Este jueves se estrenaron los seis nuevos episodios de la segunda temporada de División Palermo, esa genialidad humorística que supo leer con ironía el tiempo de corrección política extrema e “ismos” varios, bajo el filtro de la inclusión de minorías.
La serie creada por Santiago Korovsky había sorprendido al mundo (sí, fue un éxito a nivel global) en 2023. Su propia vara había quedado alta.
Afortunadamente, esta segunda temporada trae algo así como una fórmula mejorada de sí misma, un delirio desopilante en torno a la guardia urbana palermitana.
Aquí, algunos puntos clave que hacen que esta nueva entrega sea mejor que la primera.
1) La mezcla justa entre chistes pavos y visión aguda.
El guión de División Palermo 2 está escrito al detalle, con una alternancia entre gags absurdos y rimbombantes y chistes más sutiles. Para eso, suma mucho que Felipe (el personaje protagónico de Korovsky) tenga como misión ni más ni menos que trabajar para los Servicios de Inteligencia del Estado. La ridiculización de quienes hacen esa tarea es total.
2) Pudo acomodarse al delirio de la realidad
El mundo actual parece haberle “corrido la cancha” a la ficción: hace poco, por ejemplo, un pastor evangélico de Chaco alegó “un milagro” al descubrir que pesos se transformaron en dólares en su caja de seguridad bancaria.
Incluso con semejante competencia, División Palermo encontró la manera de seguir riéndose de la realidad. Todo lo que sucede en torno a la Ministra de Seguridad y un séquito de asesores sólo preocupados por las encuestas y “lo que garpa” en el electorado es la mejor prueba de ello.
O lo que pasa con el candidato opositor, que aún cuando es pescado in fraganti confesando actos de corrupción, termina ganando las elecciones.
3) Se ríe de la derecha y de la izquierda
Nadie se salva del filtro delirante que atraviesa la mirada de la serie. División Palermo se vuelve a reir eficazmente y por igual de la corrección política de izquierda y la insensibilidad de la derecha.
Incluso, en lo que parece una coincidencia insólita con la realidad cordobesa, hay hasta una escena de una movilización popular de ecologistas y hippies que se manifiestan para impedir que talen un árbol.
4) Santiago Korovsky, el antihéroe perfecto
El creador y uno de los guionistas de la serie (la lista de escritores es bien extensa) vuelve a ser una suerte de Woody Allen porteño y joven, como le dicen hirientemente los servicios inteligencia, “un cara de nada” con una imagen de sí mismo que nada tiene que ver con la realidad. Y su contraparte femenina, Pilar Gamboa, también brilla como chica en silla de ruedas, ahora disfrutando de una sexualidad plena.
5) Un elenco ampliado
Más allá de protagónicos, la serie es un logro colectivo. En esta nueva temporada hay nuevos personajes que representan a nuevas minorías, y todos aportan muchísimo al resultado final. Además, hay participaciones especiales sumamente divertidas: Martín Piroyansky, Juan Minujín y por supuesto, Charo López y Martín Garabal como policías corruptos e ineptos, entre otros.
¿Lo malo? Aparentemente, aquí termina la historia y no habría tercera temporada. Ojalá que eso sea sólo un mal chiste.