. Podría haber sido una sencilla historia de una banda de chicas que se enamoran de una banda de chicos. Sin embargo, Las Guerreras K-Pop presenta una narrativa sorprendentemente profunda, culturalmente significativa y discursivamente vigente.
Los primeros 20 minutos de la película son una masterclass de ritmo y estilo. En un tercio de hora, la película ya asentó todo lo necesario para un megahit. Con mínimo uso de diálogo conocemos que las protagonistas son caza demonios, que pertenecen a HUNTR/X, la banda de K-Pop más famosa del momento, y que están a punto de sellar a los demonios en el infierno para siempre.
Todo asentado y construido para el primer gran giro argumental: Rumi, la protagonista, es mitad demonio. Sobre este dilema, el de ser una mitad de aquello que la otra mitad busca destruir, se genera un profundo debate en el interior de la protagonista, que guiará la trama de ahí en más.
La amistad y la aceptación, propia y ajena, son los principales ejes temáticos de una narración que, a pesar de su aparente simpleza, muestra un lado sensible, tierno y empático.
Los demonios enviarán a sus mejores luchadores a jugar de visitantes en el mismo terreno que las guerreras. De esta manera surge Saja Boys, una banda de K-Pop de chicos que viene a robarles el estrellato y quedarse con las almas de los fanáticos (son demonios, al fin y al cabo). El líder de la banda es Jinu, un demonio que busca olvidar su trágico pasado. Él también transita un camino de autoaceptación.

Lamentablemente, con Jinu viene también el principal problema de la película: una corta duración que plantea muchas preguntas que luego no responde.
Jinu debe aceptar su trágico pasado y aprender a vivir con él. Es una parte de sí mismo que, igual que la protagonista, debe aprender a aceptar. Sin embargo, Rumi se debate aceptarse principalmente por miedo a lo que dirán sus amigas.
Hubiera sido interesante ver la relación de Jinu con sus compañeros de banda, asentar si estos lo apoyan en su misión de olvidar su pasado o no. Por cómo están planteados en la película, no pasan del chiste de ser chicos lindos de una banda de K-Pop rival a la de las protagonistas.
De hecho, lo mismo ocurre con los demás infernales. Cuando la protagonista conoce a Jinu y este le revela que los demonios son en realidad seres sufridos y torturados, hay una cortísima escena donde la protagonista busca verificarlo, preguntándole a un demonio con el que lucha.
La escena termina tan rápido como comienza, pero no demuestra si la salida del sufrimiento eterno está reservada sólo para algunos diablos coreanos carilindos.
La animación es el plato fuerte de la película. Una exquisita paleta de colores moderna y expresiva, que mezcla cuero negro con fuertes tonos de neón y vibrantes detalles dorados. Es profundamente “animezca”, con constante uso de transiciones a chibi y ojitos corazón, siempre en beneficio de un relato expresivo y llamativo. El estilo Spiderverse les sienta muy bien a las chicas HUNTR/X, quienes demuestran su personalidad, gustos e idiosincrasias tanto en lo visual como en lo sonoro.

Es la viva demostración de abarcar poco y apretar mucho. En su cancha no falla. La música es excelente; la animación, superflua; y el resultado general, tierno y empático. Fans del animé, los cómics, el K-Pop y la animación en general tienen ante sí un plato fuerte que no debe pasar desapercibido.
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